Un martes cargado de emociones y música es de lo que fueron testigo, una vez más, las paredes de Niceto Club, en el nuevo formato de los clásicos Martes Indiegentes, ahora IndieFuertes, que no se ata a ningún día de la semana. Es que el ciclo concluido fue tanto plataforma de consagración de bandas en el indie nacional, como de despegue y primeros pasos para muchísimas otras que tenían el honor de compartir escenario con bandas de calibre un poco más grande, y abre paso a un nuevo abordaje en el que se busca que los recitales sean impulsadores de escenas de otras provincias, como fue el fenómeno mendocino que abarrotó Niceto todo este año.
El debut tenía anunciado a Morbo y Mambo, Alicia, Cuerpo y Yeyo, dando así cabida a bandas ya amigas de la casa y que se codean con las mejores del país, sin olvidar proyectos nuevos que siguen la línea y la primera idea del ciclo. Después del set de Yeyo en el lado B, Cuerpo abrió el lado A debido al lleno del lugar. Lo que se preveía como una tocada en el lado B terminó convocando a más gente de la esperada en el escenario principal, con un show muy fluido y condensado, con voces graves y pesadas que le daban un misterio sobre cascadas instrumentales que servían de colchón y motor para el público sumergido en el aura que se estaba creando. Post este abre boca, Yumber Vera, el organizador y curador del evento, dio un pequeño repaso a manera de discurso sobre lo que fueron los últimos tres años con los Martes Indiegentes y lo que les espera en el futuro. Recalcó, además, la brecha que existe en la música argentina, entre lo que se cree que es el formato antiguo del rock nacional y lo que hacen las bandas indie nacionales hoy en día.
Después vino la sorpresa de la noche: lo que había empezado como un anuncio un poco confuso vía redes sociales se materializó en un acústico de nada más ni nada menos que Simón Poxyran, “el padrino del ciclo” como lo describió Vera al presentarlo. Solo, encapuchado y sentado en una silla, Simón desplegó sus clásicos y algunos temas nuevos de Perras on the Beach, que prometió serán interpretados con toda la banda en el ATP en Niceto este 10 de septiembre. Con su guitarra y su drum machine, le dio el toque melancólico a la velada al cerrar con una cálida rendición de “Doppelganger“. Sus ultimas palabras antes de levantarse resumieron los casi 10 minutos de show: “¡Aguante la música!”.
Ya con el ambiente cambiado gracias al mendocino del momento, su sidekick Luca Bocci, se trepó al escenario con su banda Alicia, con la que inundaron la sala de rock progresivo, con momentos sinfónicos, de guitarras apuradas y distorsionadas. La voz de Luca se iluminaba y tomaba distintas direcciones, como pincelazos, creando una fusión que evocaba rock tradicional pintado de tonos contemporáneos. El destello de los miembros de la banda era individual ya sea en un solo de sintetizadores o en un riff agresivo, o incluso en remates que servían de punto de quiebre en algunos temas. Los mendocinos mostraron su virtuosidad como músicos, recordando algunos de sus temas clásicos como alguno nuevo que se pudo colar en el set. Alicia impuso el pie firme de la noche, el rockero misterioso que hace que las bandas pequeñas del indie nacional dejen de parecernos tan pequeñas.
El ambiente de despedida definitiva y de bienvenida a lo que viene para las semanas en Niceto se sintió mas de una vez en el show de Morbo y Mambo, que aprovecharon la noche para hacer dos cosas que iban de la mano con la temática: presentar en su totalidad y despedir su último disco Boa, y presentar algunas de las nuevas canciones que sonarán en su próximo, Muta, que como su nombre nos puede dar pista, parece tomar una dirección un poco mas electrónica y oscura, sin perder la esencia del baile que siempre han tenido los marplatenses. La perfección con la que Boa fue ejecutado es la de esperarse de un disco de casi tres años: el disfrute de quienes lo hacían era notorio y contagioso, siempre buscando el agite y los momentos de hipnosis reflejado en el constante movimiento del público.
Los temas nuevos de Morbo y Mambo son la perfecta combinación de renovación e identidad, tomando un ángulo distinto. La banda no deja de ser el grupo bailable predilecto del indie local, teniendo esto como prioridad. Todos los espectadores más de una vez nos vimos perdidos en la música y sujetos a lo que quienes estaban en frente nuestro decidían hacer y a donde nos quisieran llevar. Morbo y Mambo termina de caracterizar su sonido, de definir su propuesta en vivo y tras guardarse de los escenarios por un tiempo, van a dejarse ver de nuevo en octubre, en el mismo Niceto, esta vez con su nueva propuesta, a consagrarse con un tercer disco como una de las bandas para categorizar como “grande” de la propuesta nacional.
La noche cumplió su función: cerró varios capítulos y dio paso a muchos nuevos, tanto a historias para contar en la pista como a lo que se viene para algunas de las bandas. Y lo hizo de la única manera en la que un ciclo de este calibre podía transformarse: con buena música llenando el venue que ha servido de catapulta para una escena cada vez más activa y que pide a gritos romper la grieta.
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Foto principal: Morbo y Mambo, por Julieta Briola