Uno de los mejores papeles de la carrera de Javier Bardem fue el de Anton Chigurh en la película Sin lugar para los débiles (2007). En el film dirigido por los hermanos Coen, el actor interpretó a un personaje descarnado que se convirtió en uno de los villanos más interesantes del cine de este siglo.
El film se encuentra entre los más destacados de los Coen y cuenta con las actuaciones de Tommy Lee Jones, Josh Brolin, Woody Harrelson y Kelly Macdonald. Además, significó la entrada de Bardem al mundo de Hollywood. Sin embargo, para el actor español, el rodaje de la película representó un momento de gran oscuridad y tristeza.
Así lo relató (vía Deadline):
“Estaba un poco deprimido en Sin lugar para los débiles por muchas razones, razones personales. Era un momento de mi vida en el que estaba atravesando una crisis como en tantos otros momentos. Pero me llevaron al medio de Estados Unidos a interpretar un papel muy oscuro con un reparto y equipo estadounidense por primera vez en mi vida. Así que me sentí un poco solo y absolutamente separado del contexto. Creo que algo de eso saltó al personaje porque él era alguien que estaba emocionalmente separado del resto. No le importa”.
En este sentido, Bardem rescató el gran compañero que fue Brolin, una de las figuras principales del film: “Josh Brolin fue mi salvavidas. Fue tan amable, cariñoso y atento, y realmente me rescató y me mostró la luz. La pasamos muy bien. Lo considero un gran ser humano y un buen amigo”.