¿Cómo describir a Cuco? Podríamos hablar de una cruza candente entre rock progresivo, noise, post punk crudo, post rock, stoner, no wave y ritmos latinos, y aun así no alcanzaría. En su Bandcamp hablan de “tribal noise”, una definición que les calza bastante bien.
“Nos gusta usar la analogía con un animal salvaje — cuenta la banda en conversación con Indie Hoy—. Siempre pensamos en nuestras canciones como un ente con vida propia, un ente salvaje que, para poder convertir en canción, hay que domar. A veces, en los ensayos o en vivo, sentimos que vamos montades en la bestia y que nos deja ir con ella”.
Con base en La Plata, este legendario proyecto argentino cuenta con 20 años de trayectoria, 10 discos editados, músicos reconocidos que se declaran sus fans y un amplio grupo de seguidores que los considera “el mejor grupo del mundo”. Sin embargo, no se consideran una banda de culto. “Más que ‘de culto’, nosotres decimos que somos una banda ‘de oculto’, ¡porque no nos conoce nadie!”, aseguran entre risas.
Si resulta difícil describir el sonido de Cuco y su noise rock corporal, sus influencias pueden ofrecer algunas pistas. “Creo que en los primeros años, escritores como [Albert] Camus y bandas como Pez o Mr. Bungle se podían entrever notoriamente en nuestra música”, comenta Leo Mudo, cantante y guitarrista de la banda. Daniela Ojo en Blanco, baterista, asiente y agrega: “Sumo a Eduardo Mateo y los tambores del candombe. La forma en que Mateo desarmaba los ritmos creando contratiempos fue una gran influencia en la forma de armar las baterías de Cuco”.
Con respecto a su más reciente trabajo, el celebrado Soñar correr como animal (2024), Leo comenta que en el momento de su realización había mucho dub sonando en el aire. “Mucho Harvestman, Thor Harris, John Lurie y mucha música de percusiones africanas. Pero no sé si eso se nota en el disco. Volví a agarrar los libros de Castaneda, siempre vuelvo a Castaneda. Creo que eso se puede percibir. Castaneda y David Lynch, siempre”.
Leo y Daniela se conocieron mientras cursaban en la Escuela de Arte de Berisso. No mucho después, en 2003, formaron el germen de Cuco, ensayando con un redoblante y un bidón de agua como bombo a falta de batería. Su debut fue el 18 de septiembre de 2004, junto a Sr. Tomate y Fallados de Fábrica, en la histórica Galería del Rock de la calle 39 de La Plata. Aunque en ese entonces su nombre era otro.
Cuando empezaron, el nombre Milica surgió casi como un chiste. “Hicimos una lista con los nombres más horribles para una banda, y entre ellos estaba Milica”, recuerda Leo. Con el tiempo, y ante la falta de consenso para otro nombre, quedó por costumbre. “Cuando queríamos cambiarlo, la gente nos decía que estaba bueno. Pero a nosotres nunca nos gustó”.
La oportunidad de rebautizarse llegó cuando Marcelo, bajista y amigo de larga data, les propuso un trueque: entregarles el nombre Cuco, que estaba pensando para otro proyecto, a cambio de Ni Fu Ni Fa, un nombre que lesotres usaban en paralelo. “Nos pareció que Cuco encajaba perfecto: tiene algo de entidad que asusta, pero también algo infantil”, dicen.

En 2015, tras algunas participaciones esporádicas previas, se sumó de manera definitiva Franco Licántropo en guitarra, y así cerró el sonido de Cuco, completando la formación que los caracteriza hasta hoy: un power trío de batería, dos guitarras, y sin bajista.
“La cuestión del bajista fue la más inestable —admite Leo—. Pasaron siete por Cuco. Algunos estuvieron años; otros, apenas unos meses. En un momento decidimos eliminar el problema y empecé a amplificar mi guitarra tanto por el equipo de guitarra como por el de bajo, y santo remedio”. Esta formación con Daniela, Leo y Franco no se detiene y continúa en expansión: hace apenas unas semanas se sumó de forma estable Federico Ingolotti en sintetizadores.
