Orson Welles fue un auténtico irreverente dentro de Hollywood. Desde su cine, el actor y director esgrimió una fuerte crítica sobre el sistema, y en sus declaraciones públicas dejó muy en claro su descontento con muchos de los códigos del cine estadounidense, la lógica del financiamiento, el lobby y el star system.
Poco antes de su muerte Welles grabó las charlas que tenía con su amigo, el director Henry Jaglom, en 1983. En estas charlas hablaban sobre colegas y daban sus opiniones sin prurito. Fue allí que el director de El ciudadano defenestró a uno de los actores más respetados del Hollywood clásico: Laurence Olivier, quien no solo fue conocido por su trabajo en el séptimo arte sino también en teatro y televisión, considerado por sus contemporáneos como uno de los más grandes intérpretes de Shakespeare.
Una crítica fulminante
Welles consideraba a Olivier un “estúpido” y sobre sus escenas dijo: “Las peores cosas que vi en mi vida”. Evidentemente, la trayectoria del actor británico no hizo mella en la opinión del actor y guionista, ya que Olivier realizó a lo largo de su carrera 120 obras teatrales, 60 películas y 15 series de televisión. En cuanto a los reconocimientos de la industria, en 1946 recibió un Óscar honorífico por su trabajo en Enrique V, y tres años más tarde resultó ganador del Óscar al mejor actor por Hamlet. En 1978 recibió otro honorífico por toda su carrera profesional.
Tal como recogieron desde Far Out, estas cintas demuestran que Welles no tenía pelos en la lengua a la hora de decir su verdadera opinión sobre sus pares, lo cual lo llevó a ser una figura controversial dentro de la industria. De hecho, dejó Hollywood para luego volver a producir allí, como un auténtico renegado y provocador que se negaba a aceptar las reglas del juego sin objeciones.