Los momentos se convierten mucho más especiales cuando son los más esperados, y es que Kurt Vile llegaba a Lima por primera vez tras su segunda gira sudamericana, siendo una de las figuras más deseadas del rock americano de los últimos años.
Pese a una perdida peruana en el partido de fútbol de Perú vs. Brasil, el cantante de Turbopotamos, Humberto Campodónico, con guitarra en mano y apoyado por una caja de ritmos, cambió todos los animos y calentó la velada para lo más esperado de la noche.
Con una sala abarrotada, Kurt apareció con muchas ganas de tocar que se veían reflejadas en sus manos y ojos inquietos buscando su guitarra —no tardaría mucho en dar cuenta de ella— y porque todo esté en orden a pesar de ser un profesional que tiene un crew a su cargo, estuvo muy interesado probando los sintetizadores y que todos los instrumentos estén al 100%. Sin pocas palabras y un simple saludo cordial al público limeño, Kurt Vile and The Violators empezaron con “Dust Bunnies” de su último álbum B’lieve I’m Goin Down… (2015, Matador).
Kurt es un guitarrista con más capacidades de las que demuestra en sus discos, donde se le ve más comedido a la hora de desarrollar sus solos. En directo, el grupo le deja la libertad necesaria para alargar las canciones sin que nunca desemboquen en despropósito.
Pese a que la mayoría del concierto estuvo centrado en su último álbum, hubo tiempo para desempolvar la celebrada “Wakin’ On A Pretty Day“, uno de los temas centrales de Wakin’ On A Pretty Daze. Es en estas canciones largas —lo mismo pasa con “Pretty Pimpin‘”— cuando Vile termina de demostrar su genio con las melodías y la guitarra. Aunque siempre ha vivido directamente de los movimientos de rock clásico de los sesenta y setenta, quizás sea en este tipo de canción donde más clara se ve esa influencia y también donde más cómodo se encuentra.
A mediados del concierto, su grupo se tomó un breve descanso y se quedó arpegiando su guitarra durante un par de canciones. Quizás fuese porque venía de tocar las canciones más movidas de Blieve i’m going down pero demostró el por qué Spotify Sessions le dedicó una portada ilustrada donde se jugaba con sus dedos, y es que Kurt es un excelente guitarrista que tiene sus manos dedicadas a las cuerdas para el folk, sin embargo hay muchas dosis de noise, de convertir lo análogo en ruido con la guitarra acústica, que notariamente fueron infuenciadas por Thurston Moore en su primera gira por estos lares, y que fue un hecho encandilador para el público.
La banda no tardó en volver para empezar a profundizar en el extenso catálogo de Vile, que bien podría ir modificando casi todos sus setlists a medida que avanza la gira sin que hubiese deterioro alguno en sus conciertos. “Freak Train” resultó especialmente impresionante, con un final alargado en el que los cuatro miembros del grupo crearon un muro de sonido tremendo, siendo esencial el trabajo al saxo del multi-instrumentalista Jesse Trbovich. Sin embargo aún quedaban los bises donde el estruendo y descaro de “Puppet to the Man” contrastó con una muy emocionante y recuperada para la ocasión “Baby’s Arms” que prolongó aún más nuestra sensación de que lo que veíamos no era real.
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Foto principal y video: David Rojas