Ayer publicábamos la crónica del primer día del festival y hoy toca la otra mitad del evento: la edición chilena del Lollapalooza recibía al mes de abril el pasado domingo en el Parque O’Higgins de Santiago en una jornada igual de calurosa que la primera, pero quizás un poquito más soportable porque por momentos había brisas que nos daban un respiro.
A las 12.45 la chilena Camila Moreno inauguraba las presentaciones en el Coca Cola Stage con un set de cuarenta y cinco minutos que bastó para demostrar por qué es considerada una de las grandes promesas de la escena alternativa de su país. Su estilo de naturaleza folk sumado a un vanguardista pop tiene como resultado buenas melodías que eran bien recibidas en su público.
Pasadas las 13.30 subió en el otro escenario principal la banda californiana Foster The People que contaba con una masiva concurrencia. El trío estuvo a la altura de las circunstancias ofreciendo un set basado en temas bailables que con el sol en la frente hacían transpirar pero nada importaba: los creadores del hit del verano estaban ahí arriba e hicieron delirar a sus fans. El cierre, de más está decir que fue con “Pumped Up Kicks” con un estribillo repetido hasta el hartazgo.
Como si eso fuera poco, inmediatamente después, a las 14.30 asomaban en el otro escenario los ingleses Friendly Fires, otro trío que venía a hacernos bailar y mover el esqueleto. Sin dudas el show de los muchachos será uno de los más recordados en la historia de este festival, con un Ed MacFarlane que realmente sabía cómo moverse (y cuando digo que realmente sabía, lo digo sin exagerar). Un show basado casi en su totalidad en su más reciente disco, Pala, pero que sin embargó explotaba con grandes canciones de su disco anterior como “Lovesick” (canción con la que abrieron), “Jump In The Pool” o la coreada por todos “Paris“.
Los decibeles bajaron a eso de las 15.30 cuando la banda de Seattle Band of Horses subieron al otro escenario principal. El trío barbudo de rock-folk venían presentando Infinite Arms, disco editado en 2010, pero hicieron un vasto recorrido por sus otros dos. Supieron emocionar, transmitir energía, enamorar y darnos la pausa que necesitábamos. Canciones como “Is There A Ghost“, “Ode to LRC” o el final con “The Funeral” eran capaces de poner la piel de gallina.
Luego le siguió la explosión experimental de TV On The Radio en un set de una hora y cuarto que alcanzó para tocar quince canciones de sus cinco de estudio. Los decibeles volvieron a subir con un show que le voló la peluca a más de uno y que además al final se dieron el lujo de tocar un cover de Fugazi, “Waiting Room“.
La fiesta siguió con Joan Jett & The Blackhearts, otro de los momentos históricos que guardará este festival, en el que recorrieron muchas canciones de The Runaways y los clásicos “I Love Rock’n Roll” y “I Hate Myself For Loving You“. El sol comenzaba a bajar y en el escenario alternativo subía a escena Illya Kuryaki & The Valderramas, lo cual significaba la vuelta al país trasandino de una de las bandas más importantes de la escena alternativa del continente de los ’90. La banda comandada por Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur fue aplanador, con un vasto recorrido por las canciones más representativas de la banda como lo son “Chaco” o “Latin Geisha“. Las visuales acompañaban deliciosamente esta fiesta funk en la cual también estrenaron un nuevo tema, “Funky Futurista” (sin aclarar ninguna información sobre futuros lanzamientos). Luego siguió el fin con una seguidilla de temas que nadie podía dejar de corear y bailar: “Jennifer del Estero“, “Coolo“, “Remisero” y “Abarajame“. Antes de esta última canción, Dante dedicó el show a la familia de Daniel Zamudio, joven asesinado cruelmente por un grupo de neo-nazis sin ninguna otra razón que por su condición sexual. Un cálido aplauso despidió a esta banda que por el caudal de publicó que recibió quizás merecía un espacio en los escenarios principales.
Terminados ambos shows, el Coca Cola Stage volvió a ser el escenario en el que todas las miradas se posaban: llegaba el turno del show de MGMT, quienes presentaban su más reciente disco, Congratulations. El set comenzó con la canción que da titulo a este lanzamiento, adelantando cómo venía la mano: fue un show tranquilo, quizás no apto para los seguidores que iban para escuchar los hits “Kids” o “Time to Pretend” en sus versiones originales porque fueron levemente modificadas para un show más calmo pero que igualmente invitaba a bailar. Las visuales psicodélicas colaboraban con el asunto lisérgico del show. Aprovecharon para presentar un tema nuevo, “Alien Days“, que a primera impresión es una buena canción psicodélica que sigue el camino de Congratulations pero un poco más hitero. El fin del set fue en un segundo encore de la mano de “Of Moons, Birds & Monsters“.
Después venía el plato fuerte de la jornada, con el show aplanador de los norteamericanos Foo Fighters que duró dos horas y media y en el que demostraron la validez del título de ser una de las bandas más importantes del rock contemporáneo. Con su vasta discografía tocaron un total de veintitrés canciones en el que además hicieron un cover de Pink Floyd (“In The Flesh?“) y hasta invitaron a Joan Jett para tocar “Bad Reputation“, canción de la banda de Joan. Hubo tiempo para un acústico en solitario de Dave (“Wheels“) y luego más tarde el final con “Everlong“. Un show en el que no hacía falta ser un gran fanático para contemplar semejante entrega por parte de la banda. Además de expresar el mejor humor con su público, ellos también se notaba que la estaban pasando bien, como si fuese el primer día que tocaban. Mucha energía, mucho respeto entre ellos, y por supuesto que no podemos dejar de mencionar al avasallante Taylor Hawkins, sin duda uno de los mejores bateristas de la actualidad.
Así finalizaba esta segunda edición del Lollapalooza chileno, cumpliendo todas las expectativas con respecto a las bandas y a la organización impecable que ha tenido el evento. Estaremos atentos a 2013.
*Fotografías por Candela Gallo