Con un Niceto que explotaba en agotado, Perras on the Beach se presentó por segunda vez en el fin de semana para presentar su nuevo disco Flow de Cuyo en la noche porteña. El show del domingo fue ATP, así que se vio cómo la banda mendocina le devolvió a gran parte del público, lo que unos años se había fugado por una brecha generacional: el interés popular juvenil por asistir a un recital y escuchar la música en vivo, disfrutar un show y charlarlo en el colegio. Un corazón pendejo, podrido de latir por matemáticas, hace bien en distraerse por un tiempo. Pero Perras puede hacerte un domingo un ATP y el sábado un +18, su público no se estanca sólo en la gente de sus edades, sino que da un abrazo mucho más grande que incluye y expande la generación.
Quien estuvo encargado de abrir la noche fue ENDLRG, el proyecto de Gastón Ramos, conocido por manejar los sintes y tocar la segunda guitarra de Usted señálemelo. Gastón este año presentó su primer disco, El futuro. Para presentarlo en vivo, se acompañó por un par de amigos, entre ellos Fabricio Foresto en batería, quien después iba a tocar con Perras on the Beach. El futuro es un puñado de canciones muy poderosas, casi todas instrumentales y con una fuerte impronta experimental con tintes de jazz. Son canciones psicodélicas y en vivo se potencia la atmósfera, generando una especie de trance vanguardista del que parece no haber escapatoria. Se subió Cocó Orozco en “Lo que siento” y el clima fue hermoso. “El Zurdo” muestra su lado más versátil y verdadero, generando todo un rompecabezas de ruidos, unidos por una armonía futurista que rompe todo orden y encuentra, en el enigma, una forma de expresión.
Completamente a oscuras se empezó a escuchar el pisoteo del bajo y toda la gente reconoció inmediatamente que el show estaba comenzando. Se abrió el telón y con eso “Flow de Cuyo“. Aparecieron los Perras haciendo la mejor introducción para sus shows y también la canción que abre el disco nuevo, su carta de presentación. Se genera inmediatamente un clima agradable, de sonidos espaciales que hacen con los sintetizadores. “Todo está perdido, lo sé” canta Simón Poxyran como un guiño apocalíptico. “El mundo está jodido, tal vez hay que cuidarnos como aquella vez” y la gente enloquece en lo combativo pero pacífico del pogo. Perras on the beach dice “presente” pisando fuerte, en uno de sus shows más importantes de lo que va hasta ahora.
La segunda canción fue la ya conocida por todos “Una tuca“. La gente cantaba y se abrazaba, porque “Tuca” era uno de los primeros temas que fue apareciendo en las primeras presentaciones de la banda o cuando Simón lo hacía en formato solista. La cosa es que estábamos celebrando la primer siembra, la buena cosecha y Perras on the Beach llegó a esta presentación con cambios en su formación. Por eso se vivió como una consolidación, porque ahora tenían que defender lo que esta formación hizo, y con tanta gente celebrando definitivamente quedaba asegurado el logro.
Luego rompieron un poco el esquema mental que tenía en mi cabeza de presentación-de-disco y metieron algo de lo primero; resultó ideal. A la mierda la estructura. Sonó “Ramona” con una actitud mucho más punk, “que pin, que pan” dijo Simón durante el show y la noche atacaba con distintas sorpresas. Luego sonó “Mis amigos II“, esa relectura de aquel primer sentimiento de la banda. Pensar en “Ramona” es pensar un poco también en Usted señálemelo, ya que el trío formaba parte de Perras on the Beach. Con ese imaginario ya creado en la memoria colectiva, fue un gran regalo que el primer invitado de la noche sea Juan Saieg, hermano de Simón y vocalista de Usted. Interpretaron juntos una de las canciones más reflexivas del disco nuevo, “El futuro”, pensando en la vida y en la muerte. Tantas preguntas sin respuesta que se alivian con una canción poderosa.
En el momento que sonó “Turco X“, casi todos abandonaron sus instrumentos y se sentaron en el escenario de Niceto. Simón quedó de pie y presentó a cada uno de ellos: Laspi, Bruno, Fabri y Rodri, que estaba en las teclas. La primer frase ya te cautiva: “Mi cabeza es una heladera desenchufada/ todo lo de adentro se está derritiendo”. La gente cantaba y se movía de un lado a otro. La canción de a poco empieza a incendiarse, como el paso de la resaca a una nueva locura. Cada uno vuelve a su instrumento y el tema abandona la melancolía y se fusiona con la tonalidad del rap. Perras on the Beach te va metiendo en distintos mambos, con todo lo que eso amerita: una gran dosis de carisma, una lágrima de alegría y otra de tristeza. La reflexión se abraza al delirio y siempre parece una buena oportunidad decir las cosas que suceden, agraden o molesten.
La siguiente canción, “Fantasmas“, era sobre un fantasma que hace tiempo se dieron cuenta que en realidad no era un fantasma, sino un alien. Creo que varias personas sonreímos con tal dedicatoria. La canciones de Flow de Cuyo estaban sonando muy bien y en el fondo sabía que faltaba gran parte de lo mejor. Luego siguió uno de los himnos de la banda. Ya el primer tono armó una circunferencia en el público que estaba sediento de reventar en saltos. Uno de los riffs más pegadizos, y que sirve de tarareos en cualquier momento taciturno, se convertía en una bomba que estallaba en el piso cuando el círculo se cerraba: “Puchos“. Cuando la bomba estalló y sólo quedaron las cenizas de los puchos, siguió una ola de aplausos y la banda no perdió su oportunidad de dejar en claro su postura: ¡Aborto legal en el hospital! Y el público respondió entonando el canto popular de “Mauricio Macri la puta que te parió”.
