Tras lanzar Historia de un matrimonio en 2019 junto a Netflix, Noah Baumbach estrenó recientemente Ruido de fondo (White Noise), una esperada producción de la plataforma de streaming que llega en medio de una ebullición general del cine de género y una tendencia de Hollywood a abordar el apocalipsis como simbolismo de sociedades que se destruyen y reconstruyen en plena posmodernidad.
Algo de esto se vio en No mires arriba (2021) de Adam McKay y Nope (2022) de Jordan Peele, dos comedias donde la catástrofe desestabiliza la vida de los personajes obligándolos a la acción, a “hacer algo” incluso sin saber de qué se trata la amenaza. Tanto en estos títulos como en Ruido de fondo la amenaza está arriba, en el cielo, y es ambigua de identificar, lo cual atenta directamente sobre los seres humanos, las instituciones y la sociedad como concepto civil.
En el film de Baumbach, situado en los años 80, los personajes oyen por las noticias que una nube tóxica ataca su ciudad y la locura se desata sin demora. La catástrofe es presentada desde el punto de vista de una familia conformada por el padre (Adam Driver) -un profesor universitario de mediana edad-, la madre (Greta Gerwig) -una ama de casa que está manifestando problemas psicológicos- y cuatro niños -algunos hijos de parejas anteriores y otros compartidos-.
Baumbach es un especialista en dramas y comedias familiares, algo que ha expuesto con maestría en films como The Squid and the Whale (2005) y The Meyerovitz Stories (2017). Esta película no es la excepción ya que las dinámicas de la familia protagonista son las que desatarán nuevas subtramas con el centro en el impacto de una situación apocalíptica. La aparente calma de esta familia ensamblada se verá aturdida por la presencia de esta nube amenazadora y, aunando sus conocimientos previos, las indicaciones confusas de los medios y el accionar del resto, intentarán salvarse.
Aquí es cuando entra el absurdo en el film, algo que también está presente en las películas mencionadas anteriormente y todas aquellas que enfocan la catástrofe desde la comedia. Más allá de este absurdo y de los pasajes cómicos, la nueva película de Baumbach plantea el final de la sociedad occidental como la conocemos, la destrucción de los valores e ideologías, de las instituciones educativas, de salud, religiosas y, por supuesto, la familia.
Lo único que se erige impoluto ante todo este desastre es el supermercado, un simbolismo algo obvio del consumismo y el furioso capitalismo como sistema de adormecimiento de las mentes. A partir de estos conceptos es que cobra sentido que el film esté situado en los años 80, en la explosión en Estados Unidos del entretenimiento dirigido a la familia, la impulsión del consumo (lo cual se ve reflejado en la divertida escena de créditos finales) y el intento desde el poder de conservar los valores frente a una sociedad desmotivada e invadida por la inminencia del fin.
El detonante del desmoronamiento es una nube tóxica que parece que va a acabar con el mundo (aunque esta finalmente pasa). Este elemento es aprovechado por el director para hacer referencia a la reciente pandemia: medios de comunicación que desinforman, sistemas de salud obsoletos y sin comunicación con sus pacientes, neurosis colectiva y el apremiante sentimiento de que la muerte está muy cerca.
Esta es la preocupación principal del matrimonio protagonista: quién se morirá antes, qué hay después de la muerte, buscar paliativos para el dolor y tratar de soportar la existencia. Así, el director logra reírse de esto y a la vez tomarlo muy en serio, incluso permitiéndose pasajes de carácter surrealista que podrían definirse como lo menos atinado del film.
Tal vez lo más potente de Ruido de fondo sea su planteo existencialista, algo intrínseco a cualquier película apocalíptica, y el tratamiento de los personajes, sus transformaciones y sus profundidades, algo en lo que Baumbach es definitivamente un maestro. De hecho, en apariencia el director sale del ámbito de lo cotidiano para llevarlo a la ciencia ficción, aunque finalmente terminará primando la lógica de un hogar y las relaciones entre miembros de una familia.
Pensar en personajes complejos, con contradicciones y con diferentes aristas es un aire fresco en el cine estadounidense que muchas veces sigue apostando a los estereotipos extremos de caracteres unidimensionales. La pareja condensa y a su vez cada uno como individuo presentan los temores, las superficialidades y el absurdo del hombre y la mujer posmodernos y para lograr un impacto narrativo la historia recurre al extremismo de la catástrofe, donde el final desata los más intensos demonios y el más primitivo instinto de supervivencia.
Ruido de fondo está disponible en Netflix.