Hoy, 28 de junio, se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTQ+. A través de los años, la comunidad se ha valido del arte no solo como medio expresivo sino también como medio político y el cine no se ha quedado afuera.
Si bien hemos presenciado el estreno de cientos de títulos que abordan relaciones homosexuales y personajes LGBTQ desde una mirada heteronormada y hegemónica, también existen aquellos que se vuelven tanto un bastión de la lucha para la comunidad como una obra representativa. A continuación, 5 películas LGBTQ+ que son clave.
But I’m a Cheerleader
2000 – Dir: Jamie Babbit
La ópera prima de Jamie Babbit representa el triunfo de las lesbianas en una historia de amor convencional. Mientras realiza una crítica furiosa a la sociedad normalizadora, la directora construye una comedia hilarante en la que los homosexuales son los únicos “normales”. Luego de que Megan (Natasha Lyonne) sea enviada a un centro de rehabilitación para gays, allí conocerá las imposiciones de un mundo heteronormado y sexista, al tiempo que se enamorará de Graham y podrá desplegar su identidad.
But I’m a Cheerleader se convirtió en un clásico del cine LGBTQ+ y, a diferencia de muchos films que abordan relaciones amorosas entre mujeres, este plantea un final feliz y saca a las historias de lesbianas del lugar de sufrimiento, subvirtiendo a través de una comedia con influencias de John Waters la idea de que el amor entre mujeres debe conllevar dolor.
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Happy Together
1997 – Dir: Wong Kar-wai
Si hablamos de cine LGBT, Happy Together abrió un nuevo camino en cuanto a lo cinematográfico y lo narrativo. Dirigida por Wong Kar-wai y filmada casi íntegramente en Argentina, la película cuenta la tormentosa historia de amor entre dos hombres. Con el desarraigo de la patria de por medio, la adaptación a una nueva cultura y la imposibilidad de amar en armonía, esta película es poseedora de un poderoso dramatismo. Tal como en In the Mood For Love (2000), el director chino aborda el amor romántico como un imposible, pero también plantea que existen diferentes formas de amar que no necesariamente tienen que ver con la felicidad, la armonía y lo permitido.
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Tangerine
2015 – Dir: Sean Baker
En cuanto al cine contemporáneo, Sean Baker es uno de los directores más interesantes. En sus películas retrata el lado B de Estados Unidos y se dedica a desarrollar a los personajes que transitan esos espacios marginales y olvidados. Este es el caso de Tangerine, film situado en la parte escondida de Hollywood -aquella que está lejos del glamour-, cuya protagonista es una trabajadora sexual transgénero que pasa el día y la noche buscando a su novio, quien la ha engañado. El film está protagonizado por la actriz trans Kitana Kiki Rodriguez y su presencia marcó un cambio en el cine: el de dejar de contratar actores y actrices cis para estos papeles.
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The Rocky Horror Picture Show
1975 – Dir: Jim Sharman
Este film se encuentra entre los pioneros del cine queer. Mientras los años 70 significaron una gran explosión para las diversidades, este musical rompió todos los esquemas y se introdujo en la cultura pop de una manera indeleble. Centrado en un personaje transexual, nos muestra la transformación de una pareja conservadora que llega por error a una mansión habitada por un grupo de personas excéntricas.
Mientras el protagonista trabaja en su propio Frankenstein, la pareja de invitados irá ingresando en este submundo de distintos. Si bien The Rocky Horror Picture Show tiene nociones que hoy pueden parecer anticuadas, se erige como una película pionera en visibilizar diversidades y convertirlas en verdaderos personajes entrañables por fuera de la monstruosidad.
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120 pulsaciones por minuto
2017 – Dir: Robin Campillo
En torno a las luchas LGBTQ, este film protagonizado por Nahuel Pérez Biscayart aborda parte de la historia del grupo de acción ACT UP. La película, que fue laureada por la crítica, puso foco en la importancia del activismo en torno al HIV, la necesidad de información, la importancia de involucramiento de los gobiernos y el reconocimiento de los sujetos. La historia se sitúa en los años 90 en Francia, momento en que se vivió la pandemia del sida y conjuntamente una ola de discriminación a la comunidad LGBTQ+. Este drama revaloriza la lucha y también cumple la tarea histórica informativa.
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