Como ocurre en todas las plataformas streaming, en Netflix hay series que son mucho más populares que otras. Por eso, en esta oportunidad, decidimos acercarte tres propuestas que actualmente cuentan con un gran número de reproducciones y de seguidores.
100 días para enamorarnos
La historia gira en torno a dos buenas amigas, Constanza Franco (Ilse Salas), una abogada muy sofisticada y exitosa, además de madre y esposa; y Remedios Rivera (Mariana Treviño), madre y esposa amorosa, pero que, a diferencia de su amiga, es un espíritu libre que no puede mantener su vida en orden.
Ambas mujeres deciden terminar 20 años de matrimonio con sus respectivos esposos: la vida de Remedios se complica cuando decide separarse de su marido actual Max (Andrés Almeida) y reaparece Emiliano (David Chocarro), su primer amor; mientras que Constanza acuerda con su esposo Plutarco (Erick Elías), tomar un descanso de 100 días. Una vez que haya transcurrido ese tiempo, deberán decidir si mantener el matrimonio o no.
El baile de las luciérnagas
Basada en la novela homónima, la historia gira en torno a la amistad de Kate (Sarah Chalke) y Tully (Katherine Heigl), dos mujeres que han crecido juntas desde muy pequeñas y, con el transcurso de los años, se han vuelto inseparables la una de la otra.
Durante los treinta años que han sido amigas, ambas han pasado por muchos altibajos, éxitos, fracasos y desilusiones. Sin embargo, una traición hará que se separen y emprendan caminos muy diferentes, lo que complicará su reconciliación.
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New Amsterdam
New Amsterdam es un drama médico situado en el hospital público más antiguo de los Estados Unidos, el Bellevue Hospital. Este se encuentra en una mala época, contando con una mala reputación y poca financiación. Sin embargo, todo cambia con la llegada del brillante director médico Dr. Max Goodwin (Ryan Eggold), al que todo el mundo adora y quien es conocido por no aceptar un no por respuesta.
Este profesional trata de romper las barreras que supone la burocracia para el hospital, así como proveer de los mejores cuidados médicos posibles y derribar el statu quo que impera en el lugar. No hay nada ni nadie que lo frene en su propósito por llevar al establecimiento de vuelta a sus años de gloria y llenar otra vez de vida al Bellevue, que, por otro lado, es el único sitio capaz de tratar pacientes de ébola y aceptar tanto a presos como al presidente de los EE.UU.