Concluimos la séptima edición del Primavera Club con un sentimiento agridulce. Dulce por la indudable calidad de este festival de invierno, hermano pequeño del Primavera Sound; agrio porque un día después se confirma el rumor, y es que esta ha sido la última edición en Barcelona y Madrid. Finalmente, el primavera club 2013 se traslada a Guimaraes y Burdeos.
Además, los continuos problemas de localización y aforo (cierre temporal Sala Apolo y “falta de permisos” del Mercat de les Flors) han hecho que tengamos que decantar por una ubicación por día –como mucho dos-, sin la posibilidad de desplazarse de una sala a otra.
Jueves 6 de Diciembre
El primavera club da su pistoletazo de salida el jueves, un jueves festivo que nos pasamos íntegramente en el teatro Arteria Paral·lel. Empezamos con Dusted, dúo que se basta y se sobra para llenar el escenario. El directo no pretende ser una copia de su álbum: su espontaneidad aporta matices, y el caos multi-instrumental provoca esos pequeños fallos que dan naturalidad a todo el concierto. Si los canadienses y su rock melancólico ya nos tenían convencidos a mitad de concierto, acabaron de rematar la jugada terminando con Bruises, nuestra preferida. Aunque bien tuvieron que suplicar por ella, ya que la organización no paró de llamarles la atención durante los últimos 10 minutos por pasarse del tiempo…
La velada continuó con Great Lake Swimmers, formación que no conocíamos pero que nos sorprendió gratamente, sobre todo porque una banda de folk con violín, contrabajo y banjo gana, ¡y mucho! Sin mencionar la voz del cantante… Esa es la parte bonita de este tipo de festivales, que terminas descubriendo e investigando música que desconocías o que no te había llamado la atención y que realmente te consigue conquistar con su directo.
Seguimos con Cats on Fire, uno de los platos fuertes de la jornada pero que no nos pareció todo lo potente que pensábamos sería. Los finlandeses dieron un concierto correcto pero un tanto lineal, aunque si es verdad que clavaron “Higher Grounds” y “Your Woman” y con ellas consiguieron animar más de un pie.
Foto: Damia Bosch
Viernes 7 de Diciembre
Los encargados de inaugurar nuestro viernes fueron The Monochrome Set, en el mismo Arteria Paral·lel. Estos clásicos del post-punk británico se centraron más en repasar su carrera que no solo en su recientemente editado Platinum Colis. La opinión general no fue todo lo animosa que cabía esperar pero el teatro –ya porque fuera viernes, o por que venían los míticos Redd Kross- respiraba mucho más ambiente que el día anterior.
Redd Kross suben al escenario. Simpáticos, enérgicos y sí, mayores, pero sobre todo rockeros. Los de L.A. presentaron su último trabajo en diez años Researching the Blues, con el broche final de “Stay Away From Downtown” para rematar el concierto. También sonaron las míticas “Annie’s Gone” y “Ugly Town” en un directo repleto de adrenalina que hizo retumbar paredes y suelo del teatro. Su edad no permitió bajar el ritmo en ningún momento, y pese a que algunos pensaron que después de tantos años la calidad de los hermanos McDonald había disminuido, en el Primavera Club no hicieron más que reafirmar el porqué de su extensa carrera.
Foto: Damia Bosch
Era el momento de desplazarse al Sant Jordi club para ver a Los Planetas y su alineación, pero ya fuera por la dificultad de acceso o por las ganas de ver nuevas propuestas nos decidimos por el Showcase de BCore en la sala Sidecar. Aunque el escenario de dicha sala es extremadamente pequeño, y la acústica –seamos sinceros- no es la mejor del mundo, el ambiente era genial y de total colegueo. Pudimos ver a unos Salvaje Montoya un tanto “idos” pero divertidísimos. Ya anunciaron en su “setlist” por Facebook dosis de Fluimicil, Couldina e Ibuprofeno, y seguro que les hizo falta al día siguiente. Tropezones, gritos, no mucha calidad musical, pero bailoteo del bueno y risas a carcajadas. Unos cracks del despiporre vamos.
La jornada la terminamos en el mismo Sidecar con Dulce Pájara de Juventud. Más calmaditos que sus antecesores, pero con una notable mejora sonora. Los del Baix Llobregat nos entusiasmaron con su “Gigalove” y demás. Un grupo de casa a tener en cuenta!
Sábado 8 de Diciembre
Último día del Primavera Club que inauguramos con los barceloneses Stand Up Against Heart Crime. Aunque solo llegamos a ver el final, podemos afirmar que estos chicos lo están consiguiendo, y se lo merecen. Disco recién estrenado y con buenas críticas, sonidos desde lo más synth y ambiental, pasando por el krout-rock hasta llegar a el pop más nostálgico y electrónico. Buena base y buena presentación. Se podría decir que tienen una propuesta firme tanto por dentro como por fuera, con originalidad tanto en materia de sonidos como en la parte visual.
