Sónar de noche
Viernes
El viernes, tras disfrutar del show de John Grant en el Sónar de día, tomamos rumbo hacia el inmenso recinto de Fira Gran Vía para perdernos en el desmesurado Sónar de noche. Y es que la inmensidad del recinto es tal que da vértigo. Pero nuestros pies, ya entrenados en estos menesteres, aguantan carros y carretas.
Raudos y veloces nos plantamos en el Sónar Club, el pavellón principal. El ilustre Jean-Michel Jarre, uno de los flamantes cabezas de cartel, estaba a punto de dejarnos boquiabiertos a la mayoría. Y es que ¿cómo no iba a pasar por Sónar uno de los pilares fundamentales de la música electrónica? Había mucha expectación por el espectáculo que el de Lyon nos tenía preparado. Estrenaba precísamente en Sónar la segunda parte de su proyecto Electronica. La primera parte, The Time Machine, se publicó a finales de 2015 y contó con las colaboraciones de, entre otros, Vince Clarke, John Carpenter, Boys Noize, Robert “3D” Del Naja (de Massive Attack), Air, M83, Fuck Buttons o Laurie Anderson. Está claro que el maestro se sabe rodear. Ahora llegaba el estreno de The Heart Of Noise, la segunda parte. Además el espectáculo iba a estar acompañado de unos visuales 3D entre temas clásicos y modernos. Unas estructuras móviles de leds y proyecciones hicieron de complemento perfecto para un show totalmente integrado en el siglo XXI. Algo que Jarre hizo muy bien fue alternar temas nuevos e inéditos, como “The Heart of Noise” o “Automatic” (con los que abrió) con auténticas leyendas del género, de las que luego hablaremos. En “The Heart of Noise” colabora con Gary Numan, Peaches, The Orb, Siriusmo, o Julia Holter. Espectacular fue el tema “Exit“, concebido mano a mano con nada más y nada menos que Edward Snowden, o “Brick England“, con los Pet Shop Boys. Ambos cortes nos pusieron los pelos de punta. Pero es que además, cuando Jean-Michel repasó los temas de sus gloriosos Équinoxe y Òxigene, lo hizo sabiamente, adaptando los sonidos a la actualidad, con bases, y detalles que los mantienen vanguardistas. Toda una lección de música de principio a fin.
Fue una lástima que el destino, o los maquiavélicos horarios, hicieran coincidir a Jean-Michel Jarre con Anohni. Imperdonable pero comprensible. Los festivales son así. A pesar de todo pudimos disfrutar del último tramo de la ahora definida como cantante. La voz de Anthony Hegarty (o Anohni) es una de esas maravillas de la música contemporánea. Su delicadeza atrapa y se apodera del oyente. El Sónar Pub se inundó con su letras protesta que cantan a la vigilancia de personas, la guerra de drones, los derechos de los trans y el ecocidio. Sumándose al propio Jarre, a Black Madonna y otros tantos este año en Sónar, aboga por la lucha contra un mundo cada vez más complejo. Su último trabajo, Hopelessness, se postula como imprescindible. Han colaborado en este trabajo Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never) y Ross Birchard (Hudson Mohawke), y ambos compartieron con Anohni el escenario. Además de las increibles imágenes de primeros planos emocionantes, como el de Naomi Campbell. Brutal.
Permanecimos en el Sónar Pub para darlo todo al ritmo de Red Axes. Dori Sadovnik y Niv Arzi son los componentes de este dúo de Tel Aviv. Se entregaron sobre el escenario con su espectáculo que combina sonidos que van desde el house al new wave pasando por guitarrazos tremendos. Imposible no bailar su temazo “Silver Bed“.
Entre tanto James Blake lidiaba con el tamaño del Sónar Club, aunque no fuimos partícipes de ello. Tras Red Axes y en el mismo escenario, el australiano Flume presentaba su esperadísimo segundo álbum Skin. El escenario Sónar Car estrenaba una nueva iniciativa que consistía en 7 horas ininterrumpidas de clubbing a cargo cada noche de un grande. Un recinto circular cuyos límites eran unas cortinas rojas, daban un aire Lynchiano y discotequero a un pabellón que desterró los habituales coches de choque al aire libre. El viernes fue Kieran Hebden, más conodico como Four Tet, el encargado de dejarse la piel en los platos. Lujazo.