A lo largo de los años, el proceso de composición de Cuco también fue mutando. “En un principio las canciones estaban armadas al estilo ‘cortar y pegar’, partes diferentes que nos gustaban las juntábamos —cuenta Leo—. A veces quedaban un montón de ideas aparentemente inconexas que daban como resultado una cosa nueva. Era más tipo cadáver exquisito. Pero en algún momento fuimos virando hacia la repetición como mantra, improvisado para llegar a una sensación”.
En 2005, un año después de su primer show, publicaron Muestra, su primer trabajo, aún bajo el nombre Milica. ”Este año se cumplen 20 años de ese disco/demo —recuerda Leo—. Lo grabamos en mi pieza con dos micrófonos. La mezcla y grabaciones extras las hice yo en mi primera computadora. ¡No tenía idea de lo que hacía! Fue todo diversión. Posiblemente este año rescatemos un par de canciones de Muestra para tocarlas y festejar sus 20 años”.
“Cuento unas curiosidades más del primer disco —suma Daniela—. Para hacer la foto de la tapa fuimos al laboratorio de un conocido y nos preparó esos tubos de ensayo con el plasma separado de la sangre. Siempre que cuento esta anécdota nos dicen que pensaban que era una foto sacada de internet. Y el diseño del interior del librito lo hizo una amiga artista plástica que se llama Mariela Vita”.
¿Qué persiste y qué cambió en el Cuco de hoy respecto del Cuco/Milica de esos comienzos? Ambos contestan: “El impulso creador, el disfrute y la esencia están ahí. La música fue mutando bastante y fuimos cambiando puntos de vista. Cosas en las que claramente el tiempo tiene mucho que ver. Persistimos nosotres, que a la vez somos otres y somos les mismes”.
Luego de Muestra y Milica en su salsa, un disco en vivo publicado en 2008, en 2010 salió La canción de Teresa, su primer trabajo oficial con el nombre Cuco, dedicado a su perra del mismo nombre. “La grabación de ese disco es la primera de muchas que hicimos en nuestra sala, La Cucocueva —cuentan—. Por esa comodidad de nuestro lugar, la mitad del disco es puro delirio. Jugamos un montón y nos pusimos a indagar en la parte más experimental, en la falta de formas y en las texturas de los sonidos por ejemplo. Eso nos sigue gustando mucho”.
En 2012 sacaron Música de contrainformación Vol. 1, un EP de tres canciones viejas que querían registrar “antes que se perdieran en la nube del tiempo”; y al año siguiente publicaron La dulzura de una muerte por susto, un split junto a las bandas uruguayas Power Chocolatín Experimento y Cadáver Exquisito, en el que Cuco participa con tres temas, entre ellos un cover de “Police On My Back” de Eddy Grant, popularizado por The Clash, rebautizado como “Con la yuta atrás”.
El gran quiebre llegó en 2013 con Cuco, su disco homónimo, que funcionó como un nuevo punto de partida. Este trabajo estableció el sonido visceral, la locura, la búsqueda, y la potencia que caracterizan al grupo hasta hoy, y sus integrantes concuerdan: “Sin duda es un disco bisagra. Ahí aparecen varias músicas que inician el camino de la composición por repetición, con canciones como ‘Hamaca‘, ‘Grace Zabriskie‘, ‘El entregado‘, y ‘Bolsitas de sangre‘”.
Cuco es también el primer disco grabado casi íntegramente en un estudio —Estudio Tolosa— y tiene dos particularidades que lo hicieron muy especial: “Tuvimos la suerte que Billy Anderson, que trabajó con Melvins, Neurosis, Mr. Bungle y L7, Swans, se encargó de la mezcla y el master; y para editarlo, el packaging que elegimos fue una lata, y desde ese momento se transformó en ´el disco de la latita´”.
