Día 1
Corría el martes 11 de julio y Nueva York se preparaba para recibir a latinos de todos los destinos de América. Con un evento en el bar Sounds of Brazil, ubicado en el downtown de Manhattan, se dio apertura a la edición número 18 del LAMC (Latin Alternative Music Conference), evento que reúne todos los años a múltiples artistas del continente. Está curado, entre otras personas, por Tomas Cookman, director del sello National Records que se encarga de acercar al mercado norteamericano a bandas latinas. En ediciones pasadas participaron Gustavo Cerati, Miranda!, Calle 13, El mató a un policía motorizado y Astro, sólo por nombrar algunas.
La fecha de hoy tenía como foco a bandas de Venezuela, y mostró un panorama amplio de estilos y de temáticas. Hubo momentos de baile, de descontrol, de saltar, pero también hubo momentos de reflexión. Cargados por la situación social que se vive en su país de origen, los artistas recordaron a su patria en distintos momentos y se unieron, seguramente de manera tácita, en el mensaje de aliento y esperanza. Además, hubo dos bajas: estaban programados shows de los raperos Akapellah y Apache que, aparentemente, no pudieron entrar al país.
La noche la abrieron Los Mesoneros, unos rockeros alternativos que se juntaron en 2006. Con influencias que pueden pasar de Cerati a The Police, y de Muse a Café Tacuba, metieron mucho pulso rockero con distorsión; aunque por momentos le hacían honor a su patria utilizando elementos del “valse” y el “joropo”, estilos clásicos de sus país. También tuvieron un pasaje más funk con los temas “Solo” y “Juntos”. Cerraron con puro “sabor venezolano”, según el líder Luis Giménez, tocando el tema “Mientras”, cuyo puente repite como mantra “Sanará nuestras venas abiertas”, en referencia al contexto político y social de su país.
Luego llegó Elastic Bond, banda formada por la cantante hondureña Sofy Encantó y el productor venezolano Andrés Ponce. Ellos describen su estilo como soul psicodélico tropical, y cantan en inglés y español. Pero su show contó con momento más cumbieros, momentos funk, y momentos de pop muy playero. Hubo mucho groove y, por supuesto, mensajes de esperanza para los venezolanos. Dedicaron la cumbia “La curandera” a “todos los guerreros del país que luchan por su libertad”.
Siguió Viniloversus. Venían presentando su último trabajo, Days of Exile, en el que no sólo se pusieron más oscuros, sino que cambiaron el español y pasaron a cantar en inglés. La mayor parte del show estuvo compuesta de estos temas nuevos, pero dejaron lugar a algunos de sus clásicos como “Dos secretos”, que fue cantada por la mayor parte del público, pero todo bajo el rock con sello indie que abraza la banda. De a ratos había arreglos que remitían a los primeros Arctic Monkeys, mientras que gran parte de la producción de las guitarras podrian hacer honor a The Strokes. El cantante Rodrigo Gonsalves habló casi todo el show en inglés, para no dejar afuera al público local. Pero cualquiera se podría haber olvidado de ellos con tanto latino dando vueltas. Cerraron el show, obviamente, con un mensaje para Venezuela.
El cierre estuvo a cargo de la banda de reggae Rawayana. Tuvieron un show más acotado porque la noche arrancó con demoras. Pero con el público como vara medidora, se puede asegurar que tienen la popularidad, el estilo y el carisma suficiente para cerrar la noche y entretener, aunque sean pocas canciones. La banda tuvo varios pasajes instrumentales, algunos de reggae clásico y otros más cercanos al ska, pero todos con precisión. El momento más alto fue con “Funky fiesta” de su disco Trippy caribbean del 2016.
Día 2
La música en el segundo día del LAMC tuvo lugar en la zona este del Central Park, en pleno corazón de Nueva York. Fue un show gratuito. El sector estaba delimitado por un vallado, había puestos de comidas y bebidas y si el plan era tomar cerveza había que mostrar un documento a cambio de una pulsera, porque así es cómo funcionan las cosas en este lado del mundo.