El habitual del Sónar Richie Hawtin repetía, una vez más, en el festival que ya parece su segunda casa. El día 15 había iniciado su recorrido por el evento pinchando en un emplazamiento brutal: el Skate Agora de Badalona. El viernes por la noche, uno de los abanderados del techno actual rompió la pista con sus sonidos monolíticos. Tras la convulsa e hipnótica sesión, el cuerpo solo nos permitió terminar la perfecta noche de viernes moviéndonos como si no hubiera mañana con el siempre correcto John Talabot. Ideal para marcharse con una sonrisa.
Sábado
Si el viernes noche había contado con grandes nombres como Jarre o Anohni, el sábado no se quedaba atrás. Los eternos New Order tomaban el testigo de grande del Sónar Club. En cuestión de minutos la gran nave se encontraba atestada de fieles seguidores del legado que esta banda ha supuesto para la música reciente. Volvían con nuevo y magnífico trabajo bajo el brazo, un Music Complete que demuestra que aun nos queda mucho por ver de los ingleses capitaneados por Bernard Summer. El conciertazo comenzó con “Singularity“, cuyo vídeo nos mostraba las imágenes del documental B-Movie Lust & Sound in West-Berlin 1979-1989. La cinta retrata a la perfección el apogeo del punk y la subcultura del West Berlín de los años 80. El sonido tremendo del último disco de New Order nos revela que ha merecido la pena esperar más de 10 años el regreso de los de Manchester. Un retorno sin el bajista Peter Hook pero con la teclista Gillian Gilbert de vuelta. Energético comienzo marcado por los temas nuevos, como Restless o Tutti Frutti. Alternados con auténticos auto homenajes en forma de “Crystal” o la insuperable “Bizarre Love Triangle“, pieza clave del clásico Brotherhood. El post-punk y el new wave no se podrían entender si no es por ellos. Para su último LP se han rodeado de La Roux, Iggy Pop, Tom Rowlands y Brandon Flowers, por no hablar de la portada del dicso, de Peter Saville. El diseñador gráfico ha sido el creador de portadas de discos tanto de New Order como de Joy Division. Todo parece encajar a la perfección, como encajaron “The Perfect Kiss“, “True Faith” y “Temptation” para finalizar por este orden el primer tramo del concierto. No podía ser de otra manera, la esperada “Blue Monday” abría los bises. El himno de las pistas de baile que jamás se pasará de moda nos subió al cielo, donde nos encontraríamos con Ian Curtis, objeto de obligado homenaje. Bajo unas enormes letras que decían “Forever Joy Division”, la imagen de Ian y las portadas de sus discos, sonó “Love Will Tear Us Apart“. Sin palabras.
Santigold ha hecho doblete en este Sónar. Se zampó a las multitudes en el de día e hizo bailar a otras tantas almas por la noche. La de Filadelfia no defraudó en el Sónar Pub. Tampoco se quedó atrás Kaytranada, el beatmaker canadiense. Su último disco 99.9%, ha traído no sólo un compendio del mejor hip-hop, soul, funk, etc., sino que nuevamente ha acercado la música al arte del salamantino Ricardo Cavolo, artífice del diseño de la cover del disco, y de los visuales hipnóticos que adornaron muy bien la acuación del canadiense de tan sólo 23 años. Sin duda, un gran hallazgo.
También a la altura de lo esperado estuvieron Booka Shade. El dúo de Frankfurt venía a celebrar 10 años de su gran Movements. Y qué mejor que en el escenario más grande para despacharse a gusto con su electrónica de club que nos recuerda buenos momentos vividos y sobre todo bailados. Luz, sonido y baterías electrónicas de buena madrugada.
Mientras todo esto sucedía, su majestad Laurent Garnier hacía felices a los afortunados que lograron entrar en el Sónar Car, el reducto circular con 7 horas de sesión. Nosotros estábamos agotados, pero aún había tiempo para otro paseito hasta el Sónar Pub (este año nos hemos movido bastante entre los dos escenarios) para darnos un buen empacho de Boys Noize con su contundente nuevo trabajo Mayday. Visuales espectaculares y mucha energía que nos entretuvo hasta tal punto que llegamos al final de Fatboy Slim y su “Praise You”.
Ben Klock fue la opción que elgimos para despedirnos del monstruo de festival que este año ha pasado por la electrónica, el hip hop, el house, el rap, el trap, el techno, el grime, la músic clásica… Todo un recorrido que estamos deseando volver a realizar. ¡Hasta 2017 querido Sónar!
–
Fotografía principal: Ariel Martini