Un año más, las cifras hablan por sí solas. Sónar Barcelona 2024, celebrado del 13 al 15 de junio, ha congregado, con sus más de 250 actividades, a un amplio público llegado de más de 90 países. El festival recibió 54.000 visitantes en su edición de día y 66.000 en la de noche.
Nuevamente la música ha convivido con la zona expositiva y congresual de Sónar+D. En esta edición se exhibieron más de 100 proyectos de 19 países. Cada año evoluciona para acercar la innovación y, especialmente, la Inteligencia Artificial al gran público.
Air, Marie-Davidson, Blackhaine, Loraine James, Kelly Moran y los mejores momentos del festival
Sónar siempre cumple con su filosofía de conjugar vanguardia, novedades, electrónica y experimentación gracias a su extenso cartel. En los tres días de festival disfrutamos de muy diversos estilos para todos los gustos.
El jueves, una de las apuestas más acertadas fue Valentina Magaletti, con un show de batería experimental aderezado con los efectos visuales de Theresa Baumgartner. Tuvo lugar en el auditorio bautizado como Complex+D, un escenario que este año visitamos cada día, pues la programación estuvo plagada de propuestas muy atractivas.
Otro escenario que suele copar nuestros favoritos es el Sónar Hall, esa nave profunda como una cueva, abrazada por unas impresionantes cortinas rojas. Fue allí donde, con tapones en los oídos, hicimos frente al show de Blackhaine. El británico se movió en una especie de performance diabólica entre visuales, oscuridad y bastante humo. Se dejó la garganta con su desgarrador espectáculo de noise y hardcore solo apto para ciertos paladares. En ese mismo lugar, pero con un registro completamente distinto, Sevdaliza regaló un espectáculo a lo diva del pop electrónico. Enfundada en cuero y haciendo un uso casi excesivo del ventilador, la iraní estuvo muy habladora y aprovechó para presentar algunos temas nuevos.
El jueves por la tarde contó también con la presencia de Olof Dreijer, mitad de The Knife. En esta ocasión venía acompañado por la percusionista Diva Cruz, dando una vuelta de tuerca a lo que nos tiene acostumbrados. El resultado fue una fusión de DJ más percusión que amenizó las primeras horas en el Sónar Village, el escenario exterior del recinto. Por ahí pasó también Toya Delazy, revolucionando al personal con su rap zulú y afrorave. Folamour fue el encargado de cerrar ese escenario con un set housero y muy festivo.
El viernes de día contaba con apetecibles aperitivos como el joven dúo UTO, representantes del synth pop francés. Ela Minus actuó en el Sónar Hall, que se llenó para recibirla. La colombiana lanzó en 2020 el LP Acts of Rebellion, del que se escucharon varios temas, destacando su ya himno “El cielo no es de nadie”.
Una de las artistas que más lo da todo en vivo es Marie-Davidson. La autora del aclamado “Work It”, del que Soulwax hicieron un pegadizo remix, lleva ya tiempo conquistando las pistas de baile con su show desenfadado y reivindicativo. Ya sea en su proyecto en solitario, o junto a su pareja Pierre Guérineau en Essaie Pas, la canadiense se desenvuelve como pez en el agua sobre el escenario. Canta, baila y sabe cómo aclimatar con los sintetizadores para que no se quede nadie sin bailar. Los 45 minutos de actuación se hicieron cortos.
En Complex+D, la pianista Kelly Moran deleitó con su elegancia y buen hacer. Se agradece poder disfrutar también de este tipo de recitales en un festival como Sónar. La norteamericana ha colaborado con figuras como FKA Twigs o Yves Tumor, pero en Sónar dio rienda suelta a su virtuosismo al piano. Un lujo irrepetible con un final apoteósico, en el que Moran dedicó el concierto a los niños asesinados en Palestina, mientras la bandera aparecía proyectada al fondo. Para acompañar el homenaje, tocó tres covers de Ryuichi Sakamoto, con la maravillosa “Merry Christmas Mr. Lawrence” entre ellas.
La afluencia de público en el viernes de día fue notable, especialmente a última hora, con Laurent Garnier como broche de oro. Se le reservaron nada menos que tres horas para cerrar el Sónar Village. Un reclamo que funcionó. Hacía tiempo que no se veía un llenazo así en las jornadas diurnas del festival.
Uno de los platos fuertes del viernes noche fue el concierto que celebraba el 25º aniversario de Moon Safari, el mítico disco de Air. Los de Versalles, acompañados por un batería, aparecieron dentro de una especie de caja abierta, vestidos de blanco impoluto. El enorme hangar que es el Sónar Club fue colonizado por el pop electrónico y elegante del Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel. Clásicos temas del dúo como “La femme d’argent” o “Sexy Boy”, que abren el disco y también abrieron su setlist, encendieron una mecha que duró todo el concierto. Las visuales psicodélicas nos hicieron viajar a un mundo idílico de pura magia.
