Durante el fin de semana pasado, el Centro Cultural Kirchner se llenó de ruido. La segunda edición del festival Ruido ocupó las salas del viejo Correo Central junto con un público que se acercó a ver las presentaciones en vivo de artistas locales e internacionales referentes de la música experimental y noise.
Producido por el CCK junto al Centro de Arte Sonoro del Ministerio de Cultura de la Nación, además del apoyo de las embajadas de Francia, Uruguay y Chile y otras importantes organizaciones, el festival contó con más de veinte horas de música en vivo, una feria de discos y publicaciones enfocadas en el ruido, un karaoke abierto y un taller de improvisación colectiva. Una gran oportunidad para explorar en proyectos artísticos que no acostumbran a tener lugar entre los line ups de festivales más tradicionales. De entre una gran oferta de los shows imperdibles –como la presentación de la primera ópera del cordobés Yoto y un recital del francés Frédéric Blondy con música de la pionera de los sintetizadores Éliane Radigue–, se destacó el regreso a los escenarios de los locales Reynols.
El grupo integrado por Alan Courtis, Miguel Tomasín y Roberto Conlazo es una de las propuestas musicales más únicas de las últimas décadas. Aunque muchos conocen su historia, siempre es una buena oportunidad para recordarla: Roberto y Alan eran dos músicos de veinte años que ensayaban juntos cuando conocieron a Miguel, un baterista con síndrome de Down, que no solo quiso sumarse a tocar con ellos, sino que les afirmó que él era el líder de la banda y que había formado Reynols en el momento de su nacimiento.
A partir de ahí empezó un proceso creativo sin pausa que los llevaría a grabar más de 150 álbumes, compartir escenarios con artistas como Damo Suzuki, Pauline Oliveros y Acid Mother Temple, tocar en programas televisivos, hacer giras internacionales y ser considerados como uno de los grupos argentinos de música experimental más reconocidos. Este 2022 –treinta años después de ese primer encuentro inicial- publicaron Minecxiologia, el primer libro dedicado íntegramente a repasar su historia.
La primera noche del festival en la Sala Argentina, en el segundo subsuelo del CCK, se llenó de un público ansioso por escuchar. Con la misma formación de cuarteto que tocaron en 2019 en el museo MALBA –se sumó Pacu Conlazo, que vino del Bolsón especialmente para la presentación– hicieron un recital de una hora, casi sin pausa entre una canción y otra, plagado de esa música ruidosa, impredecible y experimental que los caracteriza.
Unos días antes de su presentación en el festival Ruido, Alan y Roberto hablaron con Indie Hoy sobre su vuelta a los escenarios.
Este es uno de los primeros recitales después de quince años sin tocar en vivo. ¿Hubo alguna razón especial de esta época de silencio?
Roberto: No tocamos en vivo, pero estuvimos haciendo un montón de cosas sin exponernos públicamente. Yo lo vería como una especie de técnica marcial de adentrarse para después salir con más fuerza, un fenómeno natural.
Alan: Trabajamos mucho en el Minecxio Emanations 1993-2018, el boxset que salió en Noruega, eso fue lo que marcó un poco nuestro regreso más público. El boxset salió en 2019, pero para hacerlo empezamos a trabajar en el archivo en 2017. Podríamos haber seguido trabajando en eso, todavía hay material grabado, del año 95, que no escuchamos ni nosotros.
Este año publicaron Minecxiologia, el primer libro dedicado exclusivamente a Reynols. ¿Esta obra cambió o influenció el show que prepararon el CCK?
Alan: Para mí no cambia nada. Nosotros hace treinta años que hacemos la música que realmente tenemos ganas de hacer, y eso va a seguir así hasta el infinitum. Creo que a los que nos vienen a ver van a tener otro acceso a lo que venimos haciendo, eso sí. Y está bueno.
Roberto: El libro es un buen manual de la obra de Reynols. Acá, en Argentina, siempre se nos redujo a la banda del disco sin disco, creen en un imaginario que Reynols solo hizo ese disco y, tal vez, se le suma ese de los pollos. Pero hicimos más de 150 discos, con Pauline Oliveros, Nihilist Spasm Band, Acid Mother Temple. Aunque no cambie tanto los recitales, el hecho de que exista el libro nos dio la posibilidad, por primera vez, de tener un catálogo de toda la discografía y la filmografía de lo que hicimos.
