La noche debiera ser

“Porque aquí todos los nudos,
se desatan con canciones”.
Camila Moreno

Todos los sábados a las 21 horas se presenta en el barrio del Abasto La noche debiera ser, espectáculo dirigido por Javier Rodríguez con las interpretaciones musicales de Natalia Olabe y Javier Cano.
El nuevo espacio teatral La Lunares se convierte en el lugar propicio para llevar adelante un ritual íntimo y sentido.
La noche debiera ser es la posibilidad que aparece cuando la oscuridad se apodera del silencio y la imaginación trama formas y sonidos en una obertura única.

Motivados por encontrar en la canción el encuentro, un sonido que diga más que mil palabras, Natalia Olabe, Javier Cano y Javier Rodríguez gestan puentes musicales que suscitan ritmo y emoción en una habitación repleta de artefactos lumínicos.

Dos amigos, dos hermanos, dos niños solos que cantan en la noche iluminada desenredando canciones secretas de su bitácora personal, rastros de experiencias.
El repertorio musical es diverso, conviven la canción francesa con Gabo Ferro, Lolita Torres, Violeta Parra, Camila Moreno, el folklore vasco entre otros.

Natalia Olabe es actriz y cantante; miembro del grupo La Noche en Vela dirigido por Paco Giménez; de la Cía. de Funciones Patrióticas; del elenco de Cachafaz, obra de Copi que dirige Tatiana Santana y El gran teatro del mundo, de Calderón, con dirección de Francisco Civit, entre otras.
Javier Cano es músico y compositor. Ha realizado el diseño sonoro de múltiples obras de teatro junto a Cristian Drut con Crave y El montaplatos; Pablo Rotemberg en Nada te turbe y Horacio Banega con Bravo, entre otros.

A mediados de 2012 volvieron a reunirse, luego de su primera formación La desgracia ahora bajo el nombre de Arbolitos Locos, seleccionaron un repertorio musical ligado a sus propias vivencias y convocaron a Javier Rodríguez para que aporte la teatralidad desde su mirada.
La noche debiera ser no es una obra de teatro, no es un recital, es el deseo de contar una historia a través de la música. Una invitación a reconciliarse con la oscuridad de la noche y sus silencios.