2 Minutos es sinónimo de punk rock argentino y su repertorio se consolidó como uno de los pilares imprescindibles del género. Desde su formación en 1987, la agrupación de Valentín Alsina mantuvo una presencia aguerrida en la escena musical, llevando su crudeza y distorsión a cada rincón del país y más allá, en un eterno arrebato de sensaciones viscerales.
Su disco debut, titulado con el nombre de la ciudad que tanto enarbolan, catapultó su carrera y 30 años más tarde se los reconoce como una banda de culto que sigue dando que hablar. “Novedades”, “Demasiado tarde” y, sobre todo, “Ya no sos igual”, son algunos de los tantos himnos dentro de su arsenal. Ayer, hoy y siempre, 2 Minutos representa la resistencia armada con guitarras y letras que nunca pierden el filo.
“Es la verdad”, afirma el guitarrista Pablo Coll en conversación con Indie Hoy, mientras se toma un chupito. Al soltar el vaso contra la mesa, señala con una mirada acusatoria al cantante Walter Velázquez, más conocido como Mosca. “No, no, fuiste vos -le devuelve Mosca-. Me acuerdo que íbamos en una combi por México. A mí me quedó esa”. Pablo mira a Mosca, luego al baterista Monti Burns, quien sostiene con tranquilidad una lata de cerveza. Cuando ve que la batalla está perdida, Coll admite ser quien inventó el título del más reciente disco de la banda. “La máquina de hacer cagadas, porque es lo que nos sucede siempre -asegura con una sonrisa amarga-. Pero cagadas bonitas, eso sí”.
De una banda con tantos años de carrera y una infinidad de shows en su haber, se puede esperar cualquier cosa. Sin embargo, el título es más un chiste de borrachos que una realidad, porque las canciones son bombazos que todo seguidor de la banda va a saber apreciar. 2 Minutos juega con la nostalgia, apuntando directo al corazón de los viajeros del tiempo que desahogan sus recuerdos en comentarios de YouTube, como si fueran mensajes en el muro de los lamentos.
“Que épocas de Pogo, Mosh y Kilombo en el Arlequines, Zona Cyborg, Cemento y tantos lugares de la movida HC Punk…”. “Con 47, aún los escucho tremendo disco, infaltable un domingo: asado, vino y 2’”. “Por este disco empecé a tocar la guitarra ahora la sigo tocando”. “En definitiva, ese barrio que cambió y ya no es el mismo. Nadie mejor que 2 Minutos para conocer la postal de esa década de los 90!”. “A los 15 patinando en el barrio con la bocina a todo con este discazo, ahora tengo 34 y me emociona igual que en aquel tiempo”. Son algunos de los tantos mensajes que aparecen en un video de Valentín Alsina. “Qué recuerdos, se me cae un lagrimón”.
En una combi medio destartalada, cruzando el desierto como ratas en la ruta, los integrantes de 2 Minutos estaban cocinando su nuevo disco. Un álbum de reversiones con clásicos épicos e invitados de lujo. Entre escabio y puchos, las ideas salían a patadas. Y así, en medio del calor y el polvo, apareció el nombre perfecto: La máquina de hacer cagadas.
La elección del tracklist fue un verdadero rompecabezas. Con un catálogo tan extenso y tantas canciones icónicas, decidir cuáles incluir fue una tarea titánica. La industria musical es un laberinto de agendas y compromisos, 2 Minutos lo sabe bien. Aunque habían planificado con anticipación, fue difícil coordinar los tiempos de cada artista invitado. Este desafío fue una de las razones por las que la grabación del álbum se retrasó tanto; cada paso dependía de encontrar el momento adecuado en que cada participación estuviera disponible.
En cuanto a la grabación, la banda no tuvo la oportunidad de grabar con ninguno en persona. Solo se cruzaron dentro de un estudio con la banda Enjambre por pura coincidencia que les comentaron que solían hacer en vivo “El tema de Adrián”. “No sabíamos qué banda era Enjambre, después supimos que era una banda de pop rock mexicana”, dice Monti.
