El viernes 11 de octubre, Alex Anwandter se presentó por segunda vez en el año en Buenos Aires, como una cuestión de deuda con gran parte del público que no fue a la última edición del Lollapalooza. El artista chileno regresó rápidamente para hacer un show explosivo en Niceto Club con una duración tres veces más larga que lo que fue en marzo en el Hipódromo de San Isidro. Un repaso por su discografía, porque como anticipó en entrevista, fueron más de veinte canciones las que sonaron. Fue un recital intenso donde el baile solo se detuvo cuando había que estar en silencio y llorar por dentro. Un artista como Alex desmantela la hipocresía con breves irrupciones en el micrófono, confiando que el mensaje se transmita en sus canciones.
La celebración arrancó con “Amiga”, canción que dio nombre a su segundo disco solista. Entre el repentino movimiento de gente bailando de un lado a otro, el setlist abrió lugar a otra parte de la trayectoria del artista. Para sus oyentes con más antigüedad, Alex siguió con uno de los éxitos de su antigua banda Teleradio Donoso y un mensaje que sigue vigente: “Solo nos queda a veces bailar.” Luego continuó en ese juego temporal de levantar el polvo con “Casa latina”, de su otra arista en solitario, Odisea. Ya con la pista caliente, el chispazo de un primer acorde fue suficiente para que el público entendiera que seguía “Siempre es viernes en mi corazón”, y ahí fue cuando todo estalló en gritos. Alex demostró sobre el escenario cuan fructífera es la vía emotiva de un himno pop para denunciar las injusticias del planeta. “La iglesia me mandó al infierno/El congreso dice que estoy enfermo,” rezaba sobre el escenario, demostrando cómo la música se puede cargar de una potencia política para hacer del pop un arma de doble filo: baile y conciencia.
La noche siguió con el neón de su segundo álbum, “Traición”. Luego se detuvo para agarrar la guitarra y contar que en sus días en Argentina había aprendido un par de palabras, una de estas era “manija” y la otra “paki”. Se jactó de que Teleradio Donoso era una banda muy paki y dedicó la última canción de este proyecto a “todos los pakis de la sala,” pidiendo por favor que se vayan a hacer sus privacidades a otra parte. Entre unas pasadas fugaces de canciones increíbles como “Axis Mundo” y “Shanana”, llegó uno de los momentos más emocionantes de la noche: Alex contó que en una de las entrevistas que le hicieron en Buenos Aires, apareció el periodista con los ojos hinchados y cuando le preguntó qué le había pasado le respondió que le habían “pegado por puto.” “Esta canción es para vos,” dedicó entre un silencio helado quebrado por un grito entre el público que dijo “¡estoy acá!” La banda abandonó el escenario y solo quedó el tecladista para interpretar la escalofriante “Manifiesto”.
Siguió “Latinoamericana”, una canción que rompe las fronteras de las problemáticas sociales entre los países y resalta que las luchas son las mismas. Luego una aclaración: “Por favor, quienes están mal de amor vayan un poco a la entrada porque vienen dos muy emo,” dijo Alex antes de “Intentarlo todo de nuevo” y “Te enamoraste”. Esa combinación entre crítica social y cuestiones del corazón fue el motor de su show, chocando su figura romántica con su figura de lucha. Cuando llegó el momento de su primer disco Rebelde, sonaron grandes éxitos como “Que se acabe el mundo por favor”, dedicado con sarcasmo y risa a Macri y a Pinochet. Le siguieron “Tormenta”, “Rebelde”, y ya había pasado más de hora y media del show pero todavía había energía para rato. Arriba y abajo del escenario eran dos masas que se atraían una a la otra como imanes. El público enloquecido gritaba el estribillo de “Hazlo más fuerte” en una marea de voces que retumbaba y Alex bajó del escenario con “Locura” a recibir sus abrazos ganados. El artista pop chileno se llevó consigo el cariño de toda su gente, luego de haber dado un show con energía para repartir. Alex Anwandter es una voz resistente contemporánea que confronta con fundamentos y si no estuviste esa noche, “¿cómo puedes vivir contigo mismo?”
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Foto principal: Agus Luna Castro.