Como es costumbre el Indie Music Fest auspiciado por la cerveza Coors Light no se podía escapar de la lluvia. Y aunque se hicieron los esfuerzos para mover su tarima de Aguadilla a San Juan Puerto Rico, los baches y los charcos de lodo volvieron a decir presente.
El Indie Music Fest 2012 tuvo lugar en el San Juan Pier 1 localizado justamente detrás del Centro de Convenciones de Puerto Rico. No hubieron largas filas, promotores vendían taquillas a diestra y siniestra y el parking fue bastante accesible. Por $6 dólares te estacionabas en los predios del Centro de Convenciones, asegurabas todas tus pertenencias de valor debajo del asiento de tu auto y le confiabas a las deidades que no le pasara nada. Así hicimos tan pronto llegamos; nos estacionamos y nos dirigimos a lugar del Indie que para ser la primera vez que se celebraba en San Juan no estuvo nada mal.
Parecía un parque pasivo. Arboles a la derecha, esculturas abstractas de iglúes por los alrededores y un mini skate park con una vertical en el centro daban la ilusión de estar en el lugar correcto. A todo esto, sin sumarle la tarima que a diferencia de los festivales pasado no se dividió en tres. Una sola tarima para los 6 invitados de la noche que sin contar al DJ que amenizaba los intermedios musicales dieron un buen espectáculo al público presente.
Una sola tarima
El espacio era comparativamente limitado. Para aquellos acostumbrados a recorrer un largo camino del estacionamiento de la Base Ramey en Aguadilla hasta el lugar del concierto, y de la entrada de este a las diferentes tarimas, quizás se le pudo hacer muy distinto y raro la limitación del espacio.
Una sola tarima le daba la bienvenida al público tan pronto pasaban el portón de entrada. En los Indies anteriores por lo general se podía disfrutar de tres tarima, una para música electrónica, otra para bandas de electro pop y la principal para las bandas del patio y eventos principales.
Este año esto quizás pudo ser una decepción. La oferta musical aunque fue buenísima no cumplió con los estándares de “masividad”. Lo que el año pasado y antepasado reunió a más de 20 bandas, este año se quedó corto por 14.
Los protagonistas
The Disfunction, Los Petardos, Message to Venus, Dávila 666 y el regreso de Circo hicieron que la representación boricua del rock isleño dijera presente. Mientras de Argentina nos visitó Babasónicos y de Estados Unidos The Management, mejor conocidos como MGMT.
Para cuando arribamos a la escena The Disfunction ya se había presentado. Los Petardos como siempre pusieron nuevamente al “west” en el mapa dando un set de casi una hora lleno de sus canciones mas movidas. Message to Venus fue un cambio drástico a lo que generalmente se escucha en el Indie. La banda pesada de hardcore era completamente una novedad dentro de lo que usualmente se puede presenciar. No obstante, dieron una buena presentación y una excelente representación de un género más oscuro que se abre barrera dentro de la escena indie en Puerto Rico.
Los que quizás pudieron dejar con ganas de más fueron Dávila 666. Llegaron, se presentaron, conquistaron pero no se quedaron. Con solo seis canciones le dijeron hola y adiós al público. Su set no duró más de media hora. Pero con todo y lo poco que tocaron fue suficiente para alborotar a los presente que brincaban de un lado para otro moviendo la cabeza al ritmo de la música.
El regreso de Circo fue mágico. Una banda y un nuevo comienzo. Tocando varios de sus éxitos y canciones más reconocidas hasta el día de hoy, deleitaron a los presentes con un festín de “papayas y mangó”. Un Fofé rejuvenecido enseñaba su nuevo bigote al público mientras un chaleco con una flor roja adornaban su cuerpo que bailaba y se movía por el escenario invitando a todos a “una bellaquera con consentimiento” mientras que los demás miembros del grupo sudaban, daban la impresión de disfrute y se reían ante un público que pedía éxito tras éxito.
En la espera
Ya entrando en la hora de la “pavera”, las once de la noche, la gente buscaba refugió del fango en las aceras y en la brea. Muchos iban a la barra a darse una cerveza o el trago de la noche, Jack Daniel’s con algo. Otros preferían hacer una fila de cinco minutos para comerse un canto de pizza, un tostón con carne o un pincho. El ambiente era relajante. Se podía caminar aunque no en dirección de la tarima que estaba súper abacorada de gente.
El frío de la noche se hacía sentir. Habían uno que otros que se aguardaban de este cerca de los generadores eléctricos de los carritos de comida. Otros se aguantaban o se iban en dirección de la tarima a sentir calor corporal. La lluvia decía presente pero no fue tan grave como en otros años.
Uno que otro chubasco por la noche refrescaba el ambiente a diferencia del “torrentón” presenciado a las cuatro de la tarde.
Los invitados especiales
Con el reloj marcando las doce de la medianoche, se iban escuchando las voces de los argentinos que componen a Babasónicos en tarima. Adrián Dárgelos (el cantante) se iba alineando en tarima junto a los demás integrantes de la banda formada a principios de los noventa. Con lo mejor de su repertorio hicieron al público estallar de emoción que cantaba y bailaba al ritmo de Putita, El Colmo y otras más. Entre agradecimientos y música tocaron casi una hora y media regalando lo mejor de sus éxitos. Tras la conclusión de su presentación el público boricua como todo un lobo seguía pidiendo otra a lo que estos contestaron “claro que sí”.
Con los Argentinos finalizando el DJ volvió a poner música mixeando distintas canciones reconocidas del mundo indie con música electrónica lo que mantenía a los presentes energizados y sin dormir hasta las 1:06 de la mañana. Momento en que MGMT dijo presente.
Los neoyorquinos empezaron su set a las oscuras. Poco a poco las luces de fondo iban acentuando las figuras de los cinco integrantes del grupo liderados por el dúo Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser. Todo fue calma hasta que lanzaron su Time to Pretend, canción que los hizo visibles al mundo y vulnerables ante la fanaticada boricua que gritaba desesperadamente las letras de la canción emblema del grupo. Después de ahí todo fue éxito tras éxito poniendo fin a otro Indie Music Fest que aunque sin tanta pomposidad marcó otro capítulo en la escena musical de Puerto Rico.