La música siempre fue y será encuentro. Así lo entienden El Robot Bajo el Agua y Atrás Hay Truenos, dos bandas argentinas de diferentes latitudes y generaciones que encontraron su sonido a partir de la experiencia de compartir entre amigos.
El Robot, el proyecto solista de Nicolás Kramer luego de haber integrado durante los noventa la icónica banda Jaime Sin Tierra, regresó del silencio en 2019 con una nueva formación para volver a los escenarios y presentar las canciones de su más reciente disco, El lado velado. En el caso de Nacho Mases y Diego Martínez de los Truenos, este grupo de amigos oriundo de Neuquén encontró en la melancolía y la distorsión de Jaime Sin Tierra un faro a seguir mientras daban sus primeros pasos en la música.
La semana que viene marcará una nueva oportunidad para encontrarse, esta vez en el marco del ciclo Sonido Konex que reúne a artistas insignes y emergentes de la escena nacional en Ciudad Cultural Konex. Antes de esta reunión, los músicos intercambiaron recomendaciones de discos, películas y libros que resonaron con ellos en el último tiempo, con la intención de que sigan resonando en nuevas manos.
Distorsión, pop y virtuosismo en la guitarra
Nacho Mases: Hace un tiempo descubrí una banda de chicas que se llama Warpaint. Me pareció muy interesante la forma en la que encaran los temas y los sonidos que eligen. Recomiendo el último disco que se llama Radiate Like This. Es un disco más romanticón, corte melanco, de atmósferas y lindo para escuchar. También hicieron un Basement hace poco, las sesiones con Nigel Godrich, que es muy interesante.
Diego Martínez: Nico, yo tengo un disco pare recomendarte de un artista que se llama Part Time. Lo conocí porque tiene una canción con Ariel Pink y me adentré, y me gusta mucho porque es muy pop pero a la vez tiene una sonoridad medio disonante, con teclados, medio ochentas. Me hace acordar a John Maus, va por ese camino, es como una suerte de primo de Maus y Ariel Pink, pero más pop, menos ruidoso. Tiene un disco que se llama What Would You Say? que me encanta, de principio a fin. Para mí es un hitazo detrás de otro, pero son de esos artistas que no van a hacer hit nunca.
Nicolás Kramer: Yo les voy a recomendar un artista que para mí es un hallazgo del último tiempo, lo estuve investigando y escuchando mucho, en particular el disco que les voy a recomendar. Es un pibe que se llama Connan Mockasin. Me parece muy increíble, tiene una manera de cantar agudo y se mueve en un borde en donde no se sabe si es en serio o si es en chiste, si te está bajando la posta o se está desmarcando de la responsabilidad de tener una banda. Les iba a recomendar ese disco que se llama Jazzbusters del 2018, que me parece increíble. Por lo que estuve averiguando es la banda sonora de una película de cinco partes protagonizada por él, así que es parte de un delirio. Lo que me parece increíble de ese disco, que para mí tiene algo que yo reconozco en los discos de El Robot, es esa cosa de continuidad y que todos los temas suenan iguales.
Nicolás Kramer: Y si ya lo conocen, puedo hacer una segunda recomendación: Ween. Es una banda de finales de los noventa y principio de los 2000, es una joya oculta del rock. Tienen varios discos muy increíbles, los primeros son lo más inescuchable que se les puede ocurrir, llenos de fuzz y muy ruidosos. Y después se ponen increíblemente pop y en algún momento grabaron un disco con un dream team de músicos de country de Estados Unidos que está muy bien. Pero les quiero recomendar uno que se llama White Pepper, pimiento blanco, su disco del 2000. Es una banda que amo y me parece un disco realmente increíble para traerles alguna sorpresa.