Tanto por lo que cuentan como por lo que se ve en las tapas de sus discos, flyers, merchandising y puestas en escena, el componente visual tiene un peso vital en la propuesta de Cuco, y su cantante lo confirma: “Muchas veces se discuten ideas y disparadores para armar conceptos -principalmente para el arte de los discos- que se nos van ocurriendo y Daniela es quien está a cargo de orquestar y realizar todo eso. Tratamos de darle la misma importancia que a la música”.
Su disco siguiente, Caminantes (2018), sería grabado íntegramente en su sala y mezclado por Fer Bozzini. “Es un disco que aún nos gusta mucho, con canciones que nunca dejan de sonar en nuestras tocatas”, cuentan. Dos años después, en plena pandemia, publicaron Transición, un trabajo colaborativo y distinto que surgió de la urgencia de compartir.
“En ese contexto había que activar para ahuyentar la soledad y se nos ocurrió que podíamos pasarle a amiges de Uruguay y Argentina algunas canciones para que agreguen lo que quieran —recuerda la banda—. Pero surgió el problema del registro: no todes tienen las herramientas para grabarse en su casa. Entonces se nos ocurrió que lo más simple era usar los celulares, y así fue. Todo lo que se escucha en ese disco fue grabado con teléfonos. ¡Incluso hay cosas que se mandaron en el momento como audios de WhatsApp!”.

En octubre del año pasado, publicaron el mencionado Soñar correr como animal, su décimo y último trabajo a la fecha. “Tardamos un año y un día en terminar el disco —cuentan—. Todos los pasos vinculados a su creación fueron increíblemente nutritivos: desde que usamos metrónomo por primera vez, hasta que grabamos con Eric Kamatsu en Romaphonic. Desde aprender en la premezcla en Jardinería Flotante, el home estudio de Franco, hasta los viajes en tren y subte para pasar todo el día mezclando y masterizando con Maxi Leivas. Todas estas experiencias son el disco tanto como la música. Fue un proceso generoso y absolutamente feliz”.
Soñar correr como animal fue presentado en vivo en el Centro Cultural Favero en La Plata a dos semanas de su lanzamiento, y allí se hizo presente otra marca distintiva de Cuco: sus celebrados shows en vivo, a los cuales una legión de jóvenes fervorosos acuden desde diferentes puntos de la provincia para verles y dejarse impactar donde sea que toquen. “Esas carnes amigas danzantes son nuestro mayor regalo, nos emocionan mucho”, asegura la banda al respecto de esa comunión ruidosa y caliente que sucede en sus recitales.
“Creemos que el mundo de las palabras no es certero para una descripción completa de esa experiencia —reflexionan—. Es una apreciación que tiene que dar el público transitándola. Por nuestra parte solo podemos decir que la nuestra es música para escuchar en el cuerpo, y que en el escenario no nos parecemos en nada a Kraftwerk. Al menos no por ahora”.
Esto podrá comprobarse nuevamente el sábado 7 de junio en La Plata, cuando formen parte de una nueva edición del festival Viaje de Agua, compartiendo con Poseidotica, Sur Oculto, Undermine y Para Establecer un Río. El crisol de estilos que habita en su propuesta también suele reflejarse en los artistas con los que comparten escenario. “En nosotres esa diversidad se manifiesta espontáneamente, y responde a circunstancias del momento, como la forma en que nos sentimos, qué estamos escuchando o qué está pasando a nuestro alrededor. Creo que con los años fuimos aprendiendo a mezclar todo eso y que resulte algo diverso pero homogéneo”.
“Viajar a Uruguay es como visitar a la familia”, dicen los Cuco al momento de hablar de su próxima gira por ese país. Desde su primera visita en el 2008, han tocado allí más de 15 veces, y su próximo desembarco será el 9 y 10 de mayo en Montevideo: el viernes junto a Power Chocolatín Experimento en El Molino Casa Cultural; y el sábado en Sala Ducon junto a Sara y 2000. Además, será la presentación del cassette de su último álbum editado por el sello Tatami Registro. ¿Y cómo reaccionan los uruguayos ante el frenesí de los platenses? “Siempre acompañan, siempre agitan. ¡Un matecito y pal baile!”.
