A más de una década de su fundación, Bomba Estéreo ya no es una banda independiente de fusión tropical: es una institución capaz de representar a toda América Latina. Como nos contó la banda en una entrevista antes de su presentación, el show de Jungla Tour es de primera línea y está cargado de un fuerte mensaje ecológico. El sábado 24 de noviembre Li Saumet, Simón Mejía y compañía ofrecieron una experiencia multi-sensorial en el Konex.
Antes de que salieran los músicos al escenario, una pantalla ubicada en el patio del Konex mostraba un discurso ambientalista. Las voz de Li resonaba de fondo, avisando que íbamos a meditar juntos durante una hora y media. Tras exhibir postales de las consecuencias de la contaminación de la naturaleza a nivel mundial, una letras enormes preguntaban “¿Es esto civilización?”. Sin embargo, ese ánimo reflexivo pronto se transmutaría en el ritual del baile, una de las formas más ancestrales de celebrar la vida.
“Caribbean Power” y “Qué bonito” fueron las primeras canciones en ser ejecutadas por la banda. En la pantalla se empezaban a transmitir unas visuales que combinaban loros, guacamallas y serpientes con piedras preciosas y telas muy finas. Por su parte, Li vestía un traje verde metalizado. La sensualidad de sus bailes y su actitud dinámica eran contagiosas.
La oriunda de Santa Marta es una oradora carismática, así que se tomó un momento para agradecer a los presentes y reconocer que no era una tarde fácil para la ciudad, en referencia implícita al incidente que impidió la realización de la final entre River y Boca ese mismo día. Un detalle pintoresco sobre la vocalista fue su costumbre de comer frutas frescas de una bandeja en pleno setlist. Entre un tema y otro, aprovechaba para hidratarse con sandía y banana.
“Soy yo” fue otra de las pistas más coreadas al comienzo del concierto, y es una de las que mejor resume el mensaje de una agrupación que aboga por abrazar la libertad y dejar de lado los temores al rechazo y a la burla. “Caderas”, “Amar así” y “Ayo” siguieron para hacer vibrar a los presentes que bailaban sin recato y saltaban extasiados. “Somos dos” era otra infaltable en el repertorio y por suerte no se olvidaron de tocarla, brindando uno de los momentos más propicios para abrazos y besos entre la emocionada audiencia.
En el escenario, Simón parecía un pulpo al deslizarse de los teclados a las cuerdas y las programaciones en vivo. También se incluyó en la formación a un virtuoso percusionista que tocaba la tradicional flauta de mijo y se robó el show al final de “Duele”. Además hubo lugar para algunos cánticos y pregones africanos entonados por él mismo. Más adelante, se dio paso a un acordeonista invitado que brindó un solo brillante que evocaba el vallenato de grandes cantautores colombianos como Rafael Escalona.
Mientras tanto, Li aprovechó para irse y hacer un cambio de vestuario. Cuando salió de nuevo lucía un traje multicolor con una tupida corona de flores en su cabellera. La segunda mitad del show estuvo protagonizada por las canciones más potentes e invitó a “perrear como si no hubiese mañana” para que juntos llegáramos al clímax de la meditación. “To My Love”, “Cumbia Psicodélica” y “Fiesta” terminaron de encender la noche que recién había caído sobre la ciudad.
Luego de presentar a todos los músicos que hicieron parte de la banda en ese recital, y al grito de “¡Préndelo!” llegó el tema que coronó con llamas la presentación: “Fuego”. Una versión extendida de ese hit en la que se coqueteó con la cumbia colombiana, nutrida de tambores y ralladores, fue la última oportunidad de los presentes para entregarse a la danza y cerrar el ritual de aquella noche de primavera tropical. Quedó claro una vez más que Bomba Estéreo ya no es una agrupación emergente: es un huracán rítmico que se come cualquier escenario.
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Foto principal: Melissa Restrepo Berrio.