Dos directores y un santo
Nacho Mases: Más que en una película pensé en un director, porque me parece que sus películas siguen una línea más o menos similar. Es David Fincher, que me parece un crack. Mi preferida, y obviamente muy popular, es El club de la pelea, por algo que me parece que es generacional. Hay dos o tres frases dentro de la película que siento que afectan a todos los que venimos de finales de los noventa en adelante. En un momento dice algo así como que durante nuestra adolescencia nos decían en la tele que a los 30 o 25 íbamos a ser todos ricos, exitosos, lindos y famosos. Eso no pasó, y estamos muy enojados. Para mí, eso es una especie de lectura de lo que pasa ahora. Durante mucho tiempo teníamos esa imagen sobre el éxito y cuando vas creciendo te das cuenta que eso puede no pasar y que podés tener éxito desde otro lugar.
Nicolás Kramer: Cuando yo pienso en términos del éxito, habiendo tenido la suerte de tocar en lugares que han sido importantes para mí, pienso que el logro en sí mismo es seguir haciendo discos y haciendo música. Y creo que también hay un éxito en no haberla pegado nunca, en no haber tenido un éxito masivo. Me ahorré muchos problemas, no estoy seguro de si hubiese sido más feliz con más éxito, creo que hubiera tenido los mismos problemas o distintos, y probablemente me hubiera confundido más. El trabajo sobre uno mismo hay que hacerlo de todas maneras, el de lidiar con la ansiedad, la frustración o las expectativas, eso hay que hacerlo siempre. Y creo que uno puede elegir postergarlo y vivir sin conflictos, pero una vida sin conflictos es un problema gigante.
Diego Martínez: Yo voy a ir en la misma línea de Nacho, pensando en David Lynch. La primera vez que vi Eraserhead me pareció una locura. No lo podía entender, no había entendido el lenguaje. Después fui avanzando en sus pelis y me gusta mucho cómo maneja el sonido. Más allá de toda la tensión que maneja, siento muy cercana la forma en que maneja ese misterio a través del sonido y los ruidos. Es como que no te cuenta solo una historia, traspasa, es otra cosa. Imagino, Nico, que la habías visto…
Nicolás Kramer: Sí, conozco los directores que nombraron y vi la mayoría de las películas, también coincido con los comentarios que hacen. David Lynch es muy desconcertante, mi película favorita de él es Una historia sencilla, donde todo reposa y encuentro un guion humano y muy accesible, que me encanta también como rareza en su filmografía. Y con una banda de sonido preciosa.
Nicolás Kramer: Yo les quiero recomendar una película que me encontré de casualidad en Netflix durante la pandemia. Me encontró en un momento de una sensibilidad particular y me conmovió hasta las lágrimas. Una película de la que no tenía referencias, de una directora de la que no sabía nada. Se llama Lazzaro feliz. Es una película de Alice Rohrwacher que ganó al mejor guion en el festival de Cannes. No sé por qué, por suerte, pero me movilizó mucho, me hizo llorar mucho, algo que no me pasa generalmente. La película gira en torno a la vida este personaje que se llama Lazzaro y que pareciera ser algo así como un santo. Es un chico joven, un santo que vive en la zona rural de Italia, y que no sabe, vive en un estado de bondad y de inocencia del cual no es consciente. Es como un ser muy sencillo que pareciera no tener maldad, entonces su inocencia expone la maldad de su entorno. Todos lo atacan o lo usan o abusan de esa inocencia, y él es un ser siempre dispuesto y siempre disponible para los demás. Hay algunas cosas que me gustaron, más allá de lo bella que es, y es que vos hasta el minuto 15 no sabés si es una película de época o contemporánea. En algún momento ese hechizo se rompe y te enterás cómo y dónde transcurre, y cuando se rompe, que no les spoileo nada, irrumpe el contacto con un mundo completamente distinto. Así que disfrútenla y véanla en algún momento en que su sensibilidad esté dispuesta a cierta cosa contemplativa y emocional profunda. A mí al menos me llevó por ahí.
