En simultáneo a la edición argentina, Lollapalooza Chile arrancó el viernes 16 de marzo. El Parque O’Higgins albergó nuevamente al festival para la edición 2018. La primera jornada tuvo como platos fuertes a artistas de larga trayectoria: Pearl Jam, David Byrne y Los Jaivas.
Al mediodía abrieron las puertas del predio para dejar entrar al público, que desde temprano se había acercado. El rápido acceso y la corta distancia con las entradas permitió que la gente pueda llegar a escuchar a los locales de Cómo asesinar a Felipes. Estos presentaron su fusión de hip hop con jazz con una muy buena respuesta por parte de los presentes.
Para el siguiente bloque fue el turno del chileno Pedropiedra con su show de corte más pop rock mixturado con ritmos latinos. Dentro del Movistar Arena, estadio que se encuentra dentro del predio, daba inició el Perry Stage con el set de Hedo. El armado del escenario de música electrónica en un estadio techado permitió simular la noche desde bien temprano para poder disfrutar de este ritmo como corresponde.
A partir de las 14 comenzó el bloque de bandas latinoamericanas en los tres escenarios principales. Primero los mexicanos de
Zoé en el Itau Stage, luego los brasileros Ego Kill The Talent llevaron el metal al escenario VTR Stage. Casi en simultáneo arrancaron los shows de Shoot the Radio, proyecto de Zeta Bossio, el supergrupo de tango electrónico Bajofondo y los chilenos de Los Jaivas.
La mítica banda chilena se presentó por segunda vez en el festival trayendo sus melodías folclóricas psicodélicas, frente a un público mayormente joven que disfrutó y bailó los ritmos del altiplano. La mezcla entre los vientos andinos, una percusión folclórica y los sintetizadores dan al grupo chileno un sonido que para los ’60 fue de vanguardia.
A las 17 horas fue el turno de los alemanes de Milky Chance. Los gritos de “wooo” entre cada canción mostraban la preeminencia de un público adolescente entre los que se acercaron a escucharlos en el escenario principal. El dúo se presentó con una banda que los acompañaba, dejando atrás las pistas con las que se hicieron conocidos en 2013 con “Stolen Dance”.
El siguiente show fue el más destacado de la jornada: David Byrne. El ex Talking Heads recibió al público con escenario sin instrumentos, solo con una mesa y un cerebro de plástico. Interpretó así la primera canción y para la segunda canción apareció escena la “banda móvil”, como él mismo la definió. Once músicos en traje gris con sus instrumentos colgados para poder acompañar al músico en los bailes y teatralizaciones.
La propuesta de Byrne fue uno de los giros estéticos y musicales más interesante que pudo verse en la jornada. La idea de una banda que pueda desplazarse generó un show sumamente dinámico y cautivante. Pese a que no fueron muchas canciones, algunos clásicos de The Talking Heads se hicieron presentes en la tarde de viernes dejando satisfechos a todos.
Después de esto fue el turno de los estadounidenses The National, que llegaban al festival para presentar su disco Sleep Well Beast. La banda de Ohio se impuso en base a su post punk con un tono épico. El cantante Matt Berninger se ganó al público sobreactuando su mala onda y tirando vasos de cerveza desde arriba del escenario. A esta altura el cielo ya era naranja y resaltaba los colores de la cordillera de Los Andes que se encontraba de frente al escenario.
A las 20 horas fue el turno de LCD Soundsystem, uno de los nombres fuertes de la jornada. ”Oh Baby” fue la canción elegida para despedir el sol. Una vez que llegó la noche empezó a sonar “Daft Punk Is Playing at My House”, dando inicio a un set bailable que invitaba al trance. A diferencia de Byrne, el escenario de LCD estuvo totalmente lleno: elementos de percusión, sintetizadores, consolas y grande equipos de audio poblaban cada rincón. El clásico “All My Friends” fue la canción elegida para cerrar un show memorable.
Finalmente a las 21:30 fue el turno de Pearl Jam, encargados de cerrar la jornada junto al DJ Galantis. Los de Seattle marcaron la cancha con el poder de “Corduroy” para luego bajar los decibeles con dos baladas. El hecho de ser el cumpleaños del bajista Jeff Ament o el cariño que siente por la ciudad de Santiago (manifestado durante el concierto) hicieron que la banda se entregue totalmente al público.
Jugando entre ellos y con una gran complicidad con los espectadores se hizo un repaso por la discografía de la banda en casi dos horas de show. En varios momentos, Eddie Vedder se esforzó por leer unas notas en castellano para dialogar con el público. Los estadounidenses se mostraron muy a gustos con su entorno, incluso llegaron a saludar a parte del staff técnico del festival por su nombre.
Cuando fue el turno de los bises, el cantante llegó con un nuevo papel para leer: “Queremos que mañana saluden a nuestros amigos los Chili Peppers y también queremos saludar a Roger Waters que es un genio”. Una vez que terminó de leer empezaron a interpretar “Comfortably Numb“. La seguidilla de “Alive”, “Keep On Rockin’ In the Free World” y “Yellow Ledbetter” marcaron el final del show.
Mientras la banda se iba, el cantante se detuvo a recoger cosas que le tiraron los fans y saludar. Antes de bajarse del escenario agarró el micrófono para decir en su español trabado: “esta noche voy a tomar muchas piscolas”.