Con más de 20 años de carrera, Tomates Asesinos publicó este año uno de sus mejores discos hasta el momento. En Definiciones y ejemplos, el grupo cordobés logra combinar su faceta de experimentadores sónicos de laboratorio con un fervor contagioso. Ritmo, atmósfera, baile y exploración; un viaje musical que pasa del éxtasis a la contemplación. Dividido en dos partes bien marcadas -con un lado A más rítmico y un lado B más climático-, este es el álbum que mejor exhibe el ya mítico pulso caliente de Tomates Asesinos en sus shows en vivo.
“Definiciones y ejemplos es un disco urgente -cuenta el guitarrista y tecladista Luis El Halli Obeid en conversación con Indie Hoy-. Quisimos hacerlo rápido y así fue, una instantánea de Tomates donde se muestra muy bien la banda de escenarios versus la banda de mesa. No intentamos unificarlo, es esto, y son dos cosas distintas. Bueno, hicimos un disco así”. Tomás Gazzo, bajo y sintetizador, agrega: “Queríamos tener algo que pueda representar cómo suena la banda ahora, sin computadora en escena, y con toda su diversidad sonora”. En la actualidad el grupo se completa con Esteban Favaro en sintetizadores y Santiago Guerrero en batería y sintetizador.
A dos décadas de su debut (“Formalmente fue en marzo del 2003. Informalmente mucho antes pero no hay fecha cierta. Éramos una banda de versiones de todo tipo de música, desde Henry Mancini a Los Gauchos Alemanes. Hasta que llegaron los teclados y ahí se nos rompió todo, ese es el año cero”, evoca Obeid), Tomates Asesinos ha sabido hacerse de un nombre en la escena de Córdoba, gracias a su particular sonido que mezcla elementos de krautrock, synthwave, post rock, ambient, e incluso de folklore latinoamericano y de la música más experimental. “A los estilos que mencionás nos fuimos pareciendo sin querer queriendo”, comenta Obeid, y ante la pregunta de cómo describiría al grupo, no duda en decir que “Somos cuatro jinetes cabalgando sobre sintetizadores que se apoyan sobre un power trío de guitarra-bajo-batería. En vivo es una experiencia mántrica poderosa, al borde del baile frenético”.
“A riesgo de sonar hippie, creo que la mayor referencia en los comienzos de Tomates fue la amistad y el oasis espiritual que representa encontrarte con músicos competentes en una pueblo de cinco mil habitantes. Querés tocar con ellos, no importa qué”, recuerda Luis. El pueblo al que hace referencia es Noetinger, localidad del sudeste de Córdoba, a 269 kilómetros de la ciudad capital. Allí los miembros originales de la banda se conocieron como alumnos de la Banda Infanto Juvenil Municipal del lugar.
“Un día de actuación, un amigo burlón nos vio a todos con el uniforme de la banda -pantalón blanco con chaqueta y boina rojas- y nos empezó a decir Tomates Asesinos, y el chiste empezó a gustar porque necesitábamos un nombre que hiciera referencia a nada en particular, y también porque en ese momento hacíamos una música inspirada en otro grupo llamado Oranj Symphonette -Sinfonía Naranja- que tocaban música de Henry Mancini”.
Para Luis, el momento del quiebre y la evolución en Tomates es clara. “Tuve una experiencia muy poderosa siendo parte del Guitar Craft -cuenta el guitarrista refiriéndose los cursos intensivos de guitarra a cargo de Robert Fripp-, que me transformó la idea de tocar música y guitarra en particular, pensando en la relación entre el estilo que tocás y el condicionamiento muscular de días de practicar. Eso me llevó a sugerir romper con ese condicionamiento agarrando los teclados que eran fáciles de hacer sonar. Eso nos sacó de la escala infinita y nos puso a tener que imaginar músicas acordes a lo que podíamos tocar: melodías, ambientes, ruiditos. Ahí realmente nace Tomates”.