Ficción, poesía y filosofía existencial
Nacho Mases: Mi recomendación está conectada con la película porque es del escritor de El club de la pelea, Chuck Palahniuk. Fue el primer autor que leí que sentí que escribía diferente, tanto en su forma, los tiempos, en cómo cuenta las historias y las historias que elige contar. Voy a recomendar uno que se llama Rant. Es la historia de una persona que nace de su madre, pero al mismo tiempo hay una cuestión temporal que lo hace ser su padre. Y en el medio hay una historia de choque de cacerías, en un mundo medio post apocalíptico en el que no hay tanta cuestión de legalidad, con bandas que salen en autos a chocarse y tienen una especie de sectas. Creo que he dicho bastante, pero es más interesante leerlo. Es un poco violento, a veces pasa por momentos más calmos y contemplativos, pero sobre todo me interesa porque analiza ciertos rasgos de la naturaleza humana que no están muy contados en general.
Diego Martínez: Yo voy a recomendar un libro que salió hace poquito, El salto de Rocío Heine, es un libro de poemas, su primer libro. Rocío es mi compañera y lo estuvo presentando hace poco con lecturas con acompañamiento musical, a lo que ella llama paisaje sonoro. Lo editó en una editorial que se llama Libra, que se dedican a hacer primeras ediciones de artistas nuevos. Ella participa de esa editorial, que a su vez es sub editorial de otra más grande que se llama Red. Tienen la filosofía de financiar los libros que editan con los mismos libros que venden, y generar así como una red. Es muy interesante todo lo que ellos hacen, son como parte de un under de literatura.
Nicolás Kramer: Yo sigo por Italia, al igual que con la peli. Les quiero recomendar este libro de un filósofo que se llama Emanuele Coccia, un libro que se titula Metamorfosis que terminé hace poquito y que me pareció bellísimo. Él plantea algunas ideas que me movilizaron mucho. Parte de la base que toda la vida que anima la Tierra es la misma, la del perro, la de la zanahoria, la de los humanos, la de la nuez, la del virus… Para él, la vida es una sola, no hay diferencia entre la vida de un ser y el otro. Y desarrolla esta idea nombrando las implicancias de pensar de este modo. Por eso se llama Metamorfosis, la vida se va transformando entre seres, entre especies y entre generaciones. Me pareció particularmente hermoso que toma la transformación de la oruga en mariposa como símbolo de algo que marca un antes y un después, un cambio de estructura total. De ser alguien que se arrastra por el piso y es prácticamente un tubo digestivo, a otro ser que vive en el aire, tiene alas y busca todo el tiempo estar apareándose. Son como dos paradigmas totalmente distintos dentro de una misma vida. Y lo más bello de este libro es algo sobre lo cual leí poco, y soy bastante lector, sobre todo de cuestiones filosóficas, que es sobre lo que implica haber nacido. Nunca había leído nada tan hermoso en torno al hecho de que todos nacimos y que nos olvidamos que nacimos. Él busca en el acto de haber nacido y de haber formado parte de otro cuerpo, el cuerpo de nuestras madres, una metamorfosis, un punto de partida. Y hace algo que a mí me gusta mucho, que es hablar del costo que tiene vivir en una cultura en la cual el tabú es la muerte. Pero, en definitiva, de lo que no se habla y nadie escribe es sobre lo que implica haber nacido, él invierte la carga de ese hecho. Y dice algo a efectos de los tiempos que corren, que para mí es muy importante, y es que nunca nos hablaron de lo que implica haber nacido porque la historia la escribieron los hombres, y las únicas que pueden escribir sobre lo que implica haber nacido son las mujeres. Solo ellas saben lo que es la vida. Y otra lectura que él hace, y que comparto en mis horas más luminosas, es que la vida es un acto de transformación permanente. Inclusive lo que llamamos muerte, o final de la vida, es otro acto de metamorfosis de transformación en algo que nos está velado como información. Pero todo es una única cosa. Un poco como nos dicen las filosofías de Oriente, la vida es una sola.
El Robot Bajo el Agua y Atrás Hay Truenos se presentan el jueves 10 de agosto a las 20 h en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131, CABA), entradas disponibles a través del sitio de Konex.