El pasado jueves 5 de octubre, Las Luces Primeras se presentó en La Tangente con doble función; tras agotar la primera, una segunda abrió las puertas en horario trasnoche. La banda mendocina liderada Mariano Peccinetti hacía tiempo que no tocaba en Buenos Aires y las ansias se hacían sentir. Las Luces Primeras hace de la psicodelia un lenguaje para visibilizar su paisaje sonoro, un lugar cálido y frío a la vez, donde las diferentes tonalidades y temperaturas son indiscernibles.
El inicio fue con el trío de “Caballo con alas”, “Alfa dorada” y “Actriz”, abriendo un dialogo con el surrealismo a través de letras que transmiten a un imaginario cuentahistorias donde las emociones se diluyen. Las figuras son más primordiales en su concepto, la yuxtaposición entre el realismo y el sueño es un lugar donde se refugia su impronta. En la lírica se mezcla la fugacidad de un pegaso y de una actriz que viaja en el tiempo, las imágenes proliferan entre sonidos como visuales en la mente que pasan y se impregnan en una sensación envolvente. “Entre las nuevas flores hay un lugar/Es un mensaje para descifrar,” canta Mariano en “Alfa dorada”.
El sonido de Las Luces Primeras es una especie de pincelada atemporal con reminiscencias al sonido de los años sesenta. Guitarras viajeras y sintetizadores analógicos conducen por un trasbordo donde cerrar los ojos es una oportunidad para ver mucho más. Los colores de “Nubes en Saturnia” se complementaron con la siguiente “Paisajes en mi mente”, mientras la gente bailaba de un lado a otro permitiéndose fragmentar su noche y visitar el terreno de los sueños mucho antes de irse a dormir.
El repertorio variaba entre sus dos discos, así que de su Forestal Tape, pasaban a la exploración en un tamiz luminoso como el de su primer disco, Sensualista. No pasó la oportunidad de poder disfrutar de canciones poderosas como “Rímel”, “Láser astral”, “Los flamencos” y “Los ojos de Kon”.
Una de los momentos fuertes de la noche fue la interpretación de “Power paz”, el más reciente single de la banda. La mayoría del público ya se la sabía y de inmediato se incorporó al clima, porque quienes no lo conocían aún tampoco querían salir de ese estado de trance que subyace de sus melodías. “Power paz” es una gran oda a Las Luces Primeras, donde la fuerza verdadera se revela en la naturaleza interior. Es un adelanto de lo que será el nuevo disco y el puente que conecta a esa nueva isla que saldrá a flote el próximo año.
El cierre de la noche fue con “Mineral”, y con la percepción de que, a pesar de la oscuridad, Las Luces Primeras puede hacer reflejar nuestro sol con un puñado de canciones que disuelven y te alejan, aunque sea por un rato, de todo lo que nos rodea.
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Foto principal: Gonzalo López.