En estas dos décadas de existencia han logrado editar un total de cinco discos de estudio. Esto se debe a algunos cambios de formación, salidas de integrantes, nuevos miembros, reingresos, proyectos paralelos, la creación de música para documentales y obras de teatro, pandemia, además del claro devenir de una banda independiente en Argentina. Sus integrantes ofrecen un repaso de su discografía: “Lujuria en el espacio (2007) empezó todo, fue el primer paso, mucho material, la ruptura inicial. Elitismo para todos (2013) fue un destilado de lo anterior y un movimiento hacia música más enérgica. En estos discos todo está tocado, casi no hubo programaciones. Noches de absaló (2011) son canciones y es la segunda gran ruptura. La luz buena (2016), folktronica sideral, tercera gran ruptura, pura programación y sampleo; Vivo (2018), disco en vivo reformulando parte del repertorio clásico, cuarta ruptura, todos tocando otros instrumentos; y Definiciones y ejemplos (2023), tracción a sangre y microchips”.
Durante la cuarentena del 2020 no se quedaron quietos y llevaron adelante el newsletter “Plantas de interior”, un proyecto del que lamentablemente ya no queda registro pero al que el grupo reconoce y agradece: “Durante el 2020 hubo tiempo, poco qué hacer, y ganas de hacer un desafío musical similar en compromiso y exposición a tener que salir a tocar. No nos copaban los streamings, entonces se nos ocurrió hacer una pieza nueva cada 15 días, empezada y terminada en ese intervalo de tiempo, y mandarla por mail para salirnos de la vorágine de las redes. Encima salió una nota en el diario como para certificar el compromiso tomado. Fue un flash, hoy estamos gracias al impulso creativo de esos días”.
Al preguntarles sobre la escena independiente de su provincia, dicen que “se está renovando, bah, renaciendo post pandemia. La escena cordobesa está bien, se mueve, se produce cada vez mejor pero sigue con el problema de estar lejos, eso siempre complica un poco la cosa”, y de allí recomiendan escuchar a 57000, Ox en Mayo Alto, Nube de Magallanes, Kitucho, Sur Oculto y Rosa Profunda. “También lo que produce Nagasaki Records, y siempre seguir al sello Sonido Atmosférico, ahí pasan cosas grosas”.
Por ese estilo particular que confeccionan y por cambiar disco a disco, dicen que es difícil encasillarlos en una escena, pero siempre tuvieron una conexión natural tanto con artistas de noise como de rock progresivo e incluso de IDM, algo que suele pasar más por una cuestión de “buena onda” que de afinidad musical. Mencionan espacialmente a Nonoise79, Pablo Reche, ÑÑÑÑ, Fin del Mundo, 57000 y Sur Oculto, entre otros. “En cuanto a gustos musicales siempre fuimos una banda con un gaucho de cada pueblo, y tampoco quisimos imitar a nadie ni caerle bien a un público determinado. Sumado a que pasamos de tocar instrumentos de cuerda y parche a tocar teclados y pedales, y ese paso nos hizo compositores, no las ganas de tocar rock o house o trip hop, entonces ¿qué nombre le ponemos a esta música emergente y algo rara que hacemos?”.
Tomates Asesinos estará visitando Buenos Aires en algunos días para realizar dos presentaciones prometedoras. El viernes 15 de septiembre tocarán en el Centro Cultural Metamorfosis de Monte Grande, junto a Tu Propia Aventura; el domingo 17 de septiembre en La Tangente en el marco del Festival Deforme, junto a Agustina Bécares, El Club del Gamelán y Paula Rosas. “Nos emociona tocar en este festival, que cree y trabaja en favor de la música que corre muy por fuera del canon mainstream y hace hincapié en generar lugar para que se materialice esa música que nos gustaría escuchar y que es difícil de encontrar. Tomates va con un toque energético y muy volador, mucho sinte, bata, meteoritos, rayos y centellas”.
Luego de estos shows en Buenos Aires, los Tomates concentran hasta el 10 de noviembre cuando presentarán el disco en Córdoba, para luego, en diciembre, emprender una gira por Chile, ya que su último disco fue editado por el sello chileno LeRock Psicophonique junto a Anomalía Ediciones, de Buenos Aires. “Tenemos una línea de cuatro con cuatro sintes trabajando en sincronía haciendo contrapuntos, capas sonoras, y secuencias, todos asentados en una base de guitarra, bajo y batería aportando pulso y energía humana -concluyen-. Apostamos a un toque potente, con una música muy visual, de viaje y colores haciéndote mover la patita”.
Escuchá a Tomates Asesinos en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).