Quedan sólo dos viernes para ver Una habitación así, breve pieza teatral que incluye música en vivo y poesía recitada por sus propios autores. Se trata de una versión libre que realiza la Compañía La Sombra de A puerta cerrada, de Jean Paul Sartre, en la que intervienen dos poetas (Fernando Bogado y Rita González Hesaynes), dos saxofonistas (Bernardo Fay y Juan Sevlever) y en la que actúan dos actores (Santiago Martinengo y Leonel Meunier).
La idea-teatro parece retomar esa conexión tan particular que establecía en sus obras Samuel Beckett entre el entorno y la cultura, entre los vínculos y la sociedad en su conjunto, y en la política anclada a un vacío o a un hueco que se vislumbra en las palabras y hasta en los silencios: aquellos espacios claustrofóbicos, en penumbras, asqueados de hastío e infectados de ausencias; espacios éstos que no se dotan de racionalidad sino que se expanden simbólicamente como si tiñera un afuera que no tiene la capacidad de rastrearse. Se entabla la temporalidad de la misma manera: así como Beckett componía un espacio-tiempo donde temporalidad y espacialidad constituían a la vez lo mismo y dos unidades inseparables, la Compañía La Sombra repone un tiempo circular, vuelto en sí mismo constantemente, que inevitablemente hace que el espectador recuerde todo el tiempo que se trata de una especie de suspensión espacial y temporal que podría remitirnos a la concepción misma del teatro.
Pero no es solamente una escenografía espejo. Una habitación así mantiene las preguntas filosóficas que Sartre se cuestionaba en su obra, y busca condensar (en una habitación) la sobredeterminación que brota de los vínculos y que se va construyendo con la mirada puesta en Otro, ese que uno ve que lo mira y al que no se le puede dar la espalda, aunque se quiera correr o salir de ese lugar.