Al final de una calurosa noche de verano del año 2000, Everything But the Girl descendió entre aplausos del escenario del prestigioso festival de jazz de Montreaux, recogió sus instrumentos, volvió a su base ubicada al norte de Londres y se retiró de la música por los siguientes veintitrés años. Para muchos, la decisión del dúo integrado por Ben Watt y Tracey Thorn -pareja sentimental y creativa que llevaba unida casi dos décadas- de acabar con su carrera resultaba incomprensible.
Desde 1982, Watt y Thorn habían publicado diez álbumes de una generosa diversidad –jazz pop, indie rock, folk alternativo, sophistipop– con los que probaron el éxito y el fracaso, el fervor y la indiferencia, el reconocimiento y el escarnio. Paradójicamente, sus lanzamientos más recientes –un single remezclado en modalidad house por el legendario DJ Todd Terry y dos álbumes en clave electrónica: Walking Wounded y Temperamental– los habían convertido en uno de los grupos favoritos de la crítica y, por si esto fuera poco, en un éxito de ventas a nivel mundial.
Sin embargo, el nacimiento de dos gemelas y la inminente llegada de un nuevo hijo volvieron imposibles los calendarios de giras y las agendas de promoción. Cuatro años más tarde, en una fiesta en las oficinas de EMI, Thorn era interrogada por Neil Tennant, el impasible cantante de Pet Shop Boys: “¿Qué estás haciendo estos días con tu hermosa voz?”. A lo que ella respondió: “Gritándole a mis hijos”.
Hoy, después de dos décadas de vida doméstica, varios libros de memorias y los eventuales discos solistas en clave menor, Watt y Thorn reviven a Everything But the Girl y, con el lanzamiento de Fuse, su primer álbum desde 1999, retoman el sonido electrónico que dejaron en pausa cuando bajaron del escenario de Montreaux. Como una pareja entrada en años que vuelve a la casa que habitó en su juventud, el dúo ha elaborado un disco donde los cimientos del pasado son reacomodados para albergar nuevas, inquietantes y a menudo aleccionadoras experiencias.
En su primer single, “Nothing Left to Lose”, sobre crestas heladas de sub-bajos que emergen de páramos escarchados de drum and bass, Thorn canta: “Necesito una piel más gruesa/ Este dolor está asentándose/ Decime qué debo hacer/ Siempre te he escuchado”. En “Caution to the Wind”, sobre un beat de impronta house al que se le ha extraído cualquier exceso de grasa, la cantante evoca su regreso al hogar: “Aquí en la oscuridad/ Una nube corta las estrellas/ El cielo es una catedral/ Y estoy en casa”. En “Run a Red Light”, como un esposo que intenta inyectarle vida a una relación en crisis, Watt responde con una letra donde la idea de quedarse en casa viendo películas en Netflix es reemplazada por una noche de fiesta, en la que el viaje de regreso se torna seductoramente peligroso: “Olvida a los perdedores/ Pon una canción y levanta tus pies/ Esta fue mi idea, espero que lo sepas/ Vamos a tener esto, soy el elegido/ Crucemos la luz roja/ Olvidá la mañana/ Esto es esta noche”.
Todas estas canciones cuentan una historia o, más bien, buscan continuar una historia que parecía haber terminado mucho tiempo atrás. Su tono, en contra de lo que podría sugerir su temática, no es nostálgico: Fuse no es un disco que podría haber aparecido a mediados de los noventa. Los ritmos drum and bass, a diferencia de Walking Wounded, no tienen un papel protagónico sino secundario, como un telón de fondo que alude a episodios de una temporada pasada. Los pulsos house, a diferencia de Temperamental, no nos sitúan en medio de la pista de baile sino en un lugar de tránsito, como el rumor de una fiesta que llega hasta un estacionamiento vacío desde las puertas cerradas de una discoteca.
Se trata, en resumen, de un disco donde el lenguaje del pasado es reinventado para expresar nuevos hábitos y costumbres. Watt y Thorn buscan recordar quiénes fueron, no exactamente para volver a tiempos mejores, sino para construir un mejor presente. Sus viejas identidades, con sus siluetas y contornos desdibujados por la memoria, aparecen para indicar la ruta a seguir.
Escuchá Fuse de Everything But the Girl en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).