Como mares que quiebran las rocas / O huracanes que llevan las olas / Así de fuertes somos.
Con estas frases cortas y contundentes abre Agua Ardiente, el último trabajo de Los Espíritus, presentado en dos fechas a sala llena en el Teatro de Flores. La letra corresponde a “Huracanes”, y ya camino al show en una primaveral tarde de invierno pensé: gran tema para comenzar un disco.
El esperado sucesor de Gratitud (2015, Independiente), salió el 1° de mayo de este año – cual regalo por el día del laburante- y esta era su primera prueba en vivo.
La noche ya arrancó caliente con la potente presentación de la Orquesta Típica Fernández Fierro, quienes a fuerza de estocadas tangueras se encargaron de abrir ambas fechas. Con su efusivo frente de bandoneones y de fondo una pantalla que mostraba en vivo cámaras nocturnas registrando los gestos de los músicos, la Fernández Fierro comenzó a marcar el clima de la velada.
Las molduras doradas del Teatro de Flores ofrecían un inmejorable escenario para esta fecha, y segundos después de las 21hs se abrió nuevamente el telón para develar a Los Espíritus. Con un ritmo hipnotizante, los acordes de “Huracanes” invadieron la sala. Así de fuertes somos. La frase resonó con voz firme y reformulé: gran tema para comenzar un show.
Inmediatamente y sin pronunciar una palabra siguió el muy celebrado “Jugo”, también el segundo tema del álbum y uno de los adelantos que meses antes habían lanzado calmando las ansias del disco nuevo.
Luego llegó el turno de “Perdida en el fuego”, y así uno a uno fueron sonando en orden todos los temas de Agua Ardiente, recordándonos que este no era un recital más: era una una celebración. Era la inauguración de una obra, en la que las cintas rojas se cortaron con riffs de guitarra y coros del público.
Se fue reafirmando tema a tema lo que muchos sintieron cuando escucharon el álbum, que tiene chapa de clásico, que es más que un puñado de temas: porque Agua Ardiente es un disco de canciones unidas por el hilo de los tiempos que corren. Nos habla a nosotros. Nos habla desde la calle. Nos habla sobre mujeres perdidas, sobre las miradas que aguantamos todos los días, sobre la tierra, sobre trenes que se cruzan y sobre nuestras voces que se van a apagar.
Esta primera parte del show tuvo varios puntos fuertes: además de la mencionada “Jugo”, se celebraron mucho algunos momentos como “Mapa Vacío”, “La mirada” y “Las armas las carga el diablo”. De fondo, visuales con la excelente estética que ya es un integrante más de la banda.
Luego de terminar con el nuevo disco llegó la segunda mitad. Suena “Perro Viejo” y vuela por los aires una de las tantas cervezas que bañaron el pogo durante la lista. A esta altura la banda disfruta tanto como la gente, con la dupla de voces Maxi Prietto y Santiago Moraes muy sueltos y alternándose para cantar.
Y así siguió la noche con esos temas que ya todos pondríamos en nuestra banda sonora: “Negro Chico”, “Vamos a la Luna”, “Lo echaron del bar” y “La crecida”, por mencionar algunos. Hay más pogo, algún canto anti-Macri, abrazos, otro vaso que vuela y sobre todo, muchas caras de alegría. Los Espíritus vuelven a recuperar alguna mística perdida de nuestro rock. Por suerte.
Finalmente cierran con “Noches de verano” y el agradecimiento se hace notar arriba y abajo del escenario. Entre aplausos pienso que es un gran tema para terminar.
La presentación de Agua Ardiente fue el disparo de largada de un disco que salió hace menos de dos meses, pero sonó como un clásico que escuchamos desde siempre. Fue el disparo de largada, y a Los Espíritus todavía les queda mucha pólvora por delante.
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Foto principal: Marcelo Romero