La decimocuarta edición del Primavera Sound que se celebra cada año en el Parc del Fòrum de Barcelona, en España fue una vez más una reválida de reválidas y vino a confirmar el buen estado de forma del festival y el por qué es el mejor evento de estas características a nivel nacional y uno de los mejores a nivel europeo y mundial. Con una programación de infarto plagada de solapamientos inevitables, de ansiados regresos, enésimos caballos ganadores y esperadísimos debuts, las puertas abrieron recién entrada la tarde para que los más fanáticos y poseedores de los cuerpos más enérgicos echaran a correr como cabrillas en libertad por el asfalto y es que las jornadas en el Primavera son largas y administrar las fuerzas es un must de tanto calado como los conciertos de The National o Volcano Choir. Así, valiosos grupos españoles como Fira Fem o Grupo de expertos solynieve calentaron motores frente estos incondicionales mientras el aforo crecía y crecía hasta que el primer gran momento llegó con el delicado y depurado pop de Real Estate, perfecto para degustar las primeras cervecitas frente al mar en el final de la tarde catalana.
Real Estate
Con el ocaso llegó el momento de Warpaint que volvieron a demostrar que no son capaces de llevar la magia de sus producciones discográficas al escenario. Verlas en un lugar de pequeñas dimensiones puede llegar a aburrir en ocasiones pero verlas de día en el escenario Heineken del Primavera Sound junto a otras 20.000 almas es soporífero y un momento perfecto para ir a por más cerveza y estudiarse bien el programa de actuaciones para no perderse ninguna de las que, sí, merecerían después la pena. Aun así, temas como su último hit “Love is to die” o su mejor producción “Elephants” sonaron muy bien.
Warpaint
Con el final de la luz, con la llegada de la oscuridad de la noche, con el adiós al me quedan grandes estas tablas llegaron los botines de Annie Clark y el me como este escenario, el de enfrente y los cinco que hay por detrás. Lo mejor del día llegó pronto y la actuación de St. Vincent marcó la jornada. Deliciosamente vestida con el traje más extravagante de su armario, elegido con cuidado para ir de la mano de las guitarras más poco convencionales que se hacen en el panorama pop, la de Dallas -qué poco le pega ser de Dallas- desgranó el que se perfila como un top 5 de los discos publicados este año, St. Vincent (2014 Loma Vista), con unas estudiadas coreografías en sus movimientos y una complejidad sonora en los riffs abrumadora. El sonido, fruto de arreglos electrónicos imposibles, fue perfecto y la pose de diva imposible e impasible que desprende, mágica. He de reconocer que cuando en “Cheerleader” se subió al pedestal que montó en el centro del escenario para luego dejarse caer por sus escalones tras regalarnos un solo de guitarra único, el asombro me hizo perder el sentido de saber dónde me encontraba.
St. Vincent
Tras la perversa comunión vivida en el escenario Sony y sin tiempo para subir a ver a Sky Ferreira o Future Islands a los escenarios pequeños, el ojo del festival se dirigía hacia el otro gran escenario, el Heineken, donde Queens Of The Stone Age proporcionaron uno de los mejores sonidos del festival, uno de los mejores montajes de iluminación y una actuación aplastante. Mi vena de “fan desde el primer maldito disco” me obliga a decir que la evolución sufrida por los de Riverside ha sido de más a menos y que su último disco, …Like Clockwork (2013, Matador), no está ni de lejos a la altura de aquellos QOTSA (1998, Domino) o Songs For The Deaf (2005, Interscope). De hecho es el peor de los siete que tienen en su haber. No quisiera adelantar acontecimientos pero quizás dentro de 20 años estemos hablando de un nuevo AOR del siglo XXI que gente como Josh Homme y compañía abanderen. Si fuera así, no me importará declarar que aun entonces yo era fan suyo. Pero volviendo al presente, su concierto fue impecable y contundente y -olvidando un pequeño bajón en la segunda media hora cuando se centraron en su último disco- recuperables joyas del mismo como “Smooth Sailing” sí sonaron a la altura de las magistrales “Sick Sick Sick”, “No One Nows” o “Feel Good Hit Of The Summer”.
Queens of the Stone Age
Poco después llegaron aquellos que se perfilaban como grandes cabezas de cartel pero que parecieron caer en dicha etiqueta y cumplieron con un protocolo demasiado previsible. Ver a Arcade Fire en 2004 fue uno de los acontecimientos musicales del momento pero verles en 2014 acaba siendo, simplemente, un gran concierto. ¿Demasiadas expectativas? No, eso ya tampoco. Con un último disco asentado, también, en el furgón de cola de su carrera, Reflektor (2013, Merge Records), su directo de épicas subidas de tono ha evolucionado hacia un karaoke multitudinario que, después de 10 años, pierde la esencia que les convirtió en el fenómeno musical de la mitad de la década pasada. Quizás ese sea el problema. A todo ésto hubo que añadir la pésima elección del escenario Sony, de iguales dimensiones que el Heineken pero con mucho menos espacio para el público, con lo que los tres últimos temas se vieron mucho más a gusto alejados del meollo. Dosificar fuerzas, se llama. Sobre todo porque después llegó la madrugada, y con ella la fiesta, empezando por Disclosure. La excusa para presentar Settle (2013, Island Records), su primer largo, en un lugar a la altura del festival pareció sentarles estupendamente bien y, asentados en una moderada experiencia sobre los escenarios gracias a los 4 EPs que le preceden, conquistaron a un público absolutamente entregado supiera de ellos o no. Con un deep house bailongo, bailongo, el dúo británico ha abierto brecha en la escena electrónica de las islas y parece que su fórmula funciona también fuera de ellas. Muy, muy divertido. Sin tiempo que perder, el cuco anfiteatro del escenario Ray-Ban se convirtió para cerrar la jornada y de la mano de Metronomy y Jamie XX, en una pista de baile sin concesiones al aburrimiento y el sueño. Los primeros, engalanados en blancos y elegantes trajes y flanqueados con dos set de Djs, derrocharon un ecléctico pop tan a la altura de su último y espectacular disco, Love Letters (2014, Because Music) mientras que el segundo remató la faena con unas muy bien entendidas dosis de funky y soul. Gran primera jornada.
Arcade Fire
Más fotos de la primera jornada
Moderat
Midlake
Julian Cope
Colin Stetson
Fotos de la jornada de apertura
Temples
Él Mato a un Policía Motorizado
Sky Ferreira
Stromae
Firafem