Y damos el paso a Toy, otro debut recalcable y –en principio- muy esperado. Pues bien, algo pasó con Toy. Ofrecieron un concierto de apenas 30 minutos, y teniendo en cuenta que hay temas como “Left Myself Behind” que duran casi 8 minutos, eso es muy muy poco tiempo. El sonido fue más bien lineal, buenas canciones pero sin demasiada sorpresa “sonora”. No obstante hubo sorpresa, aunque de otro tipo; y es que Tom Dougall (voz y guitarra) empezó -desde su sobria actitud- a tropezar y hacer gestos un tanto extraños. Lo increíble es que en cuanto se le acercó Dominic O’Dair (guitarra) –suponemos que a preguntarle que sucedía-, le soltó gratuitamente un empujón con el que Dominic no pudo más que sonreír de manera cómplice al público. Poco después Tom tira la guitarra, se abraza al altavoz y empieza a intentar hacerlo rodar por el suelo –decimos intentar porque el pobre no podía ni con su alma-. Se le acercó Maxim “Panda” Barrom (bajo) para pararle, pero tampoco dio mucho resultado, así que en cuanto consiguieron terminar la canción se marcharon por donde habían venido. Se agradeció al menos que Dominic nos dedicara una subida de hombros en señal de impotencia y perdón. Un poco decepción, la verdad, pero bueno al menos nos dieron la anécdota del día…
De golpe el Sant Jordi Club cambia totalmente de actitud: ¡ha aparecido Deerhoof en el escenario! Estos californianos llenan de luz y color el pabellón y su alegría y frescura consigue contagiarnos a todos. Rock experimental acorde con un vestuario lleno de colorido y borlas, fuertes mamporreos de batería por parte de John Dieterich y divertidísimos bailes otakus de Satomi Matsuzaki. Momento muy aplaudido en cuanto Satomi leyó “La següent cançó es en catala i es diu Qui dorm només somia”. Una actuación que pudo llegar a volvernos un poco locos con su psicodelia pero que más bien consiguió traspasarnos al estado de “fans” de la banda.
Foto: Dani Canto
La noche se empezaba a alargar, el frío en las alturas de Montjuic era cada vez más difícil de soportar y los parones entre banda y banda no ayudaban. El raro de Ariel Pink’s Haunted Graffiti saltaba al escenario con una juguetón pañuelo azul turquesa y pantalones rosas. El concierto bien, correcto pero sin nada especialmente destacable. Sonaron bastantes temas de su nuevo Mature Temes y otros hits como “She’s my Girl” y “Round and Round”. Aunque alguna piezas como “Only in My Dreams” desataron los aplausos, entre que su música es más bien cercana a lo ambiental y que la acústica del Sant Jordi Club no mataba, parecía que el público estaba un tanto aburrido. Con Mark Lanegan currió un poco lo mismo pero en versión más oscura, más solemne. Los ultra fans estuvieron maravillados pero en general fue una actuación poco resultona para la mayor parte del público que esperaba ya cansado el plato fuerte de todo el festival: The Vaccines.
Y por fin, a las dos menos cuarto de la madrugada llegaron The Vaccines. El sonido perfecto, la interpretación también, la voz, los instrumentos, todo… solo una pega, faltó como el doble de concierto. Después de horas y horas esperando por los británicos el concierto de 45 minutos nos pareció realmente corto. Eso sí, sonaron todas las canciones esperadas de ambos discos: “All in White”, “No Hope”, “Teenage Icon”, “Wrekin’ Bar (Ra Ra Ra)”, “Post Break-Up Sex”, “Tiger Blood” y el mítico “If You Wanna”. Aunque ya sabemos que para los entendidos The Vaccines ya no molan tanto porque son como lo más “comercial” del indie, a nosotros nos encantaron. Cierto es que les faltó un pelín de chispilla, un poco más de rock y rebeldía, pero encontramos que defendieron bien su puesto como cabezas de cartel del Primavera Club. También es verdad que estábamos un poco cansados de propuestas nuevas y experimentales durante todo el día, y ya necesitábamos algo de escucha un poco más fácil. Destacar el final, que para nosotros fue genial… Inesperadamente terminaron con “Norgaard“, un tema supercorto y no tan conocidísimo como el resto de temazos de la banda, pero que curiosamente es nuestra preferida. En definitiva, fue un concierto corto pero con la calidad esperada, y solo por mejorar algo pediríamos otro horario y que se estirasen un poco de timing…