Exes, de Muriel Bellini y Gustavo Von Chuyo y Amigo de los mutantes, de Antolín, son los dos nuevos fanzines de Wai Comics, una pequeña pero pujante editorial que cuenta con obras recientes de los nuevos talentos de la escena local. A primera vista, estas dos obras no tienen muchos puntos de comparación. Sin embargo, al leerlos con detenimiento, se observa cierta sensibilidad común, así como el desarrollo de un universo personal por parte de los autores. Características que comparten, además, con otros títulos de la misma editorial.
Exes cuenta con dibujos de Muriel Bellini y con textos de Gustavo Von Chuyo. Esta separación no es casual: la historieta juega con la escisión entre las palabras y la imagen, que, durante todo (o casi) el relato, toman caminos paralelos, y cuentan, así, cada uno una historia diferente, aunque con puntos de contacto. De esta manera, estos dos ámbitos nunca llegan a minimizarse entre sí, siendo uno la referencia explícita del otro. Más bien, adquieren una forma simbiótica, que nos abre como lectores a la multiplicidad. El texto, por momentos humorístico, de tono realista, juega asimismo con un borde onírico-existencial. En él, un narrador cuenta a su interlocutor (o quizás a sí mismo), una serie de sueños con ex-parejas (o, como dice el texto, exes que no fueron exes, personas con las que quedaron cuentas pendientes). El dibujo de Bellini, por su parte, plagado de tramas y detalles, nos instala de lleno en este mundo de ensueño. La contratapa cuenta con un texto del mítico dibujante Gary Panter, parte de un mail dirigido a la propia Bellini. Panter, sin haber podido leer los textos de Exes, da en la tecla con la sensación que la obra transmite desde el punto de vista de la imagen: “admiro que tu trabajo esté lleno de emoción y trate de describir estados personales que son más sutiles que las palabras”. Sin embargo, no todo el planteo gráfico es onírico: aquí y allá aparecen referencias de la realidad, de un tenor hasta costumbrista. Este ir y venir, tanto del texto como de los dibujos, nos sumerge en una atmósfera muy particular. Somos testigos de un verdadero viaje en imágenes y palabras; un trayecto que presenta dos líneas narrativas que a veces se separan y a veces se tocan, pero que jamás nos dejan indiferentes.
Amigo de los mutantes, por su parte, cuenta con un solo autor, a cargo del guión y los dibujos: Antolín. El trazo también difiere del de Exes: con su línea más clara, delinea las aventuras del personaje principal, una tortuga de apariencia sospechosamente familiar a la de los quelonios adolescentes, mutantes y ninjas de un famoso dibujo animado (y previo cómic) de los años ochenta. La puesta en página presenta una estructura constante de seis viñetas y genera una previsibilidad que contrasta con el ritmo más suelto de Exes. Amigo de los mutantes muestra el recorrido de un solo personaje, que vaga por una ciudad poco bulliciosa, monocromática y desprovista de habitantes mientras una voz en off (la suya) nos narra sus sensaciones, emociones y diferentes estados internos de su recorrido. Las referencias explícitas a la cultura popular (una constante en muchos trabajos de nuevos autores) se encadenan de manera perfecta con la soledad del personaje, y generan una sensación de nostalgia muy palpable. Existe un pasado perdido en esta historia: probablemente, un pasado mejor, o al menos uno con mayores emociones. Pero, en el presente, ya no queda mucho más que un escape (físico y mental) de lo que ya no está. Las últimas viñetas nos muestran la visión de la tortuga, que se aleja de la ciudad: los edificios se alejan, pero las vías son una constante: ¿podrá cambiar algo? No lo sabemos, ya que el viaje se termina, para nosotros, los lectores, en este preciso momento.
Y es que tanto Exes como Amigo de los mutantes nos presentan sendas experiencias de viaje: en un caso, un viaje mucho más explícito a nivel narrativo, un recorrido del protagonista por una ciudad, mientras (inevitablemente) realiza un viaje introspectivo existencial; en el otro, un viaje de sensaciones y ambientes, que se bifurca en las experiencias del texto y de las imágenes. Es mérito, entonces, además de de los autores de las obras, de los editores el hecho de haber publicado estos dos fanzines en conjunto: pese a sus diferencias, propician lecturas complementarias sobre la experiencia de trayectos externos e internos. Y cada uno de los dos lo hace en su idioma, mediante la mezcla de elementos autobiográficos, referencias culturales, realismo y fantasía, ritmos más estructurados y otros más libres, creando, de esta manera, una serie de universos personales en los que el lector se sumerge y realiza su propio viaje.
Exes
2017 – Waicomics
Fanzine. 24 páginas.
Texto: Gustavo Von Chuyo. Dibujo: Muriel Bellini.
Amigo de los mutantes
2017 – Waicomics
Fanzine. 16 páginas.
Texto y dibujo: Antolín.