Siguiendo el ánimo mayéutico de la pregunta -¿quién está dispuesto a pelear (¿tal vez a hablar?) por lo que no vale nada?-, conversamos con tres Babasónicos, Diego “Uma” Rodríguez, Diego Tuñón y Diego “Panza” Castellanos, sobre su último material: influencias sonoras del cine, la incertidumbre en el estudio, lo visual, lo imaginario y lo concreto, la inocencia y la biyuya. Y además del próximo show en La Plata, porque a lo inverosímil también hay que financiarlo.
A partir de la recepción visual de Discutible, pensando en el arte de tapa y en los videos, la relación entre imagen, sonido y lírica pareció ser siempre una particularidad de la banda.
Tuñón: Una de las grandes influencias que recibimos fueron los soundtracks cinematográficos. Siempre quisimos ser novedosos, en principio porque ninguno sabía tocar música, ninguno podía traer una situación ortodoxa y nos tocó una época donde ya empezaba a refreírse el rock después del techno. Después de toda esa situación aparecían cosas que se parecían a cosas del pasado. En todo ese universo en el que aparecen los CDs y toda la música empieza a estar ahí adelante, los soundtracks nos empezaron a volver locos, sobre todo Lalo Schifrin, Ennio Morricone. Nos dimos cuenta de que hay sonidos que producen sensaciones, que una armónica te puede poner en un clima desértico. Entonces empezás a leer Las enseñanzas de Don Juan, La nueva conciencia psicodélica, y a tener las primeras pequeñas experiencias psicodélicas. Llevar todo eso a la música nos llevó a ser visuales.
¿Hay un correlato de lo visual acompañado de la música?
Uma: Hay una congruencia, todo lo que sucede va acompañado.
T: Está desde el disco cero. También hay algunos discos donde decidimos administrarlo para ser distintos, como Anoche.
U: Cuando arrancamos un disco todos estamos de acuerdo en algo, aunque vaya en contra de tu instrumentación.
¿Es intuitivo?
U: No, entre todos decimos “en este disco no queremos tanta guitarra”. Yo toco la guitarra, entonces me voy a tocar a otro lado. Panza a veces va en contra de su batería, porque la idea en este disco era que no haya casi nada de batería, y uno está de acuerdo igual.
Son sus acuerdos…
U: Nos conviene, nos gusta
Panza: Hay caminos también que nos motivan más porque uno tiende a repetirse.
T: Cuando empezamos no sabíamos hacer nada. De golpe hiciste 12 discos y sabés hacer cosas. Una particularidad que tenemos nosotros es que Babasónicos no es una banda de músicos sino que es una banda de escuchadores de música a la que el público fue permitiendo transformarse en una deformidad musical. Porque fue frente al público que empezamos a aprender a tocar los instrumentos. Siempre intentábamos ser artistas, llamar la atención.
Me gusta esto de deformidad musical…
T: Sin reglas.
U: Y sobre todo, lo que permanece desde el principio hasta el final: seguimos siendo unos grandes escuchadores de música y no somos músicos todavía.
T: Eso nos permite no desarrollar un ego superior en relación a “lo que yo hago es mejor que”, sino que hay música que me gusta que yo no sé hacer y que me da una envidia infernal. Lo interesante es que, por ejemplo, no quiero ser como ese, quiero ser mejor.
¿Entrevén esos lugares a los que buscan llegar?
U: Son abstractos, después llegamos a algo.
P: Son disparadores que te movilizan. Escuchás un montón de cosas y de repente aparece algo que decís “ah mirá”.
T: Incluso 5 segundos de una música que no te gusta.
U: Cada uno de esos ítems, que decimos “bueno, este nuevo disco tendría que ser así porque el otro fue asá”, yo los tomo como un dogma. Otro lo puede tomar como un “me rompe las pelotas”, cada uno lo toma diferente.
P: Y siempre al momento de hacerlo, si hay un poco de incertidumbre o de inestabilidad, tiene que haber un poco de caos para que se generen las sorpresas.
T: Nos entusiasma mucho lo inverosímil.
¿Lo imaginario?
T: ¿Cómo lo imaginario? Somos muy concretos.
U: Somos cero inocentes.
T: Cobramos entrada. Se vende, se vende, se vende, pero exclusivo: tiene que ser una joya. Somos absolutamente concretos, pero nos entusiasma mucho lo inverosímil. Por eso antes hablábamos de que por momentos te vas re copado de algo y que por ahí estás en un fango ridículo, pero de ahí un error te dispara a “eso era el tema”. Hay que estar atentos. Por ahí uno le dice al que estaba re contento “date un rato, date un rato”.
P: El proceso no es fácil, es súper intenso. Para romper el límite propio hay que tener una especie de esfuerzo o ruptura que te saque de lo ordinario, de lo que venís haciendo todos los días.
U: Sí, y un control de tu ego.
¿Qué intervención tienen en el diseño específico de la imagen?
T: Hemos educado a unos niños que entienden un imaginario, que han visto imágenes con nuestra música anterior, y que ahora no son tan niños, el caso de Juan Cabral.
U: Que es uno de los mejores del mundo…
Yo quedé completamente golpeada por el video de “La pregunta”, golpeada a nivel imágenes.
