#AmorEInternet #03
Malén Denis es @malendenis (1989). Publicó los libros de poesía Con una remera de Sonic Youth (2009), Buscar drogas en Wikipedia (2014) y Un gran incendio de vidrios (2017) por Nulú Bonsai. Trabaja en Futurock.fm donde hace una columna diaria de cultura en #ALosBotes. Desde el 2015 dicta el taller “Escritura e intimidad”.
Nunca me llamó por mi nombre, ni por un apodo tampoco, no se dirigía a mí de ninguna manera en especial. Yo me imaginaba, igual, que hablaba de mí con sus amigos, los otros músicos espectaculares, los de quinto. Y quizás lo hacía, para decir que no tenía idea de dónde había salido, ni cómo me había enterado de la fecha, que quizás lo había visto en fotolog.
Él tenía rulos, un estado de ánimo particular y una banda. Una banda a secas. Él tocaba la guitarra, gustaba del rock progresivo, de los libros escritos por hombres europeos del siglo XIX, y , claro, tomaba vino. Él: vinilo. Él: no me importa la ropa, uso el sweater de mi abuelo. Él: yo me considero un artista. Él: lo tuyo no tiene valor literario. Él hubiera sido tercera generación de universitarios si hubiera estudiado.
Él: café negro. Yo también, pero eso no importa, o no importaba en el momento. Porque si hay algo de lo que tanto él como yo éramos fanáticos era de que yo estuviera en segundo plano; en tercero, en el fondo, en el público, invisible.
Invisible también escuchábamos, pero como ya dije, lo que importa es que él escuchaba Invisible. Él: conexión telepática con Luis Alberto Spinetta. Él: Pink Floyd, pero sólo la época Barrett. Él lo entendía. Lo entendía de verdad. ¿Y yo? Bueno, de vos no diría que cantás bien, pero sos afinada.
Una vez me pasó un cuento por MSN, era sobre un tipo que se miraba por toda la eternidad al espejo, se le iba la vida esperando una señal que venía de él mismo. En el momento me pareció tan maravilloso que decidí dejar de escribir porque nunca iba a llegar a hacerlo como él.
Las chicas que devenimos groupie la mayor parte de las veces lo hacemos por accidente. Uno de esos accidentes que tiene mucho que ver con la historia de la humanidad. Basta que se combinen dos cosas para hacer de una simple adolescente una groupie de cualquier pelotudo: carencia absoluta de autoestima y un grado preocupante de fantasía.
Cuando estás en Acatraz y vos ves el CBGB, cuando atesorás un saco de pana que compraste por 30 pesos en la Quinta Avenida y vos flasheás Penny Lane. Amiga, It’s all happening, como diría ella, pero It’s all happening mal.
Hay una gimnasia invisible entre las personas. Yo siempre decía que sí, yo siempre estaba ahí. Torcer el destino para estar siempre ahí entre la humareda, buscando claves en las canciones, esa es definitivamente para mí. Porque una vez me dijo eso, me dijo “tenés fuego vos?”.
La estetización de la asimetría en las relaciones es una de las peores herencias mentales que nos ha dejado Hollywood. Él no te quiere. Y eso debería bastar para que vos no lo quieras a él. Pero lo hacés igual. Empezás a fumar. Ensayás cómo vas a plantear un cambio en la dinámica. Esa conversación nunca pasa. Más bien todo es una sucesión de fechas ignotas paradita ahí como un potus olvidado que sobrevive igual. Un potus dispuesto por demás a conseguir que alguien lo riegue.
Quizás hasta cambiás el modo de vestirte, seguís ensayando. El cambio de estatus nunca, pero nunca se da. Más bien al revés, la vida se vuelve una sucesión patética de fechas ignotas y señales clarísimas que nadie ve salvo vos. O, en realidad la señal que todos ven menos vos es que no tenés que estar más ahí.
No sé decirte cuándo aparece finalmente la dignidad. Porque el tema no es el orgullo, sino más bien algo tuyo que tenés que aprender de verdad. Lo tenés que aprender profundamente, como una iluminación divina, un brote de seguridad. Aparece un día con claridad metafísica, no sin esfuerzo, pero sí con la intensidad propia de la certeza: vos no sos Penny Lane, vos sos la que escribe la historia. Vos sos la del escenario, la que rompe guitarras, la que no necesita que otro le ponga su valor, porque lo tiene, vos sos la que de alguna manera finalmente sale en la Rolling Stone. Tenés lo mejor de ella y mucho más. Encontrás el amor de verdad, es algo que tuviste siempre.