Desde el anuncio de su visita a Buenos Aires con solo diez días de anticipación, las especulaciones y trámites de reserva, entradas agotadas en pocas horas y anuncios de un segundo show, los últimos días transcurrieron como el tiempo desarticulado dentro de un sueño. En algunos instantes pasaron las dos horas de espera y las filas en el CCK hasta que se apagaron las luces del auditorio y sonaron los acordes distorsionados de sus guitarras electroacústicas.
Lee Ranaldo realizó seis conciertos en Brasil antes de cerrar su gira inesperada en Buenos Aires, donde adelantó canciones de Eletric Trim y repasó sus discos previos en un formato solista y semi-acústico. Así, en teatros, museos o galerías de arte, el ex guitarrista de Sonic Youth tuvo la oportunidad de acercarse a un público silencioso y atento para revelar sus nuevas composiciones tal como fueron creadas, con sus propios tiempos y espacios de improvisación que oscilan como las mareas a las que aluden sus letras.
El primer estallido sobre las cuerdas de metal en “Maroc Mtns” despejó las dudas sobre el sonido que nos deparaba la noche: aún sin el acompañamiento de su banda, el ruido y la intensidad de sus canciones estuvieron presentes. Además, la cercanía del escenario nos permitió apreciar con detalle los movimientos, roces y percusiones sobre el cuerpo de la guitarra que se multiplicaron con los efectos de sus pedales y los difusores acústicos de las paredes. Estábamos al mismo tiempo dentro de una gran caja de resonancia.
Con rotación de guitarras afinadas en distintos tonos, el setlist repasó canciones de Last Night on Earth y Between the Times and the Tides, más contextos e historias que Ranaldo suele compartir en cada ocasión: “Off the Wall”, to look in the eyes of your significant other; “Xtina As I Knew Her”, who was the most likely to succeed but never did; y “Thrown Over the Wall”, la canción que uno de sus amigos propuso como himno de la revolución en caso de que Trump gane las elecciones, como mencionaron varias coberturas y entrevistas previas.
Otra singularidad ocurrió durante la versión extendida de “Ambulancer”, en la que desplazó su mirada sobre cada sector del auditorio para hacer contacto visual mientras repetía everyone, everyone, everyone para terminar de hipnotizarnos a todos. Y después volvió a deslumbrarnos con “The Rising Tide” y un extenso relato de su adolescencia, sus primeras experiencias alucinógenas, mientras deslizaba el arco de violín por las cuerdas de la guitarra. Este recorrido alternó los momentos más veloces y distorsionados con los sonidos más sutiles, como el botón de la manga de su camisa que con un leve movimiento de muñeca se convirtió en un instrumento de percusión más sobre la madera.
A tono con su temática recurrente de olas y mareas, Lee Ranaldo finalizó el último concierto de su gira con “Ocean” de The Velvet Underground y prometió volver con su banda completa el año que viene, entre otros sueños cumplidos.
La foto de la portada es de Fernando Barrientos