Cualquier persona nacida en los 90 sabe del peso de la saga Destino final. La serie de películas comenzó en el año 2000 con espíritu catastrófico e iba a tono con un mundo que parecía acabarse con la llegada del nuevo milenio y la posmodernidad. Fue el blockbuster por excelencia para los pijama parties de los adolescentes y el entretenimiento de algunos adultos.
25 años después de la primera película, llega la sexta entrega Destino final: Lazos de sangre, un film repleto de referencias que complejiza la trama de la sucesión de muertes y exprime las mieles de los avances tecnológicos en materia de efectos especiales. Con una gran aceptación de parte de la crítica, esta sexta entrega es una de las mejores de una saga que, con el paso del tiempo, sucumbió a una visible decadencia.
La historia se centra en una joven que descubre que toda su familia está en peligro de muerte luego de pasar tiempo soñando con su abuela y un accidente masivo ocurrido en los años 50. Al contactarse con esta mujer, descubre que vive aislada desde hace dos décadas y que ha creado un detallado manual para burlar a la parca y así proteger a toda su descendencia.

La joven toma el legado de su abuela y la carga de que toda su familia la considere una loca. Lo cierto es que, a diferencia de otras películas de terror, es poco el tiempo que pasa entre que la protagonista plantea su teoría disparatada y el resto comienza a creerla, porque la realidad estalla en la cara de todos y de la manera más cruenta.
Esta es la Destino final en la que mejor se combinan terror y comedia. Además, tiene un logrado diseño de las muertes. Con una banda sonora que incluye desde Johnny Cash hasta Harry Nilsson, los directores Zach Lipovsky y Adam B. Stein construyen escenas en las que la muerte ataca de manera insólita y a tono con el ambiente donde se desarrolla: un patio durante una barbacoa en familia, un estudio de tatuajes con un joven solitario o en una clínica durante exámenes de rutina.

Destino final: Lazos de sangre es una película de entretenimiento que cumple con lo que el espectador espera. A tono con las tendencias actuales del cine, está repleta de guiños a las películas anteriores -una forma de hacer parte a los fans de antaño- y de referencias a clásicos del cine catástrofe como Titanic durante toda la secuencia inicial del film, una maestría en materia de tensión y efectos especiales.
Para los nostálgicos que quieran volver a deleitarse con las mil maneras absurdas de morir, la sexta entrega de Destino final cumplirá con todas sus expectativas. Para los que se encuentran con la saga por primera vez, vivirán un festival de terror comedia, gore y diversión.