En cambio, la conexión entre 2 Minutos y Die Toten Hosen era bastante sólida. Habían compartido escenario en distintas ocasiones y tenían un amigo en común que ayudó a facilitar esta esperada colaboración. Cuando surgió la idea de regrabar “Ya no sos igual”, los alemanes no dudaron en sumarse. Pero la propuesta inicial era aún más ambiciosa: además de Trueno, quien también grabó su versión en Alemania, se había pensado en Wos para una batalla de gallos en medio de la canción. Sin embargo, los compromisos de Wos lo obligaron a declinar la invitación.
“Nosotros habíamos bajado el tempo pensando que iba a rapear, pero Trueno dijo que lo quería normal. Entonces revoleó todo eso y cantó a la velocidad normal de la canción. Y la rompió: ‘Esa es la diferencia entre la gorra y la visera’”, repite Pablo, feliz con la nueva parte de la letra y proponiendo un brindis al que todos celebran. “¡Campeón mundial!”, agrega Mosca. Birra va, birra viene, los muchachos se entretienen.
Es que “Ya no sos igual” es un grito que trasciende el tiempo. Compuesta en un contexto de fuerte represión, la canción resonó con fuerza en los jóvenes de los 90. El abuso de autoridad y la injusticia por parte de las fuerzas armadas son problemas que continúan afectando a nuestra sociedad. La furia de “Ya no sos igual” es el eco de un barrio que nunca olvida, la bandera de los que eligen no arrodillarse.
La canción fue publicada por primera vez en 1992 en el compilado titulado Mentes abiertas y, desde ese primer registro, la canción mantuvo su rigor intacto. Cuando publicaron Valentín Alsina, decidieron no regrabarla, conscientes de que esa versión inicial capturaba la rabia y la autenticidad del momento. Hoy, el tema sigue siendo un rugido rebelde que no perdió ni una pizca de su poder.
“Me ha pasado de caer en una comisaría y que me hayan verdugueado, o que me hayan dicho: ‘Uh loco, vos sos el capo que escribió el tema’. Pero lo más raro que nos pasó es que nos frene un patrullero y se baje un rati con una cachiporra para pedirnos una foto juntos. ‘Soy policía, pero amo este tema’”, cuenta Mosca entre risas acerca de la canción sobre un tal Carlos que se dejó crecer el bigote y tiene una 9, para él.
“Era un personaje del barrio. Era un chabón que paraba ahí en un kiosco con nosotros, pero no tenía mucha buena onda. En realidad no sé ni cómo se llamaba -cuenta Mosca acerca del oficial que inspiró semejante éxito-. Es más, si me lo cruzo hoy, no sé ni quién es. Puede que tenga cualquier nombre, no sé ni cómo se llama, pero era un personaje que paraba con nosotros, había muchos grupitos. Le puse Carlos, pero capaz que se llama Sergio”.
En La máquina de hacer cagadas, 2 Minutos se atreve a reinventar su sonido. Otro ejemplo de esta audacia es la nueva versión de “Pandora Box”, donde el ska y los vientos se convierten en protagonistas, ofreciendo una vuelta de tuerca sin sacrificar la esencia de Un mundo de sensaciones. “Me encanta sobre todo la parte que dice: ‘Tenías un color especial’, eso es Cienfuegos, por supuesto”, explica Pablo ya bastante ebrio, y se golpea el pecho en señal de admiración hacia la banda de Sergio Rotman.
“Lo principal fue la amistad y la admiración hacia las bandas -agrega el guitarrista sobre los invitados del disco-. La Vela Puerca son amigos de toda la vida, amigos de verdad, sobre todo El Enano. Con Los Cadillacs fuimos a dar vueltas por un montón de rato juntos, por un montón de lados. Los Auténticos Decadentes y Mimi Maura también, una larga relación. Quedó muy bueno el disco y estamos muy contentos”.
