Un empleado renuncia a su trabajo de ocho años en una empresa y nada ni nadie se lo impide. Esa es toda la acción dramática de El presente de Eduardo. Y aún así es una obra extremadamente graciosa y atrapante, que mantiene la atención en cada uno de los detalles de la vida de este personaje tan de moda y a la vez tan poco abordado.
Una obra sobre uno de los ideales más comunes de nuestra generación: la ilusión de renunciar a todo e irse lejos. Una obra sobre la vocación y la necesidad de subsistir. Con un estilo dramático no pone el acento en la acción sino en las pequeñas reacciones y singularidades de los personajes. Una comedia dramática de oficinas, al mejor estilo The Office, pero situada en un subsuelo porteño. Imperdible joyita de la escena teatral, escrita y dirigida por Felipe Villanueva, co-creada con el actor Julián Infantino y con el impulso de la productora Dolores “Loli” Crivocapich. Hablamos con ellos tres a propósito de la última función de este jueves en Teatro El Grito (Costa Rica 5459, CABA).
¿Cómo surge este equipo de producción artística?
Julián: Conocí a Felipe a los 18 años en un corto. 10 años después nos cruzamos en una obra teatral y ahí nos encontramos compartiendo un lenguaje común. Loli se sumó en la producción desde la primera temporada de la obra anterior de Felipe, Daisy, en 2017. Con El presente de Eduardo, a partir de 2018, ya nos establecimos como trío de producción artística. No es una compañía, es un trío que se asentó y que, con esta obra, se terminó de nombrar así.
Loli: Daisy fue una obra ganadora del premio Óperas primas del Centro Cultural Ricardo Rojas, eso nos dio un incentivo para hacerlo. También fue elegida en la Bienal del Recoleta en un ciclo de obras ya estrenadas. El presente de Eduardo ganó un premio de dramaturgia en el Cervantes, Nuestro Teatro. Nos acompañan concursos, subsidios y eso da un empuje.
¿Cómo surge El presente de Eduardo?
Julián: Nos juntamos tres veces forzándonos para hacer algo redituable. Y, de repente, Feli sacó un monólogo que estaba escribiendo y, a los cinco minutos, descartamos todo lo anterior. El material hablaba sobre lo que nos pasaba. Hay algo mágico en la ficción porque estábamos desesperados por hacer algo por la plata y, de repente, aparece un material que hablaba sobre la desesperación de tratar de hacer algo para hacer plata.
¿Cómo fue el proceso de escritura de la obra?
Felipe: Lo que le mostré a Juli, el primer monólogo, lo estaba escribiendo en un taller de dramaturgia de Mariano Tenconi Blanco y Nacho Bartolone. La obra la seguí escribiendo con ellos y lo bueno fue que también se lo iba mostrando a Juli y él me daba sugerencias. Pienso que esa figura está invisibilizada en el proceso de escritura porque Juli me daba un ida y vuelta mientras yo le compartía lo que escribía.
¿Cómo trabajaron la temática de la renuncia?
Julián: La empresa es un marco teórico y poético para plantear otra cosa. La obra habla de cualquier tipo de renuncia, ruptura, de correrte de un lugar. En nuestra generación hay una fantasía en torno a la ruptura. Como el “dejo todo y me voy a lavar copas a Europa”. La obra al minuto 3 ya muestra otra cosa: no es lo que vos decidas hacer sino cómo vos estás ubicado ahí.
Felipe: Pienso en la renuncia a las ideas de lo que va a pasar o de lo que tiene que ser para transitar a algo más cercano. Las ideas de la casa, el auto, la familia; se aplica a la idea de pareja también.
¿Cómo piensan el vínculo entre la renuncia y la felicidad?
Felipe: No creo que haya una solución trascendente en cada movimiento que uno hace. En la vida estás moviéndote, tratando de avanzar, pero no hay un “la clavo en el ángulo”. Esos ideales te ponen frente a un agujero que da mucha angustia. Pienso que la felicidad está en otro lugar. Porque cuando renunciás, al mes vas a ser más feliz por eso pero vas a estar preocupado por la plata o porque no tenés pareja. Yo me siento feliz y pleno cuando me junto en un bar y comparto con ellos, eso me hace más feliz que estar maquinándome en mi casa.
¿Por qué decidieron titular a la obra El presente de Eduardo?
Felipe: Me gusta pensar al presente como algo que nos une acá en el tiempo presente y también como un regalo. En la obra es como si Eduardo regalara su presente y dijera “tomá, esto es lo que me pasa”. En la obra no hay más que ver qué sucede con lo que pasa.
¿Qué particularidades tiene el equipo que armaron?
Felipe: Hubo una decisión de convocar a los actores por su ser y eso usarlo a favor de lo que tienen que actuar. Que primero esté su ser, cada uno como es, así respirando y viviendo tal cual como es. Así armamos el elenco de Julián Infantino, Graciana Urbani, Daniel Niborski y Raúl Antonio Fernández. También se terminó de armar la obra cuando llegaron Sebastián Francia en las luces y Camila Perez en la escenografía. Me gusta soltar y confiar en ellos por su particularidad, porque algo de su mirada artística me gusta y me interesa. Conformar el equipo fue lo más parecido a un rodaje. En la coreografía, Dahyana Turkie; en el Diseño gráfico, Monatinta; en la escenografía, también Julia Marzik. Dos particularidades extra fueron que nuestra asistente Violeta Brener es la hija de nuestra profe de teatro de la infancia donde nos conocimos con Loli. Y que la música la compuso mi hermano, Matías Villanueva, en la pandemia mientras Juli actuaba en su estudio.
El presente de Eduardo, con dirección de Felipe Villanueva, puede verse en Teatro El Grito (Costa Rica 5459, CABA) este jueves 24 de noviembre a las 21 h, entradas disponibles a través de Alternativa Teatral.