U: Es que es muy fuerte. Yo vi todo lo que se filmó y edité miles de videos, pero no entendí la elección que se hizo de lo que había, cómo se puso todo.
¿Y en el caso de “Cretino”?
U: “Cretino” es muy desfachatado, nosotros lo vimos hacer. Fue después de Obras, Adrián transpirado en el baño encerrado. En este disco cada simple tiene su tapa y cada uno va a tener su video, entonces va a haber más para explorar.
¿Entienden que hay una lógica inverosímil, ficcional, imaginaria, que es provisoria en cada uno de los discos?
U: En eso no concuerdo, porque no es ficticia. Nosotros creamos ese mundo pero a partir de nuestra coyuntura y es real, pasa realmente. Nos pasa de verdad, angustiados o felices o contrariados; porque como te decía al principio, no tenemos nada de inocencia, no nos cabe nada lo naíf, sabemos para qué estamos, por qué hacemos esto y cómo. Cuando lo hacemos, sí, te queremos transportar a un mundo y todo, pero queremos que ese mundo también sea el tuyo.
T: Dispara más hacia lo irracional que una banda que describe una situación social muy clara, más allá de que hay una situación social muy involucrada en el imaginario surreal de lo que escribe Adrián.
P: Es como un tema, como concepto, de la dimensión hasta dónde llega la música con su imagen. Hay bandas que dicen una cosa y llegan hasta ahí, no penetran.
U: Si vos leés un libro de Marcelo Cohen, que es un escritor que a nosotros nos gusta mucho en general, lo que cuenta es la realidad. Es lo mismo que pasa a tres cuadras de tu casa pero hay otra cosa. Hay “fly taxis”, pero es real.
Hay una relación real-irreal.
U: Exacto.
P: Onírica, esa sensación de ¿pasó o no pasó?
U: La idea es que a la gente le pase eso, que escuche el tema y a los días le caiga un mensaje.
T: Eso es lo más bello de la buena música pop, no popular sino pop, que todos son disparadores. A veces son disparates-disparadores, pero tiene dos palabras que pueden poner en palabras lo que vos pensabas que sentías todo el tiempo y nunca lo habías podido decir.
U: Se acerca a lo que planteabas de esta facultad de los tres vértices que podes subir: de subir la letra, de subir la música o de subir la imagen, entre eso se logran fenómenos y todo, pero que son reales.
En el caso de Discutible, ¿qué imaginarios y qué realidades están dialogando?
U: Hay mucho de la realidad que veíamos que podía suceder prontamente. Cuando hicimos el disco, más o menos a finales del año pasado, ya la veíamos venir hace 8 meses.
T: El paradigma cambió mucho, de alguna manera ya no parece ser tan importante la obra de autor. Hay como una confusión muy grande, antes había un Dylan, un Depeche Mode, había un autor detrás. Ahora a la gente le gusta formatearse en un sistema y ser muy parecida entre sí, entonces nos dimos cuenta de esa situación y también nos dimos cuenta de que realmente el siglo XXI se instaló fuerte. Entre los primeros diez años del siglo XXI casi no me di cuenta de los cambios, pero ahora el universo digital permitió otro acercamiento. Nosotros venimos de un disco acústico, de tocar en teatros, y conocimos lo que es el silencio. Nos dimos cuenta de que en el universo digital se puede controlar esa situación, entonces fue un gran experimento hacer este disco que tiene mucho de eso y también tiene gran parte de lo otro.
¿Está pensado para ese universo digital-virtual?
T: No, está pensando para el mundo de hoy y nuestra forma de acercarnos a la música es tratar de hacer cosas nuevas. Siempre estamos caminando sobre hielo delgado. Me parece que es muy importante, muchas bandas se encierran en una sola cosa y solo pueden obtener un sonido. De Babasónicos se puede esperar cualquier cosa.
¿A dónde los llevó por el interior del país Discutible y a dónde los va a llevar?
P: Por ahora está entrando en calor.
T: Lo que nos llevó muy lejos es Impuesto de fe. Donde sea que había un teatro de 500 o 1.000 personas, ahí íbamos.
En diciembre tocan en La Plata con Usted Señálemelo. ¿Qué afinidades musicales tienen con las bandas locales?
U: Tuve varios encuentros con ellos por varias cosas, ellos hacen una música más parecida a la que nosotros hicimos históricamente, son psicodélicos por momentos. Tiene re lindo público, algo que en las bandas es difícil de lograr hoy en día. Y hacen un recorrido, por lo menos en lo que yo siento afinidad, parecido al que nosotros hicimos, de ir por las suyas a Perú, a Colombia, a Ecuador, bajar a Chile, ir a tocar y buscar público. Tiene ese capital que también nosotros tuvimos y que nos mantenía por fuera de la radio sobreviviendo. Hasta el 2000 a nosotros no nos pasaban en la radio, hasta Jessico no llegamos a ser una banda de radio, éramos una cosa que ni en la Rock&Pop querían pasar.
T: Fuimos un nicho contracultural fuerte, divertido, y ahí logramos hacer estas celebraciones que hacemos. Y ahora en cuenta gotas vamos a presentar los temas hasta que, el 2019, nos encuentre en la gira Discutible post-verano.