A finales de 2015, cuando pensaba que mi disco preferido para ese año sería In Colour de Jamie xx, me encontré con un joya total. Uno de los discos que pasarían a formar parte de mis álbumes preferidos de todos los tiempos. Ese disco fue Get To Heaven de Everything Everything. Un disco con un sonido colorido pero sombrío por momentos, intrincado pero increíblemente accesible, divertido musicalmente pero con unas letras invadidas de desesperanza y tristeza. Esto me llevó a seguir investigando a la banda, llevándome varias buenas sorpresas.
Hace unos meses, llegó la noticia de que un nuevo álbum de Everything Everything estaba en camino, se llamaría A Fever Dream y con su anuncio, la banda largó el primer sencillo promocional, “Can’t Do”, el cual me tomó por sorpresa. Un poco por el hecho de que contaba con un beat excelente, galopante y frenético que canalizaba a la perfección la temática de la canción: esta sensación de estar metido en una encrucijada frente a una orden de otra persona. Lo otro que llamó mi atención fue el cambio en el sonido de la banda. Utilizando sintetizadores que no sería extraño escuchar en una canción del Top 40 actual, este single y el siguiente, “Desire”, vaticinaban que la banda iría en una dirección un tanto más accesible. Unas semanas después, saldría el álbum completo. ¿Qué tiene A Fever Dream para ofrecernos?
En lo concerniente a temática, Everything Everything continúa con una línea muy precisa en sus canciones. Este “sueño afiebrado” que describe el título se nos revela en el álbum como un deseo ferviente de poder y de destrucción, de conquista sobre lo ajeno y lo diferente. El cantante de la banda, Jonathan Higgs, hace un excelente trabajo con sus letras para mostrar ambas caras de la moneda, tomando el rol del destructor en canciones como “Desire” o “Ivory Tower”, o encarnando a personajes oprimidos como en la excelente “Night of the Long Knives” y “Big Game”, aunque la primera cara es la que suele prevalecer en esta narrativa. Canciones como “Run the Numbers” y “Good Shot, Good Soldier” ayudan a profundizar a este personaje, quien se nos devela como alguien poco preparado para ejercer el poder que ha obtenido y con un carácter bastante volátil y poco predecible, casi infantil por momentos. Si suena un poco como Donald Trump es porque el personaje de este disco toma bastante inspiración de él. Si se puede criticar algo de las letras, sería que, en repetidas ocasiones, los estribillos constan de pocos versos que se repiten un poco más de lo necesario, como en “Can’t Do” o “A Fever Dream”.
En cuanto a la producción respecta, en esta ocasión la banda trae a James Ford, quien produjo álbumes para Klaxons y Arctic Monkeys. El cambio en la producción es bastante brusco, aunque esto no significa que la banda haya perdido su identidad. El cambio más llamativo es que este disco se apoya mucho más en los sonidos de sintetizadores que en las guitarras. También, la banda se embarca en varias canciones en sonidos más ambientales que son reminiscentes de su primer disco, Man Alive (2010), solo que con un sonido mucho más vasto y sombrío. Ciertamente canciones como “A Fever Dream” y “Put Me Together” ayudan a canalizar la atmósfera onírica que la banda intenta mostrar con este disco. Sin embargo, algunas canciones oscilan entre este sonido ambiental y un sonido más directo y esto les juega en contra pues terminan siendo un tanto aburridas y monótonas. Tal es el caso de “Good Man, Good Soldier” y, sobre todo, “Big Game”.
Habiendo dicho esto, cuando la banda intenta ser directa en canciones como “Ivory Tower” o “Night of the Long Knives” no puedo evitar pensar que estas canciones están muy bien escritas pero la producción no las ayuda. Son canciones que tranquilamente podrían haber entrado en Get to Heaven, tanto por su sonido como por su temática.
En un todo, A Fever Dream es un disco bastante consistente y cohesivo. La mejora en la escritura de las canciones que les hizo dar el salto de calidad en Get to Heaven sigue presente y en un muy buen nivel. El álbum termina con una pieza corta llamada “New Deep”, en la cual el narrador de este disco se plantea si son los demás quienes están locos o si en realidad es él quien está mal, a la que le sigue “White Whale”, un muy buen cierre para el disco. Un álbum muy disfrutable que ciertamente ayuda a la banda a establecerse como uno de los grupos más interesantes del indie rock actual.
Everything Everything – A Fever Dream
2017 – RCA
01. Night of the Long Knives
02. Can’t Do
03. Desire
04. Big Game
05. Good Shot, Good Soldier
06. Run the Numbers
07. Put Me Together
08. A Fever Dream
09. Ivory Tower
10. New Deep
11. White Whale