Seguramente haya mucho debate alrededor de la especificidad del fanzine. Uno de los primeros prejuicios a desterrar es que son publicaciones hechas por manos no expertas o que sólo se tratan de impresiones de mala calidad. Existen fanzines de factura más “doméstica” y también de calidad profesional. También se suele creer que el autor es el mismo que lo editó, pero no es necesariamente así. En la lista que sigue, de hecho, hay obras en las que el autor puede no intervenir en el proceso de edición.
Sobre lo que sí parece haber consenso es que son volúmenes de treinta páginas como máximo, es decir que suponen una alternativa al libro de gran aliento. Pero lo más importante es que el formato fanzine permite una libertad en la exploración del lenguaje de las viñetas. En esta selección, desde Indie Hoy recopilamos un puñado de autores en sus búsquedas más experimentales, desde relatos fantásticos o de vampiros hasta historias que hacen pie en un marcado naturalismo.
La pérdida, de Natalia Novia y Gustavo Von Chuyo
Mabel Ediciones
Hay una clave existencialista en la historia de Sefrain y Morgiana, presuntos hombres lobo y vampiresa respectivamente. El monólogo interior de la narración produce intriga sobre sus identidades… que parecen arrastrar como condena. Los dibujos con obsesivas tramas que se curvan -o que a veces apuestan por lo simétrico- por momentos se vuelven psicodelia en blanco y negro, como si fuera uno de esos discos que giran en espiral con frenesí hasta producir hipnosis. Después de todo, las criaturas que protagonizan el relato parecen transitar un mundo tensionado entre la vigilia y el sueño, que siempre resulta cruento.
La máquina de espectrar, de Pedro Mancini
Sello Fantasma
Un pueblo desértico, habitantes tomados por el tedio, una carroza fantasmagórica tripulada por un señor inquietante que invita a la gente a una experiencia inmersiva a través de una máquina que detecta el miedo. Saltamos a la siguiente secuencia donde nos habla un aspirante a escritor que trabaja en un parque de diversiones disfrazado de conejo gigante. Podríamos preguntarnos si la remisión nos lleva a Alicia en el país de las maravillas, al conejo demoníaco de Donnie Darko o al clima denso e insólito de los Rabbits de David Lynch. Lo importante es asumir que cuando se está cerca del Conejo Blanco las intenciones no son del todo claras y se puede estar cerca del peligro.
Ánimus, de Manuela Ottonello
Editorial Paradojas
Uno de los personajes del duo protagónico de Ánimus llora al mirar la televisión. No sabemos qué la atormenta, sólo vemos cómo señala un punto en un mapa, se transporta y su viaje comienza. Entonces la narración adquiere tintes lisérgicos, no hay lógicas causales aparentes sino asociaciones libres. Lo que guía la narración de Manuela Ottonello es la pura imaginación, los viajes que la mente se inventa para soportar la realidad y en definitiva, para hacer amigos que vuelvan más respirable la vida.
Sangre Vampire, de Femimutancia
Sello Fantasma
Hay algo de gesta contravampírica en esta obra. Afortunadamente. En Sangre Vampire se recupera una historia de criaturas sedientas de sangre, pero se arrasa con algunos atributos básicos del género. Acá los personajes no viven recluidos, ni se la pasan durmiendo la siesta en ataúdes, ni temen exponerse a la luz. Asistimos al “rito de iniciación” de Vampire Nube: después de ser “convertida”, se sumerge en un espejo que conduce a otros planos de existencia y, de paso, se despide despiadadamente de un probable maltratador. Más adelante la historia de Femimutancia nos hace viajar por una interna entre vampires (a través de la historia) en la lucha por el poder. La serie completa (que se puede leer en el sitio Webcomic Mutante) se permite tironear cuestiones históricas yendo, por ejemplo, hacia el mundo egipcio o imaginando un pasado en el que Lenin financiaba un proyecto vampiro. La saga invita a un deleite visual a través de mucha acción, con vísceras, sangre y erotismo incluidos.
La señora del 5°C, de Dolores Alcatena
Deriva Editorial
Una buena oportunidad para leer algo de Dolores Alcatena completamente distinto a lo que venía trabajando en su carrera. La autora deja de lado la imaginería fantástica y se enfoca en una historia pequeña de corte más bien realista. Una evocación de la infancia como territorio lúdico y feliz, que pone de relieve un presente donde la vida adulta comienza a poner las cosas cuesta arriba. Una figuración poética para afirmar una mirada niña ante el mundo.
Las figus de las pibas, edición colectiva
Edición digital autogestiva de @lasfigusdelaspibas
Se trata de un álbum ilustrado de figuritas que representan a cada una de las jugadoras de la selección femenina de fútbol de Argentina. Un trabajo colectivo que convoca a veinte ilustradoras de todo el país, apelando a un carácter lúdico y poniendo de relieve el trabajo de este grupo de deportistas con mucho amor. En el frente del fanzine se pueden pegar las figuritas y en la contracara existe un collage.