Cuentan las leyendas que El Sike (Buenos Aires, 1985) no tiene rostro, o al menos lo oculta bastante bien. En sus redes sociales suele aparecer con una máscara y con ropa grande que le tapa todo el cuerpo. Dicen que su pelo es de color negro, otros dicen que es gris, que tiene brazos y piernas tan largas como los de una mantis religiosa. Incluso algunos despistados creían que se trataba de una mujer. Se suele decir que los artistas son la suma de su trabajo y de los mitos que lo rodean. El Sike es algo más que un rumor, es un creador de imágenes inclasificables, donde cada línea invoca al erotismo y al cuerpo en movimiento, entre muchas otras cosas.
El primer proyecto del Sike fue un libro llamado El teatro lunar (Flecha Ígnea, 2012) y ayudó a sentar las bases de un universo propio: cuerpos con cabezas enormes o sin rostro, genitales deformes, mujeres y androginia. Se compone de poemas e ilustraciones en blanco y negro con una vibra similar a las canciones de Mazzy Star. En el libro hay personajes con cabezas de lobo y árboles que esperan en un desierto de corte metafísico. Son cuerpos con extremidades cortas y a primera vista graciosos y poco peligrosos. Esta publicación autogestiva indaga en los sueños, los fantasmas, la ciudad y en cómo podemos perdernos en nosotros mismos. El vínculo entre texto e imagen es otro eje importante y tuvo más desarrollo en historietas y trabajos posteriores.
Al Sike uno lo pude encontrar en varios formatos: en fanzines, en animaciones, en ilustraciones y en historietas. En todas sus manifestaciones aparece una mirada reflexiva sobre las geografías poéticas que definen a los humanos y es el dibujo una chispa que da inicio a su mundo personal. En una entrevista, Jamie Hewlett -creador de los personajes de Gorillaz-, afirmaba que dibujar era una forma de ser libre y dejar de lado todas las cosas que no importaban. El artista argentino parece entender la frase a la perfección y cada una de sus obras revela sus obsesiones más íntimas.
Las ilustraciones parecen moverse todo el tiempo. Las líneas se extienden por el plano como si tuvieran que correr y ganar una carrera. Desde el color hay una preferencia por los colores saturados y los contrastes bien definidos. Los cuerpos son una gran masa móvil donde se manifiesta otro tipo de belleza, una más catastrófica y que se podría vincular a la energía que liberan los deportistas cuando se chocan entre sí y sus cuerpos quedan desarmados por toda la cancha. Son cuerpos con proporciones monstruosas pero que mantienen un vínculo con nuestro mundo, no son del todo mutantes pero con cada trazo pierden algún aspecto humano.
Entre tanto caos aparece la sensualidad y el terror, inspirados por el pintor austriaco Gustav Klimt. Los cuerpos se abrazan, se relamen y se contorsionan al ritmo de una coreografía visual con infinitas interpretaciones. El terror aparece con la danza Butoh, expresión artística que busca sanar las heridas de la Segunda Guerra Mundial, sus movimientos buscan representar a los cuerpos moribundos de los japoneses afectados por la detonación de la bomba de Hiroshima. Durante mucho tiempo el Sike buscó captar ese malestar corporal en sus personajes y generar una imagen que despierte sentimientos complejos como la angustia, el asco y el dolor.
En la obra del artista aparece también cierta fascinación por el retrato. Hay retratos de humanos comunes y otros que parecieran volverse deidades o tótems de otras culturas. Aparecen mujeres con penes enormes o derretidas entre máscaras orientales, una amiga que toma cerveza y mira al cielo en una ciudad abandonada o un guerrero oriental que abraza a una granada enorme. El universo es amplio y está cargado de erotismo: los cuerpos tienen poses y miradas demasiado sensuales.
El 11 de febrero de 2020, The Strokes estrenó “At the Door“, single adelanto de su álbum The New Abnormal. La canción fue acompañada por un video musical hecho escrito y dirigido por Mike Burakoff y un equipo internacional compuesto por Benjy Brooke, 2veinte y Ugo Bienvenu. El video es una oda a la animación de los años ochenta y a películas como The Watership Down (1978), famosa por la crueldad que viven los conejos protagonistas. En medio de la épica de la ciencia ficción aparece el Sike. El artista se encargó de crear los fondos para algunas secciones del video: un gran planeta compuesto de metal y con tintes de una civilización fascista del futuro, entre otros paisajes futuristas con una gran impronta personal.
Cartográfica (Estudio Maffia, 2019) fue la primera novela gráfica del artista y en ella se puede ver un claro interés por la historieta y el lenguaje cinematográfico. Las páginas confunden la ficción con la biografía personal: la novela habla de la necesidad de los viajes, los amigos y del vicio necesario de armarse un territorio mental, lejano a la geografía que habitamos y con leyes propias. El protagonista se pierde en situaciones familiares y poco a poco se transforma: a veces en una mujer con fetiches sexuales, otras veces en el susurro de una poesía en el cielo. La historia recuerda a esos viajes en el colectivo equivocado, donde uno es consciente del error y no le queda otra alternativa que seguir de largo hasta la última parada.
El Sike se formó en el taller del artista Hermenegildo Sabat, en la Escuela Argentina de Historieta y pasó brevemente por la carrera de Artes Visuales y Digitalización de Imagen en el ex IUNA. Aunque lo académico no era lo suyo, se filtraba en el turno noche a los talleres de pintura y observaba con mucha curiosidad. Se rodeó de amigos pintores y artistas de otras disciplinas. Desde la secundaria hasta la actualidad desarrolló una línea de investigación autodidacta, basada en la animación, la danza, el yoga y diversas terapias alternativas. La idea fue siempre buscar una imagen propia, con cierta independencia de lo que se espera de la ilustración pero sin la grandilocuencia de las obras de arte.
Otra leyenda dice que el Sike disfruta mucho de viajar y recorrer el país junto a sus amigos. Uno podría afirmar que a la hora de crear una imagen el Sike no solo dibuja, sino que se transporta a lo más profundo de su mente y luego vuelve para regalarnos algo de su travesía. El artista viajero, entre rumores y máscaras, ofrece una imagen para el misterio.