Mientras preparaban el escenario, se podía escuchar de fondo a Bándalos Chinos, El Mató, y Juan Ingaramo, entre muchos otros. El sol y el calor intenso no eran un impedimento para estar ahí. Había mucha gente que pasaba a ver y se quedaba y ocupaba unas gradas que había al fondo del terreno. Los que sabían lo que iba a pasar se juntaban pegados al escenario.
La estrella en ascenso Princess Nokia fue el acto de apertura. Con un video de imágenes vintage de Nueva York, arrancó con “Tomboy“, track que se dispara con el sonido de un motor de auto rugiendo. Mientras subía el beat, la rapera entró a los saltos y todo lo que estaba abajo del escenario se agitó. Cuando terminó el tema, entre aplausos y gritos, la rapera con ascendencia puertorriqueña gritó “Fuck white supremacy” y eso fue seguido de “Me gritaron negra”, una canción de la compositora peruana Victoria Santa Cruz que se escuchó de fondo.
Habló en todo los espacios entre canciones, dejando en claro su lucha por los derechos afroamericanos. “Creo que esta es una generación de héroes. Este es nuestro viaje, no sólo mío” gritó en inglés. Pero esa ira que demuestra en las canciones, se borra por completo en los momentos de aplausos y gritos del público. Respondió todos los “I love you” de la gente con un gesto de ternura y diciendo “I love you too”. En la segunda mitad del show el setlist se puso más old school, con bases más clásicas, y aflojó un poco con los discursos. Solo paró un momento para contar que venía de hacer su primer gira y que estaba agradecida a Dios y al universo por todo lo que le pasa. Después de eso hizo dos canciones más y se despidió con el deseo hacia el público de que “expandan su mente y se amen mucho a ustedes mismos”.
En paralelo, en el donwtown de Manhattan empezaba un showcase con foco en los sonidos de España con referentes de varios estilos, como Amaral, el rapero C. Tangana, Nunatak, la soulera Nora Norman y Los Nastys.
De vuelta en Central Park, con un público lleno de latinos, en especial chilenos y mexicanos, Mon Laferte cerró el día 2 del LAMC. Unos días después, dijo en una entrevista que “no podía creer estar tocando ahí”, y que “mucho menos esperaba que el público cantara” sus temas.
Entró primero la banda, todos hombres vestidos con un traje que era un poco verde, un poco celeste. Arrancaron a tocar la balada “Tormento” que abre su disco de 2015. Cuando faltaba poco para arrancar a cantar aparece la cantante con un vestido rojo brillante, brazos tatuados, pelo oscurisimo. Y empezó.
Hubo unos pocos momentos tranquilos, ya que la banda pensó que al ser un show abierto, tenía que lograr divertir a las personas y hacerlos bailar. Y lo lograron. La cantante explotó su rango vocal al máximo, pegando gritos que se escuchaban perfecto con el micrófono lejos y sosteniendo notas durante varios segundos. A medida que avanzaba el show, la chilena se iba soltando y empezaba a bailar, a sacudir los brazos, a bromear con su banda. Cada vez que un músico se destacaba lo reconocía y pedía aplausos.
Cuando llegó el momento de “Amárrame”, cumbia que interpreta con Juanes, pidió a todos que bailaran y que se movieran de un lado a otro. Lo mismo pasó con “Yo te qui”.
El show cerró con la cancion “No te Fumes mi Marihuana”. Esa noche la versión duró bastante más de lo normal, ya que aprovecharon para agitar e interactuar con el público. En un momento, la cantante pide a la banda que toque más bajo hasta que ella de la orden de subir. La orden fue el grito de “¡todos con las manos arriba como si todo Nueva York hubiera fumado marihuana!”, y todo fue un descontrol en el público. La canción termina con un poderosísimo grito en contra de que le fumen su marihuana: “Nunca más”, estirando la última vocal. Y entre aplausos y saludos, la banda agradece y se pierde en la escena.