Este mes se llevó a cabo el Americana Film Fest, el festival español que celebra el cine independiente norteamericano. Además de haber presentado más de 70 títulos, entre los que elegimos las cinco películas más destacadas de su cartelera, el evento también rindió homenaje a la cineasta Kelly Reichardt con la proyección de seis de sus películas y un corto. La Filmoteca de Catalunya acogió el ciclo con gran éxito y la mayoría de las sesiones agotaron entradas.
Una pena que la directora no haya podido acudir a la cita para compartir con los espectadores españoles los entresijos de sus obras. No obstante, se celebraron algunas presentaciones con profesionales del mundo de la cultura. Para la proyección de Ciertas mujeres (Certain Women, 2016) y el corto Owl (2019), la invitada fue la crítica Violeta Kovacsics, quien entre otras cosas destacó la manera en que la directora se nutre de las raíces del cine norteamericano para imprimir un carácter propio. Reichardt transita en sus largometrajes por todo tipo de géneros, desde el western a la road movie, llevándolos a su terreno y plasmando un característico enfoque pausado y muy cuidadoso con los detalles. Su cine es un viaje introspectivo al universo de unos personajes inmersos en conflictos cotidianos, con una visión realista y a la vez poética. Su personalísima forma de filmar, con planos de cámara que acompañan a los protagonistas, muestran su propia perspectiva y consiguen meternos en las historias sin grandes efectos ni artificios.
Certain Women presenta a tres mujeres cuyas vidas confluyen en un pueblo de Montana. Tres almas solitarias por más que estén rodeadas de gente. El film no tiene principio ni final, simplemente acompaña a estas mujeres durante unos días y accedemos discretamente a sus inquietudes y miserias, no muy diferentes de las de cualquier otra persona. El corto Owl, primicia en España, es la clara apuesta de la directora por el minimalismo y la naturaleza. La noche, un búho y la cámara como mudo testigo. Toda una declaración de intenciones.
El ritmo pausado de sus historias es otro de los elementos característicos de Reichardt. Solemos asistir a dilatadas escenas en las que vivimos pequeñas situaciones minuto por minuto. En Wendy and Lucy (2008), una joven atraviesa Oregón junto a su perra en su viaje hacia Alaska para buscar trabajo. Una road movie sin salir del estado. Con aires bressonianos, esta historia retrata la pobreza y la precariedad tan enquistada en la sociedad norteamericana y recurrente en la obras de la cineasta. Wendy está interpretada por una de sus actrices fetiche, una Michelle Williams en estado de gracia.
Otra de las cintas proyectadas fue Night Moves (2013), sobre unos jóvenes ecologistas que deciden explotar una presa. Se trata de una crónica del suceso, sus efectos colaterales y la encrucijada que supone llevar unos ideales hasta sus últimas consecuencias. Jesse Eisenberg resulta perfecto para el papel de Josh, uno de los activistas sobrepasado por los hechos. Night Moves retrata además las comunidades ecológicas con cultivos sostenibles de autoabastecimiento, muy populares en los últimos años en zonas rurales.
Oregón es uno de los estados preferidos por la cineasta, quien encuentra en la naturaleza el escenario orgánico perfecto. Old Joy (2006) recupera de nuevo los parajes verdes de esta región del noroeste de Estados Unidos para encuadrar entre sus bosques una parábola sobre la amistad. Antes de la proyección, tuvo lugar una charla bajo el lema “La banda sonora invisible”, con Marta Salicrú (periodista musical y directora de Radio Primavera Sound) y Francina Ribes (profesional de la comunicación audiovisual e integrante de la banda Doble Pletina). Las dos invitadas diseccionaron el tratamiento de la música en el cine de Kelly Reichardt a partir de la excelente banda sonora de Old Joy a cargo de Yo La Tengo. La directora utiliza la música con exquisita sutileza en su cine, siempre en un lugar discreto. En los momentos cumbre, en las escenas clave, no hay música sino un silencio que intensifica los detalles.
Old Joy es un fin de semana en el campo, un viaje de la ciudad, sucia, ruidosa y hostil, hacia la calma y paz de un parque natural. Un tránsito en el interior de un vehículo donde se escucha una emisora de radio llamada Air America retransmitir un programa sobre política. Yo La Tengo comienzan a sonar en ese tránsito, en el cambio de un escenario a otro. La banda de Nueva Jersey firma una banda sonora elegante y melancólica, muy acorde con la historia. Old Joy es un retrato sonoro que acompaña a los protagonistas en una búsqueda mientras los sonidos de la naturaleza cobran protagonismo. En palabras de las invitadas a la presentación de la película, “a la directora lo que le interesa es esa búsqueda y no lo que encuentran”. Entre los músicos que han trabajado con Reichardt están también William Tyler de Lambchop y Stephen Malkmus de Pavement, quienes trabajaron en First Cow (2019), su más reciente película. Salicrú y Ribes se refirieron al cine de Kelly como “cine indie folk”. A modo de anécdota, mencionaron que el propio Malkmus destacó el trabajo de Reichardt en un programa sobre cine de Radio Primavera Sound, durante la edición de 2019 del festival de música.
Bosques, trenes de carga en las afueras de ciudades olvidadas, descampados, estacionamientos. Reichardt nos lleva por variopintos paisajes, contextos de historias que en ocasiones no tienen una conclusión clara. En Meek’s Cutoff (2010), acompañamos a unos colonos de 1845 en su recorrido hacia el oeste por áridos parajes, sin mucha acción, porque nuevamente lo que importa no es el “qué” sino el “cómo”. Se trata de un western con protagonismo femenino en los papeles principales, frente al predominio masculino de First Cow, su segunda incursión en el género. Su visión costumbrista, centrada en momentos secundarios, es clave para trasladarnos al alma de sus películas. Meek’s Cutoff es un viaje en una caravana de nómadas en busca de una tierra prometida que parece inalcanzable.
El ciclo también incluyó la primera película de Reichardt, River of Grass (1994), una road movie con dos antihéroes como protagonistas. Dos extraños emprenden una huida sin salida en un condado de Miami, región natal de Reichardt. Este film es premonitorio del estilo de la directora, mostrando los estratos más periféricos de la sociedad norteamericana. Gracias a Americana Film Fest, hemos podido repasar la delicada y sencilla forma de crear de esta magnífica directora.