Su vínculo con la escena musical charrúa es sumamente activo, con colaboraciones con la artista electropop Traumadoll, que fue invitada en la grabación de su tema “Luddismo Kamikaze” incluido en Soñar correr como animal; y el mencionado split con Power Chocolatín Experimento, con quienes también compartieron escenario en Buenos Aires.
“Lmao fue la primera de las bandas que conocimos por Myspace, y sin mucha vuelta coordinamos y de repente ya estábamos viajando —recuerdan los Cuco—. Ahí empezó todo. Luego conocimos a Cadáver Exquisito, Trío Vilardebó, Power Chocolatín Experimento, Hijo Agrio, Asesinas, Martes Mártir, Traumadoll, Heladanegra, Sara, Kndibot y muches más. Una cuenta pendiente es tocar con la banda Asado Crudo”.
Desde 2012, Cuco organiza y cura el festival Mugre o Muerte, que ya va por su edición número 21. Aunque venían armando fechas con otros nombres, fue con ese título que encontraron algo que los representaba del todo. “Sentimos que ese nombre sintetiza bien el espíritu que buscábamos: no ser pretencioses a la hora de armar algo. Creemos en hacer con lo que se tiene y hacer en equipo”. Este año, el MOM redobla la apuesta con una edición doble el 4 y 5 de julio, en CABA y La Plata. La grilla aún no fue anunciada, pero nos adelantan que Power Chocolatín Experimento serán parte del festejo.
Ser un proyecto independiente implica editar discos, organizar su propio festival, armar fechas, llevar adelante giras… todo en medio de la difícil situación socioeconómica actual. ¿Qué significa para Cuco sostener esa forma de hacer? ¿Cómo se vive la autogestión en un contexto adverso? “El camino que seguimos es lo que somos —reflexiona la banda—. No conocemos otra forma. No nos sale dar consejos, pero cultivar la voluntad es medio fundamental. Y lo más importante es que en la balanza de cada decisión siempre pese más la felicidad”.
Desde su experiencia en la escena independiente, Cuco siente que el under porteño y bonaerense atraviesan un momento algo “encorsetado y contenido”, como una “música para ver en fotos más que para ver en vivo”. Aun así, destacan propuestas que, según ellos, se despegan de esa lógica: “Nos gustan mucho bandas como Pasodesombra, Problemas de Gente Blanca, Carne, Gente Conversando, Jugo de Basura, Tronor, Bloques Irreconciliables, Tensión o Ññññ, por nombrar solo algunas. Y también sellos y movidas como NTN, Prius Discos o Tractor Producciones que aportan mucho. Algunas bandas de esa nueva ‘escena post pandemia’ pareciera que van para algún lado interesante. Veremos”.
Si para entender sus bases exploramos sus influencias, para tratar de vislumbrar su futuro preguntamos qué están escuchando y viendo ahora. Leo comparte: “Los discos The Collective de Kim Gordon y Lives Outgrown de Beth Gibbons, bandas como Deaf Kids o el disco homónimo de Problemas de Gente Blanca. También escuchamos mucha radio, online la NTS y por aire Radio Universidad. Y siempre que podemos vamos a ver en vivo a Mister América”. Daniela no se queda atrás: “Idem el disco de Kim Gordon, OOIOO, Jarboe, Laurie Anderson, Traumadoll y Mozart”.
Para lo que resta del año planean tocar mucho, realizar varios videoclips, grabar el soundtrack de una película y, adelantan sin dar mayores precisiones, la posibilidad que “si todo sale bien, en noviembre, recibir una visita de otro país”. ¿Y más allá de este año? ¿Qué imaginan o esperan para el futuro del grupo? “Por explorar queda todo. Quizás hagamos algunos temas solo con percusión hecha de huesos. Quién te dice”, responden sin dudar. Después de haber escuchado la música de Cuco, visto sus shows, hablado con ellos, e intentar definir y condensar su mítica psicodelia oscura y su singular golpe, esa propuesta no suena tan descabellada.
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