Siguió otra de las canciones instrumentales de Perras, “Corda“, que sirvió de telón para el momento de abrir el corazón a un momento romántico: suenan “Las ideas” y entra Camila mientras Simón le dedica una canción de amor. Es la segunda canción en la que participa Machingo, uno de los vientos de Morbo y Mambo (lo había hecho anteriormente en “Tuca“). La pareja se desliza bailando por el escenario celebrando un hermoso sentimiento compartido, que termina con Camila haciendo smash y slam con el público. Hoy, demostrar tanto amor en público es un acto de resistencia frente a toda la mierda, como la que se refleja en una canción como “Municipálida“. De esta canción hasta se pueden encontrar demos en YouTube en su estado más crudo, cuando la canción recién nacía e igualmente encantaba a sus escuchas. Fue muy asombroso ver cómo esa pequeña semilla convirtió a Flow de Cuyo en un incendio forestal. La canción en el disco está increíblemente producida, pero su interpretación en vivo duplica la potencia en una rebeldía juvenil de carne y hueso. La canción es poderosa por su tinte antiyuta y por expresar de manera vivaz todo lo que acongoja en la calle. A todo esto se le suma una trompada más: la entrada de Wos, quien logra emocionar por su verborragia de la velocidad de un disparo. Esta unión de dos olas que siempre fueron por distintos mares, encontraron una cuenca y se dieron cuenta que eran ríos que podían conectarse y ser algo mucho más grande que un género: una generación que fluye.
Recordé la primera vez que a Perras en vivo, en el ciclo IndieFuertes. Era un especial mendocino donde tocaban junto a Usted señálemelo y Las cosas que pasan. De aquella vez hasta este domingo, en un pantallazo recordé todo lo que pasó en el medio y hay que admitir el crecimiento enorme de la banda y el paso, como ellos tanto dicen, de algo que empezó como un juego de niños y ahora es una forma de vida. La noche siguió con “Mis amigos” y mientras la gente celebraba ese grito de guerra rozagante y jovial, yo sólo veía la película de Perras on the Beach en mi cabeza y fue un lindo momento para analizar. Como cuando te corrés re loco en una fiesta a un rincón y te apoyás en la pared a reflexionar un rato sobre la existencia.
La siguiente sorpresa fue la aparición de Jvlian en “Australia“, ese lugar del planeta ideal en la mente de la banda. Jvlian había abierto la noche anterior, pero tuvieron ese rato de volver a dar saltos en el escenario de Niceto. El estribillo fomentaba un pogo profundo, mientras todas y cada una de las voces en escena, una ciclotimia sentimental. Algo que logró Perras on the Beach en esta nueva piel fue conservar y hacer madurar ese pequeño lunar que los separaba un poco, quizás, de sus hermanos de Usted, ese lado más gangsta y hip hop, tener ganas de quejarse y hacer de ese lunar, un lugar para tirarse de cabeza y nadar. Por eso “Sangucci” se vuelve una de las canciones más importantes y es donde la fiesta se empezó a despedir, bien arriba y con todo. Bruno rapea mientras Simón pasa a la batería, Fabri a la viola y Laspi al bajo, la formación rota, como lo hacen los planetas, mientras Rodri mira misterioso por debajo de su gorra y entra la familia entera de Perras on the Beach a saltar en el escenario. A esto le siguió una batalla freestyle donde volvió a entrar Wos. A diferencia de “Municipálida“, este era un duelo verdadero dónde se ponía en juego la rapidez de cada uno en rapear. Bruno la rompe, es descarado y le pone mucho humor y contenido; Wos demuestra por qué es el rey en lo que hace y vuelve a emocionar y a ser alabado. La batalla, aparte de esto, tiene una zapada psicodélica que despierta le reminiscencia de Pink Floyd en “Interestellar Overdrive“.
La noche cerró con la mejor canción del disco, “Pesadilla“, tema que ya se asienta literariamente en una generación: si tenés ganas de aprender, no vayas a la escuela porque no hay internet. Perras le canta a un público joven al parecer, pero después te arrebata la hipótesis absurda y te demuestra que los problemas planteados son universales. El invitado de esta canción fue ENDLRG, quien en el disco participa también con su pincelada futurista. La canción va atravesando distintos climas, cambiando de atmósferas y cuestiones a tratar; es una canción muy completa que se toca a tres teclados. Tiene una gran tela de sintetizadores y una letra poderosa, cargada de la filosofía del grupo.Perras pensó el show en vivo desde la itnroducción, y “Pesadilla” es el cierre perfecto, porque cierran combinando sus dos alas, con una breve participación hiphopera en una única canción. Vuelan muy alto, en una canción extensa que atraviesa todos los climas y cierra con un alarido de guitarra mientras la batería da el choque final. Toda la fuerza en un solo golpe.
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Foto principal: Camila Rodríguez.