Dos años después de la salida de Bach, disco que los legitimó como una de las bandas argentinas más importantes de la actualidad y les valió el reconocimiento a nivel internacional, Bandalos Chinos está de regreso con un nuevo trabajo que sigue apostando al pop aunque amplía su búsqueda hacia otros sonidos. Con un concepto claro detrás, producto de la inexorable pluralidad de voces, el sexteto de Beccar propone un recorrido por las distintas vertientes históricas del género en su nuevo y esperado álbum, Paranoia pop.
Al igual que en su LP anterior, el centro de operaciones elegido para llevar a cabo el trabajo de producción fue el mítico estudio Sonic Ranch, en los áridos paisajes del desierto texano. “Es muy loco y muy surrealista el lugar”, cuenta Salvador “Chapi” Colombo, tecladista de la banda. “La opción de poder ir a grabar a un espacio que está en el medio de la nada, y que tenemos que tomar dos aviones para llegar, nos parece algo super inspirador e increíble”. El grupo de trabajo también fue el mismo, encabezado por Adán Jodorowsky como productor. “Seguimos con el mismo equipo de trabajo porque ‘equipo que gana no se cambia’. Aparte profundizamos nuestra relación con Adán y formamos una amistad que trasciende a lo musical”.
En el plano compositivo, el disco converge en una mixtura de nuevos sonidos que surgieron a partir de la experimentación en el estudio, y acompañados por letras íntimas y personales. “La premisa a experimentar surgió de no querer repetir lo que hicimos en Bach. Ese fue el temor que me llevó a buscar nuevas cosas desde lo vocal”, confiesa Goyo Degano, frontman de la banda, a lo que Salvador añade: “Poder hacer convivir distintas corrientes y estéticas musicales históricas, era un statement potente para nosotros. En el disco anterior el sonido era más unificado porque decidimos sonar así, para este nuevo material aceptamos nuestras diferencias sobre gustos y preferencias y decidimos ir por ahí. Que fluya”.
Aún así, ni la mayor de las paranoias era capaz de anticipar lo que hoy se conoce como “nueva normalidad”, una realidad que atropelló al grupo apenas llegó de Estados Unidos. Sin mucho margen de acción, la única salida que la banda encontró para sobrellevar el quid de la cuestión fue reinventarse y buscar nuevas formas de expresión. Así surgió Paranoia pop, el musical, una obra que promete reflexionar sobre sí misma y sobre su contexto bajo el marco de la presentación oficial del disco, el jueves 29 de octubre desde el Movistar Arena y vía streaming.
Es un momento complicado para presentar un disco. ¿Qué tienen planeado para Paranoia pop, el musical?
Goyo Degano: Sí, complicadísimo. Esta coyuntura nos llevó a pensar algo diferente para presentar el disco. No queríamos hacer simplemente un show y transmitirlo en vivo por streaming. No podemos adelantar mucho, pero intentamos sumar mucho desde lo audiovisual. Queremos invitar a la gente a que lo mire y que se quede, no solamente por las canciones, sino también por lo que va a suceder en escena. Por eso lo sumamos a Tomás Terzano en la dirección, que trabaja con nosotros desde lo audiovisual hace años. Va a haber una puesta en escena súper interesante acompañada por las canciones. Todavía lo estamos terminando de cerrar.
En comparación con Bach, esta presentación de disco va a ser bastante particular, en una situación excepcional y diferente…
GD: Totalmente. De hecho todos los lanzamientos de los singles también fueron raros porque nos agarraron con la cuarentena ya establecida. Fue una situación extraña, pero por otro lado afloró nuestra creatividad y nos motivó a intentar hacer algo distinto. Creemos fervientemente que la situación de streamear no va a reemplazar al show en vivo, pero lo bueno es que nos permite jugar y proponer algo distinto, tal vez, algo que jamás hubiésemos hecho en la vieja normalidad. Por otro lado, significa cerrar un círculo, porque nuestro amor por los escenarios nació en la secundaria haciendo teatro y musicales, de manera que, para mí, esto es unir dos mundos que parecían imposibles. El género de la comedia musical fue y es muy bastardeado, nosotros queremos mostrar que se puede contar una historia a través de canciones.
Hablando del disco, las canciones tocan lugares más sensibles y personales esta vez…
Salvador Colombo: Sí, una de las cosas que me habían quedado con un poco de gusto amargo en cuanto al disco anterior era que no estábamos tan conformes con algunas de las letras y cómo habían quedado. En cambio, con este disco me siento súper orgulloso de cómo quedaron. Más allá de la música, creo que este álbum es muy potente a nivel lírico.
GD: Era una cuenta pendiente que teníamos y un desafío a seguir evolucionando en ese sentido. Como banda tratamos de superarnos en componer letras más personales y profundas, hasta incluso mejores que las de Bach, y creo que lo logramos.
¿Adán influyó en eso?
SC: En parte, sí. Adán nos metió un buen reto antes de grabar porque con el disco anterior lo que siempre faltaba y quedaba para último momento eran las letras. Eso a él lo estresaba mucho. Esta vez nos dijo: “Lleguen con las letras terminadas porque les voy a meter un chirlo en el culo”.
