“¡Qué noche se viene!” había anticipado Juan Pablo Masquef, el líder de Ruido, una acertada decisión como banda soporte para esperar a Franz Ferdinand y calmar las ansias. Siguió luego Maxi Trusso; sus canciones “Nothing At All” y “Please Me” sirvieron como guiño al sonido cargado de sintetizadores que vendría después.
A las 21:15 entraron rápido Bob Hard, Paul Thomson, Dino Bardot y Julian Corrie. Alex Kapranos miraba la escena de lejos, dando un respiro profundo, pisando fuerte desde el escalón al escenario como una pequeña elongación antes de entrar y recibir con brazos abiertos a un público mayormente adolescente que lo recibía a gritos. Comenzaron con la primera canción de su último disco, “Glimpse of Love”.
El quinto disco de la banda escocesa es una renovación, algo fresco cargado de sintetizadores y guitarras que incorpora a dos nuevos integrantes de la banda tras la salida del guitarrista Nick McCarthy: Dino Bardot y Julian Corrie, vecinos y amigos de Glasgow. Tras una gira agotadora, 22 países durante un año, con poco y nada de vacaciones, llegaron a Museum el domingo 7 de octubre.
Había una palpable sensación de familiaridad entre la banda y el público. Kapranos se dirigía como un predicador: “Can you feel me? Can you feel the love tonight?”, mientras se movía de un lado para el otro, acercándose y tentando a los brazos que buscaban agarrarlo de la camisa. Las canciones del nuevo disco eran la entrada de la noche, con el ritmo disco de “Glimpse” mezclándose con el comienzo de “Always Ascending”. Pero el plato fuerte fue el retorno nostálgico a las primeras épocas de la banda, a ese disco debut que sonaba una y otra vez en las radios, y las canciones se coreaban como en la cancha: el “do-do” de “Do You Want To” se mezclaba con la voz grave y seductora de Kapranos, un poco baja en comparación con las guitarras y batería. Entre la multitud se distinguía un pibe mirándolo a Paul con un cartel escrito con marcador, ilegible entre tantas luces, al que luego de 20 minutos Paul miró y sonrió. El revival del primer disco era poderoso: “Darts of Pleasure” y “This Fire” sonaban mientras Kapranos rebotaba casi en coreografía con la guitarra, saltando y abriendo las piernas en el aire. Tras unos segundos de acercamiento a la valla, un fan subió al escenario entre aplausos y acompañó en el bajo casi en el clímax del recital con “Take Me Out”, el himno que años atrás sonaba en las pantallas de MTV.
“¿Piensan que es una buena idea volver a la Argentina?” preguntó Kapranos con acento escocés. Al escuchar la respuesta presentó “esta canción es para todos los fans” y arrancaron con “Michael” para ir cerrando, en un punto álgido, los últimos temas de la noche.
La performance de Franz Ferdinand demostró que la banda se mantiene fiel a lo que es: un grupo interesante con todavía mucho para dar, liderado por un frontman tan dinámico como carismático, y un público que siempre irá al reencuentro.
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Foto principal: Pablo Brunotto.