Steven Spielberg es uno de los directores más grandes de Hollywood, quien a lo largo de su extensa filmografía ha demostrado una versatilidad y maestría únicas. No solo ha sido maestro e influencia para cientos de cineastas, sino también el creador de ilusiones que marcaron a millones de niños y adultos en todo el mundo. A continuación, las 3 mejores películas de Steven Spielberg.
3. E.T. El extraterrestre (1982)
Si hay una película que encarna el espíritu de Hollywood en los años 80, esa es E.T.. Este film combina ciencia ficción, fantasía, aventuras y comedia al narrar la historia de un extraterrestre que llega a la Tierra, un niño lo encuentra y decide ocultarlo en su casa. Se trata de una historia emotiva en la que Steven Spielberg despliega un sinfín de mensajes y códigos eficaces: el encuentro con lo diferente y la reacción positiva de un niño ante ello; el valor del trabajo colectivo y la fascinación por lo desconocido. La estética y la narrativa de esta película familiar, que cimentó los cánones de la década, han sido profundamente influyentes.
2. La lista de Schindler (1993)
La filmografía de Spielberg es múltiple y ecléctica. Si tuviéramos que dividir sus películas en categorías, una de ellas sería la de los dramas históricos, y La lista de Schindler es la representante más destacada de este grupo. Este film está basado en la historia real de Oskar Schindler, el empresario alemán nazi que salvó a más de mil judíos del Holocausto, traicionando a su propio partido. Se trata de una película de gran carga emotiva, que además funciona como herramienta de visibilización de esta historia. Es una lección narrativa por parte de Spielberg, quien despliega sus mejores recursos para construir el drama; y actoral, por parte de Liam Neeson, quien entrega uno de los papeles más sobresalientes de su carrera.
1. Tiburón (1975)
Esta película es una de las más valoradas dentro del cine de terror y también una de las más aclamadas de la filmografía de Spielberg. Estrenada en 1975, fue una de las precursoras de los blockbusters que dominarían la década siguiente, además de ser el puntapié para toda una generación de cintas sobre tiburones que, hasta el día de hoy, siguen produciéndose. En este film, la tensión tiene un papel protagónico: un recurso de raíz hitchcockiana, potenciado por la composición magistral de John Williams y por una narrativa tan novedosa como influyente para el cine. Se trata de una obra inscrita en el Nuevo Hollywood, pionera en el uso de efectos prácticos y capaz de hacerte pensar dos veces antes de entrar al mar.