GD: Sí, así que esta vez nos obligó a laburar un poco más los temas desde acá y llegar al estudio con las cosas más resueltas desde la lírica y poder experimentar más desde lo instrumental.
El disco también tiene colaboraciones, como la de Louta en “Paranoia pop”, y las de Tei Shi y El David Aguilar en “Los puntos”. ¿Cómo surgieron?
GD: Sí, con Louta somos súper amigos y teníamos ganas de hacer algo juntos. La colaboración con Tei Shi y David Aguilar quedó con bastante mística porque ya habíamos terminado de grabar Paranoia pop con nueve canciones. Con el disco cerrado y ya en plan de celebración, surgió grabar esta canción. Así que la grabamos con un micrófono en el medio de la sala, a la vieja usanza. Con el ánimo de hacer cosas que no habíamos hecho antes, nos pareció buena la idea de colaborar con músicos en la grabación, tanto sesionistas como amigos, y que toquen con nosotros.
En los últimos años, en sus shows lograron una armonía y presencia contundente. ¿Cómo trabajan el equilibrio entre el estudio y el sonido en vivo?
SC: Por cómo se dieron las últimas grabaciones que hicimos, la producción sucedió mucho antes de que pudiésemos ensayar las canciones. El proceso de aprender los temas pasó a ser casi como si fuéramos una banda de cóvers, que escucha un disco y lo tiene que replicar, con la casualidad de que somos nosotros los que hicimos esas canciones. En el caso puntual de este disco, yo toqué pocos temas porque mi hermano Iñaki es mucho más rápido para tocar los teclados y sabe tocar mejor que yo. También contratamos a un tecladista sesionista muy groso, que se llama Bobby Sparks y grabó de todo, entonces yo también tuve que aprender cosas que no sabía. Pero bueno, el proceso de grabación de este disco fue en vivo y en cinta, así que la base estaba bastante sólida. Lo jodido, sí, es lograr ese sonido en una sala de ensayo. Pero en esa exploración encontramos lo divertido del proceso musical.
GD: Lo que pasa es que a los discos los grabamos relativamente rápido, así que todo el tiempo que resta nos la pasamos ensayando para hacerlo sonar lo mejor posible en vivo. Tratamos de encontrarle la vuelta para que, con menos recursos, podamos replicar las bestias de equipos que están en Sonic Ranch. Un factor que ayuda es el espacio que tenemos hoy en día para ensayar en el Saldías Polo Cultural. Tener nuestro propio espacio nos hace laburar súper cómodos y mejorar cada día más. Siempre estamos intentando armar el mejor show posible, y esta vez esperamos dárselos.
Repaso track por track de Paranoia pop
“Paranoia pop”
GD: Grabamos esta canción el 1 de enero de este año. Queríamos arrancar el año así. Grabamos casi todos los instrumentos en vivo y conmigo en otro cuarto haciendo las voces. Había una parte en particular que me costaba muchísimo entrar, la parte de “¡Baby esta es mi mentira!”. Yo estaba en otra, muy distraído con la gente que entraba y salía del estudio. Entonces con Mati Verduga, el baterista, nos empezamos a putear mal. Me terminé yendo del estudio haciendo un escándalo bárbaro y obviamente a la media hora ya estaba todo bien. En cierto punto eso le terminó dando fuerza y vida al tema.
SC: Yo tenía un demo de la canción pero sin letra. Un día me junte con Fran Saglietti, que nos estaba ayudando a darle forma a las letras, le mostré el tema y se acordó de un posteo que había escrito Andrés Calamaro donde, después de leer una reseña en la revista Rolling Stone en la que nos trataban de “poco arriesgados”, salió a bancarnos. En una parte de esa publicación bancándonos, hablaba de una “paranoia pop”. Así que él fue quien creó este concepto y terminó quedando en la canción y posteriormente en el disco.
“Sin señal”
GD: Para mí, “Sin señal” es el puente directo con nuestro disco anterior, Bach. Tiene mucho de eso.
SC: Totalmente. Dijimos “estamos haciendo un montón de canciones que no tienen nada que ver con lo que hacíamos antes, así que… ¿Por qué no le concedemos a la gente que ya le gusta lo que hacemos un poquito de los que Bandalos Chinos solía ser?”.
“A la cabeza”
SC: “A la cabeza” es un soft rock. Me acuerdo que yo tenía un demo por ahí, con parte de la letra, y cuando le mostré el tema a los chicos les gustó al instante. Todos se quedaron callados y eso no pasa muy seguido. Dijimos “che, qué temón”. Fue una canción que supimos que tenía que estar sí o sí desde el primer momento.
“Chu-chu”
GD: “Chu-Chu” salió en México. Me acuerdo mucho de estar en un Airbnb en Ciudad de México y que estuvieran Iñaki y Chapi en una esquina craneando la canción, mostrándonos el avance de lo que hacían. Es más, recuerdo muy bien cuando salió el coro del “chuuu-chuuu”. Además del power que tiene y de ser una canción disruptiva, este es uno de los pocos temas donde quedó la voz de referencia. Grabé con toda la banda, y quedó tan bien la primera toma de voz que la dejamos. Salió muy sentida y con algunos errores que le dan mucha vida a la interpretación y a la canción en sí.