En cuanto a Piti Fernández, la banda recuerda con sorpresa cómo se había aprendido de memoria la apertura de “Mosca de bar“, un recitado emblemático originalmente grabado por el icónico Enrique Symns. Era una noche en La Trastienda, ellos preguntaban “¿Qué es el bar, Piti?”, y él se sabía de memoria cada verso inmortalizado en el segundo disco de la banda, Volvió la alegría, vieja (1995). “Se habrá dormido un par de días con el walkman puesto para saberlo al pie de la letra”, dice Mosca.
Vale la pena recordar las palabras de Symns para entender a 2 Minutos: “¿Qué es el bar, Enrique? Bueno, las ciudades son las hijas del miedo, del miedo a la selva. Ya en el trazado de la ciudad descubrís que la rectitud que tiene la ciudad, las calles, las esquinas, las manzanas, las veredas, está todo construido para que ni un burro ciego camine por ella. El bar es: los últimos pantanos de la selva. Los últimos lugares donde existe el riesgo”. Y continúa a modo de preludio: “Que lo que no es el bar, y es el lugar donde Cuchi Cuchi va construyendo esa pequeña vida que te deja respirar la ciudad donde tenés que conformarte con haber si tenés hijos, escribís un libro. El bar es la última oferta de la eternidad. La última oferta que queda de la libertad. El peligro a que pierdas tu novia, a que te enojes con tu amigo, a que aparezcan personas desconocidas. Yo creo que el bar es sobre todo, no digo la selva, pero por lo menos es el bosque que le queda a la ciudad”.
La banda brinda por Enrique y reflexiona sobre el cambio generacional en la música, tomando como ejemplo La máquina de hacer cagadas. Hoy, ver a artistas de estilos tan diversos colaborando es casi cotidiano, algo que antes era impensable. En otra época, la idea de 2 Minutos junto al cantante de Las Pastillas del Abuelo habría sido inaceptable; sin embargo, ahora la reversión de “Amor suicida” se convierte en una rareza que no solo celebra la diversidad estética, sino que también muestra cómo las barreras entre géneros se desvanecieron por completo, incluso en la old school.
“Y nosotros en el primer disco hicimos ‘Como caramelo de limón’ de Ricky Maravilla. Las viejas épocas eran diferentes, eso quedó hace tiempo atrás”, asegura Mosca. Todos están de acuerdo y vuelven a brindar por ello. Están en el Roxy, lugar donde se filmó el video de “Pandora Box”, la reversión junto a Los Auténticos Decadentes. Además del Mono de Kapanga, el video cuenta con la participación de otros artistas que, aunque no formaron parte del disco, se unieron a la celebración, entre ellos Dillom y Kaktov.
“Los pibes hacen trap pero hacen rock, y todos siempre terminan cayendo en la guitarra”, explica Monti. Dillom es un ferviente defensor del legado ramonero, algo que resuena profundamente con ellos, siendo la banda argentina que más veces tocó junto a los Ramones. “Eso es 2 Minutos, juntarse y agarrar gente copada, que nos caiga bien. No un revoleo solo porque le vaya bien. Dillom es el más punky de todos. Me encanta lo que hace“, asegura Pablo y se toma el último trago.
“Valentín Alsina es un disco que a pesar de que cumplió 30 años, hay canciones que están muy vigentes, “Novedades’, por ejemplo. Lamentablemente, ¿no? -reflexiona Mosca acerca de la canción que expresa con ira que lo único que ve en la tele es a los jubilados peleando por sus derechos. Para 2 Minutos, la lucha continúa. “Yo a veces jodo con que somos como Terminator, que venimos del futuro para salvar. Me acuerdo que habíamos tocado con Ramones en Vélez, y estaba en fabricación ese disco. Valentín Alsina es atemporal. El disco está hecho con buena leche, pero desgraciadamente pasaron 30 años y no cambió una mierda”, agrega el cantante.
