Día 3
La tercera jornada del LAMC 2017 tenía una doble fecha que arrancaba a la tarde en Sounds of Brazil, con un acústico. Allí participaron Alex Anwandter, Beatriz Inferno, Buyepongo, Javiera Mena, Gepe, Jesse Baez, la española Nora Norman, Síndrome Moscow y Silvina Moreno. Sin que esto terminara, en el Highline Ballroom, ubicado en el barrio de Chelsea, en Nueva York, se abría el Indie Showcase, con participación argentina y con las dos revelaciones de esta edición de la conferencia: el rapero A.CHAL y el ya mencionado Jesse Baez. En esta noche no hubo ningún reclamo.
La apertura estuvo a cargo de Indios. La fecha salió casi de imprevisto. Joaquín Vitola y Nicolás de Sanctis, voz y guitarra, tenían programada una gira por México para promocionar Asfalto, su último disco. Así que pasaron por la Gran Manzana en formato dúo para darse a conocer y plantar alguna bandera para el futuro.
Con una acústica, un teclado y unas baterías programadas, esta versión acotada de Indios dio buenos resultados. Después de abrir con “Asfalto”, primer single del disco, Joaquín se presentó en inglés. Luego, fueron alternando temas de los dos discos.
Cuando podía, Joaquín se salía del teclado para caminar el escenario, como lo suele hacer cuando está con toda la banda. Iba de una punta a otra, caminando con fragilidad, llevando su cuerpo flaco y alto hasta el borde del escenario. Cuando llegó el momento de “Ya pasó”, uno de sus hitos de su disco debut, el cantante se sentó en el parlante que estaba al frente del escenario y le cantaba de cerca a las personas que estaban ahí.
Hacia el final del show, en español, Joaquín le preguntó al público de dónde venían. Bolivia, Ecuador, Venezuela, Chile, Rosario. Todo eso se escuchaba. Entonces pregunta “¿Y si todos somos uno?” Y mientras se ríe, Nicolás arranca a tocar su última canción, “Tu geografía”. Cantan, bailan. Joaquín se movía a lo Elvis, miraba al público con desafío para que lo acompañen en el baile. Cuando terminan, agradecen, se miran los dos músicos y chocan los cinco con gesto de sorpresa, de no poder imaginar que acaban de tocar en Nueva York.
El segundo acto lo llevó adelante Juan Ingaramo con su banda. Con una larga intro de presentación, la banda presenta al artista que entra en escena y se queda en silencio, expectante. Estaba vestido todo de negro, con una musculosa, como si fuese un luchador de algún videojuego. Y mientras arrancaban con “Soltar”, Juan contó que era un privilegio estar ahí. Al terminar, presentó a la banda en inglés y siguió con el set. “The next song is called Comodín. How can I say comodín?”, dijo Juan y, entre risas, agregó “joker”.
Estrenaron una nueva canción, “Hace calor”, con una base de esas que se usan ahora que cruzan el rap con el R&B y tocaron todos temas del último disco, como “Mi chica” y “With You”. Y para el cierre se guardaron “Matemáticas”, track que grabó junto a Adrián Dargelos de Babasónicos. “You can dance if you want it”, sugirió el cantante con mucho respeto, a lo que la gente respondió, por supuesto, con baile.
Luego llegó A.CHAL, desde Perú, rapeando en inglés. Lo acompañaba un DJ y un metalero de pelo y barba larga con su guitarra distorsionada. Novedoso. Él, vestido con una chomba adentro de su jean recto y unas Nike como las que usaba Marty McFly, estuvo intratable. Se movía con velocidad por todos lados. Se bajó del escenario para rapear con la gente. Se paseaba por los sillones que había en los costados y se trepaba de dónde podía. En un momento se cortó el sonido de su micrófono y él siguió con sus letras levantando la voz para que se escuche. Al finalizar, se puso serio y contó que está es la primera vez que tiene un proyecto en serio en su vida.
Y justo cuando se iba del escenario, el presentador del evento Raúl Campos (conductor de la radio KCRW), lo frena y le cuenta que es una de las revelaciones del año. Junto con los auspiciantes, le entregaron una guitarra Gibson y una consola Pioneer de regalo. El rapero se abraza con todo el que tiene cerca y sale a los saltos.
Después entró Audri Nix, una rapera de origen puertorriqueña. Acompañada por un músico que tocaba la batería y también mandaba las pistas, dio un show tan intenso como agotador. El baterista tocaba tanto y estaba tan pasado de revoluciones que a veces la cantante quedaba algo opacada. Su show contrastaba con la cadencia de su disco. Lo que tocaba el batero respetaba las canciones, pero era definitivamente un exceso. Su momento más alto fue al principio, por el impacto generado. Aun así, fue un show cargado de sensualidad y sangre latina desparramada en un estilo muy norteamericano.
Llegó el turno de Jesse Baez. En una secuencia igual a la de A.CHAL, fue reconocido como la segunda revelación de la edición número 18 del LAMC. Pero antes de eso dio un show perfecto. Entró al escenario como si recién se acabara de levantar de la cama. Pero, al parecer, se levanta de buen humor. Ya desde el primer intervalo entre canciones estaba haciendo chistes y saludando. Repasó los temas de su único EP, B.A.E.Z, más toda una cantidad de tracks que aún no grabó o que están bien profundo en Google.
En un momento rozó la emoción, al descubrir que cerca del escenario había unos conocidos que no veía desde que eran chicos. Contó esa historia a todos y agregó “ellos son diplomáticos y yo… bueno, yo hago esto”. Más tarde, con una botella de agua en la mano, invitó a un brindis “por el éxito de todos nosotros” y agregó: “Hagan lo que les gusta y háganlo con las personas correctas y todo va a salir bien”. Después de eso se despachó con “Quiero saber”, un track bien bailable e ideal para terminar su presentación.
Y para cerrar la noche, Javiera Mena era la indicada. Ya no tiene nada que acreditar para demostrar qué rol ocupa en la música actual en Latinoamérica. Ella, al mando con sus teclados y una computadora, es acompañada por una baterista que también hace coros. Y, correteando por el escenario entre ellas, había dos bailarinas que se movían coordinadamente durante cada canción. El set estuvo compuesto por lo más bailable del repertorio de la cantante.
Javiera también dejaba sus instrumentos con un sample largo, para poder ir a cantar al frente del escenario y hacer coreografías con las bailarinas. En uno de los momentos todas sacan sables láser como los de Star Wars y simulan una pelea danzada.
“Es un placer verlos disfrutar de este show que hemos hecho con tanto tanto tanto tanto amor”, agregó Javiera antes de arrancar con “Yo no te pido la luna”, el último tema de la noche. Se repiten las secuencias de baile y Javiera aprovecha las partes instrumentales y se va al borde del escenario a chocar los cinco con el público.
La música se apaga, la banda saluda, y así se termina el indie showcase del LAMC 2017.
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Foto principal: Facebook de LAMC