SC: Con esta canción en particular me agarró ese entusiasmo que solo te agarra cuando sentís que estás haciendo algo bueno. Eso siempre es una buena señal. A la hora de componer, se barajan muchas ideas pero pocas veces sentís esa electricidad y esa excitación de sentir que lo que hacés va encaminado.
“La herida”
SC: Con esta canción quisimos apretar la epicidad del asunto. El tema habla de cómo nos pegó en nuestras vidas personales el estar alejados durante dos años, en medio de giras, de nuestros seres queridos. Viajar es increíble, pero para la gente que está acá y te quiere, es duro.
GD: Cuando soñás con algo no te imaginás la parte fea, la parte difícil, la parte dura. Te imaginás todo lo lindo de tener una banda: girar con tu música, tocar en vivo, poder dedicarte a esto, etcétera. La canción conecta con esa nostalgia que tiene que ver con todo lo que uno tiene que dejar a un lado para poder cumplir su sueño. No desde un lugar de victimización, sino desde un lugar muy personal. Todavía escucho esta canción y me emociono mucho.
“El ídolo”
GD: Gran experimento. La grabamos dos veces. Adán fue el responsable de eso y Chapi se negaba. “No perdamos tiempo”, decía. Teníamos que armar todo otro seteo nuevo. En el videoclip planteamos una transformación, que va un poco en contra de lo que veníamos haciendo. Hablar de un futuro distópico en el que todo se va a la mierda y a este ídolo se lo come el personaje. Va de la mano con la teatralidad que tiene mi interpretación en el disco. Está muy marcado cuando habla el ídolo y cuando habla el fan. Va a ser interesante representar y resignificar eso en el musical.
SC: Toda la parte rockera de la canción era más lenta y la terminó acelerando Adán. Yo no estaba muy de acuerdo y me enojé un poco. Era el tema que más me gustaba. Sentía que no hacía falta tocarle nada. Pero siempre confiamos en su criterio. No vale la pena aferrarse a algo porque lo hizo uno.
“Mi manera de ser”
SC: Lo elegimos como primer single porque era otro de los temas más disruptivos y nos divertía la idea de generar cierta confusión. Cuando terminamos de grabar Bach, Adán iba a producir un disco para el artista mexicano Jay De la Cueva y me pidió si tenía alguna canción, más o menos hecha, para usarla en este disco de Jay. Entre otros temas, le mandé “Mi manera de ser”, pero De la Cueva la terminó descartando. Como a los Bandalos sí les había gustado, la terminamos grabando nosotros. Cuando le recordé a Adán que este era uno de los temas que le había enviado para Jay, no lo podía creer.
“AYNMG”
SC: “Así ya no me gusta” es un concepto muy propio de la banda y muy propio de la cantidad de tiempo que pasamos juntos, donde salen estas frases que nadie entiende y luego las tenemos que explicar. Así como Bach fue un pequeño juego de palabras, “así ya no me gusta” era algo que decíamos en nuestro grupo íntimo de amigos. Como cuando, por ejemplo, alguien hacía algún chiste que no va, decíamos: “nah nah, así ya no me gusta”. Salió para marcar un límite y parar el carro. Es otra forma de decir “tomatelás, no me rompás los huevos”, pero sin ser tan agresivo.
GD: Es tremendo cómo Chapi agarró ese concepto y, con el paso de la composición, lo fue transformando en algo mucho más profundo, que puede ser visto como una crítica, pero no deja de ser lo que a nosotros ya no nos gusta, o ya no aceptamos, o ya no queremos aceptar.
“Fulnabis”
SC: “Fulnabis” es como la tierra prometida de la persona cannábica. Una ciudad prohibida, donde el churro es legal, no hay policías y están todos tranquilos y en paz. Donde tampoco existe el prejuicio y reina la creatividad. En un principio iba a ser el título del disco, después terminó siendo un tema re oscuro. Comenzó como una especie de jam electrónico, hasta que se dejó llevar por las melodías de cuerdas que se van interconectando a lo largo de la canción. Ese fue un trabajo de Marian Ruzzi, que nos bajó una data increíble.
“Los puntos”
SC: “Los Puntos” es un tema que lo tenía ahí en la batea hace un tiempo. Ya se los había mostrado a los chicos y no sé por qué había quedado afuera de las canciones que nos propusimos grabar. El último día en el estudio resurgió de las cenizas, y para mí, se terminó transformando en uno de los mejores temas del disco. Es el más relajado y el que menos producción tiene, pero se sostiene por su propio peso, no necesita más. Eso siempre es una buena señal desde la composición.
Bandalos Chinos presenta Paranoia pop, el musical el jueves 29 de octubre a las 21 h en Movistar Arena por streaming, entradas disponibles a través de Livepass. Escuchá Paranoia pop en todas las plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).