“Vos no confiaste” es otra de las canciones grabadas hace tres décadas que podría haber salido hoy mismo. Una canción de protesta hacia quienes se van del país a lavar copas en Europa buscando un futuro inmediato. “De hecho, durante la gira en España, arrancamos con esa canción en la lista. Fuimos a hacer un tour y había mucho público argentino escuchándonos ahí. Y a propósito, dijimos que la primera canción tenía que ser esa. ¡Tomen para ustedes, hijos de puta!”, exclama Mosca.
“Pasamos las 120 canciones tranquilamente con 2 Minutos”, dice Monti, mientras que Mosca agrega entre risas: “Por eso, a veces reflotamos canciones. Sacamos algunas que estamos tocando siempre. Y sacamos a la palestra otras que no las tocamos hace un montón. Ellos tienen que ensayar. Yo soy medio vago y estudio por internet”.
“En los shows tomamos alrededor de 35, de las cuales 25 no las podés sacar de la lista”, explica el baterista. La banda recordó una anécdota curiosa en su carrera que sucedió 20 años atrás: la única vez que decidieron no tocar “Ya no sos igual”. Esto ocurrió en Montevideo, cuando invitaron al cantante de La Vela Puerca a subir al escenario. Sin embargo, la reacción del público fue negativa y lo escupieron, lo que provocó el enojo de la agrupación. En respuesta, decidieron hacer “la gran Nirvana“, refiriéndose a cuando la banda estadounidense amagó a tocar “Smells Like Teen Spirit” durante su único show en Argentina, tras el enojo de Kurt Cobain porque el público local había abucheado a Calamity Jane.
“Hay bandas que se aburren de sus propios temas por más que sean hits. Nosotros no renegamos. La única vez en nuestra vida que no tocamos ‘Ya no sos igual’ fue en Montevideo. Ah… y uno en Tartagal que hicimos tres canciones y la policía cortó todo”, recuerda Mosca.
Durante una de esas giras que parecen eternas, la banda vivió un episodio que podría haber salido directamente de un sketch de comedia. En pleno vuelo rumbo a Costa Rica, después de una escala en Bogotá, Mosca se encontró en una situación de esas que solo pasan en las peores pesadillas: el avión estaba detenido en la pista durante más de una hora, y su necesidad de ir al baño había alcanzado niveles críticos.
Después de pedir por favor, por favor y otra vez por favor, pero recibir solo negativas de la tripulación, Mosca decidió que ya no había más tiempo que perder. “Yo te avisé”, advirtió. En un acto de desesperación punk, hizo lo impensable: se meó en su asiento. Mientras intentaba disimular lo que estaba haciendo (incluso fingió haber derramado una botellita de agua), un azafato lo pescó en el acto. La escena podría haberse convertido en la portada de cualquier diario sensacionalista, y así sucedió: “Escándalo internacional de 2 Minutos en el país de Bukele”, informa Política del Sur.
Al aterrizar en Costa Rica, la situación escaló: las autoridades lo estaban esperando como si fuera un criminal de guerra. Después de un breve interrogatorio, le informaron que bajo ningún concepto lo dejarían entrar al país. Así que, en lugar de tocar en los shows programados, Mosca fue deportado de vuelta a Colombia, donde pasó un tiempo más bajo vigilancia policial, intentando mantener su dignidad mientras pedía cervezas y trataba de explicar la situación.
Finalmente, tras una odisea digna de un guion de película, llegó a Buenos Aires en medio de la madrugada, cansado, enojado y sin haber tocado una sola canción en Costa Rica. Mientras tanto, el resto de la banda ya estaba tocando en El Salvador. Mosca miró el lado bueno: al menos tenía una historia increíble para contar en la próxima entrevista. Y bueno, ¿qué sería del punk sin estos momentos gloriosos de caos y anarquía?
2 Minutos se presenta el sábado 17 de agosto a las 20 h en Teatro Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455, CABA), entradas disponibles a través de AllAccess. Escuchá La máquina de hacer cagadas en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).