El pasado viernes 28 de noviembre se llevó a cabo en el Ciudad Cultural Konex la inigualable celebración que homenajeó el décimo aniversario del sello Laptra Discos.
Con un creciente repertorio de producciones, nuevos artistas, y, sobre todo, un público cada vez más atento y receptivo a sus ofertas, Laptra hoy se encuentra en el pico de la ola. Menester fue, entonces, materializar la dicha del fruto de todo ese esfuerzo en una fiesta donde todos seamos favorecidos.
El Festi Laptra fue una de las noches más intensas y emotivas del año, y eso se vio reflejado en el entusiasmo de todos los que le dieron vida. Fue una excelente excusa para celebrar los grandes lanzamientos del año, como el temprano y penetrante show de los 107 Faunos que llevaba a Últimos Días del Tren Fantasma como indudable protagonista, Antolín que continúa presentando su flamante EP Cajas de cereales abiertas sin premio, o el esperado momento en el que Las Ligas Menores se adueñaron del escenario tal como se adueñaron de este 2014 con su excepcional disco homónimo.
Con el mismo frenesí se rememoró en su momento a otro de los grandes agasajados de la noche: el disco homónimo de El Mató a un Policía Motorizado, piedra angular del crecimiento del sello platense que coincidentemente cumple la misma cantidad de años.
El festival funcionó como una perfecta oportunidad para conocer las diferentes propuestas englobadas en el sello. Con aclamación se recibieron las presentaciones de Mapa de Bits, Koyi Kabutto, Reno y los Castores Cósmicos, Félix, Los Subterráneos y los invitados de Polvo Bureau: Vacaciones en Globo.
Exaltación casi insostenible se experimentó con los platos fuertes de la noche: Atrás Hay Truenos, Mi Pequeña Muerte, el séquito visceral que acompaña a Hojas Secas o el inevitable furor que acompañó el cierre de la mano de Bestia Bebé.
Y así, con cuerpos destrozados y rostros llenos de emoción se despidió la celebración del Konex, en un deseo colectivo porque el sueño del sello Laptra y las bandas que lo hacen posible dure un poco más que una eternidad.
Fotografías: Mariela Cobos