El cine de terror y el cine de género en general han tomado mucha potencia en los últimos años. En la última década hemos presenciado la aparición de frescos autores con nuevas propuestas encuadradas en lo que podemos llamar Art House Horror: un terror estético, alejado de los postulados más característicos del cine de los ochenta, del gore, y planteando en cambio un terror “adulto”. Jordan Peele es uno de los nombres más destacados de esta camada de directores, quien logró crear una fuerte expectativa con el estreno de ¡Nop!, su nueva película.
Alerta de spoilers: Esta nota revela spoilers de la película ¡Nop!
Peele ya dejó en claro con Get Out y Us que la dirección de su terror apunta a la crítica social, a la visibilización de la comunidad negra, el racismo y el cuestionamiento de los estandartes de la cultura norteamericana. Con ¡Nop!, Peele va un paso más allá y presenta una película altamente ambiciosa por sus múltiples referencias a la historia del cine y la televisión, por su complejidad dramática imbricada con la comicidad y su ridiculización de la cultura pop.
Nope (en su idioma original) aborda, a grandes rasgos, un homenaje al cine y una parodia de la locura por las imágenes y el sensacionalismo de la televisión. La historia se centra en dos hermanos que descubren un OVNI en el campo donde crían y entrenan caballos especiales para Hollywood. Sumidos en una crisis económica, se unen a dos “perdedores” más e intentan lograr la toma maestra de este objeto que amenaza desde el cielo, para llegar a los medios de comunicación (más precisamente a Oprah) y volverse ricos y famosos.
La empresa de los hermanos que perdieron a su padre solo unos meses atrás empieza a diluirse con el paso del film, justamente con la operación de ridiculización que pone en funcionamiento Peele con el cuarteto de personajes que encabeza el film: dos hermanos que viven del recuerdo de la época dorada de Hollywood y su parentesco lejano con el hombre negro que cabalgó en el experimento de Eadweard Muybridge, un nerd inmigrante experto en tecnología y un director de fotografía venido a menos que ha perdido su esperanza en el cine y ha creado una cámara analógica para captar la imagen del OVNI. Los cuatro se reúnen para lograr la toma maestra de este objeto no identificado, transformando su vida en una verdadera aventura.
Con escenas de heroísmo triunfante, también se cuela el homenaje al western aunque su protagonista sea un antihéroe (el personaje a cargo de Daniel Kaluuya no inocentemente lleva por nombre O.J., iniciales que si bien refieren a Ottis Jr., llevan directo a pensar en O.J. Simpson, el jugador de fútbol americano que asesinó a su esposa). Finalmente, la película acude a la ciencia ficción y sus conexiones con Steven Spielberg e incluso llega a parodiar a Werner Herzog con la figura de este director de fotografía loco y entregado físicamente en pos de un cine extremo.
La subtrama de una sitcom de los 90 en la que un chimpancé prácticamente mata a todo el elenco, ingresa en el film no solo para regalarnos algunas de las escenas más memorables y más propias del terror, sino para hacer referencia a la rabiosa maquinaria de la televisión y el amarillismo. Finalmente, en el centro de la propuesta de Peele reina el sensacionalismo de los medios de comunicación. Si bien la hermana de O.J. logra tomar una foto con una rudimentaria atracción de un parque de diversiones, llega tarde con la primicia en un mundo en el que todos quieren ser protagonistas y testigos.
Peele es uno de los abanderados del cine de género actual y también es quien logró resumir (palabra tal vez poco adecuada pensando en la duración del film) con maestría la tendencia contemporánea del cine al homenaje y la referencia, algo que en varios aspectos lo vincula con Quentin Tarantino y su reciente Érase una vez en Hollywood. ¡Nop! puede ser sencillamente otra película de OVNIs y aventuras, pero es ahí donde reside la clave de su llegada tanto al público cinéfilo como al gran público, logrando sacudir no solo con su crítica sino también desde la comedia y el absurdo.