Alan: Por otro lado, este trabajo de archivo generó muestras, exhibiciones. Este año se hizo en Japón una muestra sobre Reynols. Se presentó en seis ciudades e incluía fotos, audios, videos, discos, audios, remeras. El año próximo se va a hacer en Finlandia y en Bélgica. Todo esto de bucear en el archivo nos sirvió para analizar un montón de material, de fotos que nosotros no habíamos visto, que son parte de Reynols. Nuestra idea es traerla en algún momento a la Argentina.
Por lo general, su obra es más reconocida en otros países que en el nuestro. Ahora los invitan a tocar en lugares considerados prestigiosos. ¿Qué opina Miguel Tomasín, el líder de la banda, de tocar en un lugar como en el CCK? ¿Qué opinan ustedes?
Roberto: Con el festival Ruido nace algo nuevo. Es un árbol que está en pleno crecimiento y cada año va a ser más increíble. Las entradas para nuestro recital se agotaron en siete minutos, eso es una locura y no pasa en cualquier país. Tiene sentido que se agoten las entradas de una banda con estribillos, con hits, pero acá, ¿qué pasa? Lo del reconocimiento puede leerse como una paradoja zen: afuera tenemos más reconocimiento y se consiguen nuestros álbumes, pero nos piden que toquemos más; y acá, donde no están editados nuestros álbumes, se nos puede ver en vivo.
Alan: Igual, hay que decir que hoy en día hay acceso digital a nuestra música. No a todo, pero hay mucho que está disponible en Bandcamp o en YouTube, quien quiere escuchar la tiene ahí. Miguel siempre dijo que Reynols es para todos los públicos, es algo con lo que siempre insistió.
Roberto: En cuanto a lo que opina Miguel de tocar en el CCK, te puedo decir que él no hace diferenciación por el espacio. A Miguel le gusta tocar. Si el show es en su casa, en la terraza o en el living, es igual, va a ser la misma energía. Eso es otra cosa que nos enseñó él.
Este año cumplieron treinta años tocando juntos. ¿Consideran que un grupo como Reynols podría nacer hoy y ahora? ¿Encuentran en músicos locales las influencias de ustedes?
Alan: Reynols es un organismo vivo, una entidad que se fue creando con los años. Nosotros no la buscamos específicamente, no hicimos un casting. Teníamos veinte años y estábamos haciendo música experimental y vino Miguel y cambió toda la ocasión. Para que pase algo parecido… Siempre nos llega material de proyectos de todo el mundo que dicen que nosotros los inspiramos y eso nos encanta.
Roberto: Parecidos a nosotros es muy difícil de encontrar. Reynols tiene un sonido muy particular. Nosotros, para darte un ejemplo, no tenemos idea de qué vamos a estar haciendo en nuestro próximo recital, en dos días. No hay lista, no hay nada.
Alan: Es lo que hicimos siempre. Siempre tocamos así, hoy por hoy no lo vamos a cambiar. Es importante también sostener que no sepamos lo que vamos a tocar, es demostrar que se pueden hacer las cosas de millones maneras. Nosotros demostramos que se pueden hacer las cosas de una manera no convencional.
¿Tienen alguna idea de qué le depara al futuro de Reynols? ¿Hay próximos recitales y discos atípicos de los que nos puedan adelantar algo?
Alan: Este año salieron seis discos y va a salir un séptimo en Finlandia, antes de que termine el año. La historia del último es muy buena. Entre 2002 y 2003 mandamos a la discográfica dos simples vinilos de siete pulgadas, uno con la parte instrumental y el otro con la voz, la idea es que hay que poner los dos a la vez. No sabemos bien qué pasó, si se traspapeló y no se llegó a hacer o qué. Hace un par de semanas nos mandan un mail de esa misma discográfica diciendo que querían hacer algo para una muestra y nosotros les preguntamos si se acordaban de eso de que les habíamos mandado un master y nos dijeron que se iban a fijar. Se fijaron, lo encontraron y dijeron que estaba ahí hace veinte años. Ahora van a sacar eso.
Roberto: Propuestas hay muchas, todo el tiempo, sin parar. Tal vez es cierto eso que dice Miguel, que nosotros somos los Beatles de Minecxio. Capaz que tiene razón, que en el planeta Minecxio se activa algo que dice vamos a avivar ahí a los Reynols.