Ya comenzó la cuenta regresiva. Dum Chica es una bomba cuya detonación fue activada por un temporizador. Tic-toc, tic-toc. Filoso y auténtico, el trío conformado por Lucila Storino, Juana Gallardo y Ramiro Pampin es uno de los deslumbramientos de la movida postpandemia: dueñxs de una feroz energía expansiva que arrasa todo a su alrededor. Desde el minimalismo extremo están depurando la rabia generacional en un puñado de canciones que fusionan la ironía e irreverencia poética con la intensidad de momentos incendiarios sin menguar el flujo estilístico y encantador de la crudeza. Solo voz, bajo y batería, ¿para qué más?
En vivo, Dum Chica es una locomotora fantasma capaz de pasarte por encima al enrielar cuatro vías vibrantes que sostienen el traqueteo constante y desalmado de la batería para arremeter con nerviosismo vocal y shocks de adrenalina. Susurros escalofriantes y gritos a garganta rota convergen a la perfección con la estridencia latosa del metal en cuanto a su materialidad, más que a lo estrictamente musical. Protopunk distópico de la basurera digital.
“Hay tanta suciedad, hay restos más ni hablar”, repite Lucy endemoniada durante el estribillo de su único single hasta el momento, como absorbida en una aguda borrachera, pero consciente que la fiesta está en pañales. Con temperamento narcótico y seducción performática, Dum Chica promete que “Terremoto” es apenas una advertencia en la inminente sucesión de cataclismos ligados a la aniquilación sensorial que chispean los registros lo-fi subidos en su canal de YouTube. “Maratón ratón, sale de un riff sucio y de letras incorrectas, para bailar y atacar”, afirma la cantante en conversación con Indie Hoy.
Es justo en ese ataque donde Dum Chica conecta con el público. Baile, salto, pogo, mucha contundencia. A raíz de este furor, la gente se fue aprendiendo las canciones de recital en recital. Hoy acompañan al grupo tarareando lo que pueden, o hasta donde quieren, porque lo que florece va más allá del campo literario, es un llamado a romper las reglas, una sensación de peligro y destrucción que altera el uso de la razón.
“La primera vez que vi a Dum Chica en vivo sentí que eran una especie de Velvet Underground, pero en anfetaminas. Una explosión salvaje que abrazaba todo lo que estaba necesitando– cuenta el productor Estanislao López acerca de lo que significó tomar las riendas del indomable proyecto para encontrar el rumbo hacia lo que será su álbum debut editado por el sello Casa del Puente-. Cuando me mandaron las mezclas de lo que iba a ser su primer disco, sentí que faltaba justamente eso: esa explosión. Se lo comenté a lxs chicxs y, entre una cosa y otra, terminamos regrabando todo el disco en Estudios Unísono, conmigo como productor e ingeniero. Completamente en vivo, voces incluidas, y sin edición. Lo que se interpretó está ahí. Lo que se gritó y se distorsionó está ahí. Quedó”.
“Es para escucharlo y pensar en el vivo, para conectar con la energía del antro, sucucho y las multitudes”, agrega Lucy, reconociéndose parte de un pronunciamiento contracultural que está emergiendo desde las profundidades con euforia sónica y afectiva. Dum Chica forma parte de una movida emergente que resuena desde el final del aislamiento, junto a otras bandas como Buenos Vampiros, Mujer Cebra, El Club Audiovisual, Nenagenix y Kill Flora. El contexto: juventud queriendo diluir la claustrofobia social en momentos ruidosos que hicieron temblar el tablero local desde el underground. Un revival alternativo que amenaza a cuentagotas con la efervescencia de lo que vendrá. Parece que el suelo se está moviendo de nuevo.
Dum Chica se presenta el viernes 4 de noviembre a las 20 h en Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510, CABA) junto a Atrás Hay Truenos y Mujer Cebra, entradas disponibles a través de Passline. Escuchá “Terremoto” en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).