La británica Jessie Ware debutaba en Sónar con su pop brillante, que incluyó una cover del “Believe” de Cher. Mientras, Jennifer Cardini mano a mano con Haai reventaban la pista al otro lado del recinto. Aún quedaba noche para la electrónica de Ben Böhmer, el siempre aceptable Kaytranada, el techno melódico de Adriatique o el omnipresente dominio de Richie Hawtin, entre otros.
El sábado, última jornada de festival, aportó nuevas joyas al cartel. Por el día, fueron artistas femeninas las que, en nuestra opinión, dejaron el listón más alto. En Sónar Hall, Loraine James hipnotizó. El show fue un viaje sonoro que tocó muchos palos. Un potente sonido y el acompañamiento de un joven batería se complementaron a la perfección. Por no hablar de los visuales con motivos urbanos entremezclados cual caleidoscopio.
Más tarde, el Complex+D albergó a Natural Wonder Beauty Concept, nuevo proyecto de DJ Python con la cantante Ana Roxanne. De nuevo, con cunos visuales cautivadores de supermercados o de Nueva York bajo la lluvia. Ellos consiguen que la melancolía se abrace con la vanguardia. Su álbum debut homónimo vio la luz en 2023 y pudimos degustarlo junto con una versión del “Wicked Game” de Chris Isaak, muy bien llevada a su terreno.
El Village estuvo en plena ebullición todo el día con propuestas de lo más surrealista como la del colectivo catalán Mainline Magic Orchestra, o Horsegiirl, pinchando con una máscara de caballo. Sin duda lo mejor en ese escenario el sábado fue la dupla de Miss Kittin y David Vunk. Y para cerrar, Stacey Hotwass Hale y DJ Paulette, unas veteranas de lujo.
El cabeza de la noche era Paul Kalkbrenner, DJ y productor con una larga trayectoria, que saltó al estrellato por su interpretación de un DJ en horas bajas por las adicciones en la película Berlin Calling. Los asistentes tenían ganas de trallazos y la actuación fue vitoreada y muy celebrada. Otros highlights de la noche fueron la belga Charlotte de Witte, Floating Points y Jasss.
Sónar+D deslumbra con propuestas centradas en la IA y variadas actividades
Sonar+D extiende sus tentáculos más allá del recinto del recinto y fechas del festival. Como cada año, hay actividades que tiñen la ciudad de Barcelona de vanguardia ya desde semanas antes del evento. Es el caso del espectáculo Music:Response, una instalación experimental audiovisual con música de The Chemical Brothers, a cargo de Smith & Lyall, los responsables de las visuales en los shows de los mancunianos.
En la rueda de prensa, tuvimos la oportunidad de charlar con ellos sobre los retos de llevar sus visuales a The Cube, en la Casa Batlló de Barcelona. La instalación se encuentra en el sótano del edificio modernista y consta de un cubo inmersivo en el que todo el espacio: techo, suelo, paredes y columnas, se convierte en pantalla. Los visuales más icónicos de los artistas van desfilando a ritmo de los conocidos temazos en una experiencia 360º.
Adam Smith & Macus Lyall llevan 20 años trabajando con The Chemical Brothers. La sincronía es evidente y los visuales son cada vez más espectaculares. El sábado presentaron el proyecto y repasaron su trayectoria en una ponencia en Sónar+D.
En el área expositiva cada día se celebraban unas sesiones llamadas Modular Jam que atrajeron a muchos curiosos. Se trataba de sesiones en vivo de algunos de los expositores de sintetizadores analógicos, de mayoría española, por cierto. Jueves, viernes y sábado, desfilaron por el pequeño escenario Oxi Electronic Instruments, Antonus + Patching Panda, Making Sound Machines + This is not Rocket Science, y Befaco + Tesseract Modular.
El programa de Sonar+D se ha centrado este año en la Inteligencia Artificial y en cómo artistas y diferentes industrias están incorporando estos avances en su día a día. En la zona expositiva había proyectos muy diversos a cargo de entidades, universidades o colectivos nacionales e internacionales, con espacios dedicados a la música, la ciencia, el gaming o la investigación.
Completaban la oferta instalaciones como el Espai Oniric -donde los principales estudios digitales de Cataluña mostraron su trabajo-, performances en el escenario Stage+D, o fuera del festival, el ya mencionado Music:Response y la instalación “Liquid Strata” de Joan Llort, Entangled Others y Daphne Xanthopoulou en el Pabellón Mies van der Rohe.
Tras otra exitosa edición, Sónar nos emplaza al año que viene, cuando tendrán lugar la 4ª edición de Sónar Lisboa, los días 11, 12 y 13 de abril; la 9ª entrega de Sónar Istanbul, el 9 y 10 de mayo; y la 32ª edición del festival en Barcelona, los días 12, 13 y 14 de junio de 2025.