Tras irrumpir en la escena con su EP Vintage futurista (2019), Eve Calletti fue pronto encasillada como parte del “manso indie” tras un intento de reavivar las llamas suscitadas unos años atrás por bandas como Usted Señálemelo, Perras on the Beach y Las Cosas Que Pasan. Sin embargo, más que encabezar una segunda ola, la cantante mendocina promueve una resignificación del auge cuyano. Osadía, su esperado primer disco publicado en septiembre, le permite rebosar esta nebulosa, deslumbrar con talante renovador y acentuar el empoderamiento mediante una apología solemne de la libertad más pura, profunda y urgente.
Osadía es un álbum híbrido y de gran fastuosidad que refleja el alcance de aquella máxima generacional que busca romper las barreras entre géneros musicales. La audacia de la artista mendocina, actualmente radicada en Buenos Aires, se demuestra con la fusión melodiosa y las dimensiones subjetivas de las nueve canciones que componen su repertorio. Combinando elementos del hip hop, trap, R&B, neo soul, reggaetón y flamenco, Osadía manifiesta una sinergia especial de la que hemos sido testigos durante esta última década con una elocuencia aglutinante y sugerente.
Eve presentará su disco este sábado 9 de octubre en el Xirgu Espacio Untref junto a una banda conformada por Teo Lif en teclados, Jony Chacón en batería, Juan Julián en bajo, Tomás Sanguinetti en guitarra y Luciano Madía en trompeta. “Es la primera puesta grande que hago en Buenos Aires y por fuera de algún ciclo -cuenta la artista en conversación con Indie Hoy-. Estoy ansiosa, hace dos meses que venimos ensayando”.
¿Cómo describirías el aspecto conceptual de Osadía?
Elegí ese nombre porque me parece que es un disco osado en el sentido de que me di el gusto de mezclar un montón de cosas que, a simple vista, parece que no tienen nada ver. Hay hip hop en “Katana”, ese corte flamenco de “Salvar tus males” y “Fortuna”, en “Luna en piscis” y en “Pesao” hay datas medio western, solos de guitarra tremolosos con tintes far-west. También está la parte R&B y neo soul del disco en “Adrenalina” y en el último tema “Veneno”, en el cual me animé a sacar mi faceta niña de los noventa criada con MTV y siendo fan de Britney y Christina Aguilera. El disco es una osadía en sí misma al mezclar todas esas cosas para que convivan armónicamente entre sí.
¿Cómo fue el proceso de producción del disco?
Es un disco bastante joven a comparación de otros procesos. Tiene un años y tres meses de preparación, lo compuse en Mendoza durante la pandemia. Pasó tiempo hasta que nos habilitaron hacer nuestro laburo y pudimos ir al estudio con esas canciones tocadas re fogón. Ahí logramos darle una estructura y empezar a grabar capas que iban a quedar en el disco. Lo grabamos casi todo con Leandro Lacerna, excepto las teclas. Lo terminamos de trackear antes de que yo me fuera, y después el proceso de mezcla y máster empezó cuando me mudé a Buenos Aires. Lo hicimos a distancia, hubo un ida y vuelta muy específico. Por el contexto de la pandemia, el proceso ha sido estrambótico, pero estoy muy contenta con el resultado.
Reversionaste “Adrenalina” junto a Mora Navarro y La Valenti. ¿Por qué elegiste esa canción?
Con Leandro nos quedamos con ganas de hacer ese tema en un formato más soulero, entonces lo que hicimos fue al revés, desgrabar lo que habíamos hecho y pasarlo a instrumentos. Las pibas tienen ese flow que buscaba, así que se me ocurrió que sería una buena idea invitarlas a cantar para que aporten su estilo. La letra expresa un sentimiento muy de pandemia: Tengo que bajar las expectativas, tengo que dejar de pensar en lo que va a pasar porque no puedo hacer nada, no me voy a proyectar un futuro, vamos a bajar un poco y tratar de asimilar lo que está pasando. Con el aporte de las chicas me parece que tomó otro significado, siento que es una versión renovada, como si fuera otra canción, pero en sí es la misma.
También invitaste a Clava Cava a participar en “Katana”. ¿Cómo surgió esa colaboración?
Le mandé un par de temas y ella eligió ese. Se mandó una especie de beef que me encanta, bien parada ahí tirando data. Después le mandé a Leandro las voces que grabó Clara en su casa y elegimos las partes haciendo un Frankenstein con lo que más nos gustó. Recortamos un poco la letra ya que su parte había quedado muy larga y le mandamos la versión nueva para que sume unos coros a la estructura armada. Está buenísimo, es uno de los temas que más me gusta, siento que tiene mucho poder.
“Pisteando” fue el primer adelanto del álbum. ¿Qué nos podés contar acerca de esta canción?
Es una canción muy importante porque siento que define un poco lo que es el disco. Yo desde chica soy una gran fanática del reggaetón, pero es la primera vez que me animo a hacer algo parecido. Si bien con “Lento” lo hice, “Pisteando” tiene más mi esencia. Es un reguetón más soft, con una letra reflexiva. Sinceramente de pedo terminó siendo el corte del disco, con Leandro ganamos la convocatoria “Componer con amigues” en el [Centro Cultural] Recoleta y ese era uno de los temas que teníamos más listos. Con el tiempo fue encastrándose todo y adquiriendo un sentido. A veces se quiere tener el control de todas las cosas, pero hay cosas que pasan por “casualidad”.
Mencionaste influencias muy diversas, entre las cuales citás a Tarantino y Almodóvar. ¿En qué sentido inspiraron la estética de Osadía estos cineastas? ¿Y cuáles fueron las musicales?
De Tarantino lo western, el efecto del trémolo que me gusta mucho su color sonoro y lo uso siempre en la guitarra eléctrica. Me parece misterioso y me remite bastante a su cine. En cuanto a Almodóvar, la película Volver fue una gran referencia. Siento que me identifica mucho ese color rojo y este disco tiene mucho de eso en el concepto visual. Quisimos trasladar al disco la intensidad de Almodóvar, tanto en sus papeles principales como en la paleta de colores. También se dio un fenómeno medio raro porque en Mendoza hay un grupo de gente amiga que va y viene de España todo el tiempo, como un fortín mendocino en Barcelona. Eso hizo que haya un ida y vuelta de data sobre todo musical. Estuve escuchando mucho a Sen Senra, me hice fan de su música, de cómo escribe y de cómo la representa en sus videos y en su concepto artístico. Mucho C. Tangana, y creo que todas las pibas tuvimos un flash con Rosalía. También hay mucha data de hip hop más lo-fi, Biig Piig por ejemplo.
Desde el arte de tapa hasta el track apertura “Luna en piscis” hay una alusión a la astrología. ¿Cómo bajaste esas ideas a tus canciones?
Tengo gente alrededor muy capa que me asesora cuando pregunto sobre astrología y tarot. A mí me gusta mucho el misticismo, soy artista y me guío mucho por lo que voy sintiendo y por la intuición. Entonces me parece una herramienta muy copada para tener en cuenta en la creatividad y ponerla sobre la mesa a la hora de componer canciones. Si bien el artista cuenta cosas que le pasan, también mecha eso con fantasías, como hace un guionista cuando escribe una historia. Lo que me pasa con la astrología tiene que ver con todas las cosas que pasaron al venirme de Mendoza para Buenos Aires, y también un poco de eso va el sentido de Osadía.
Pasaron dos años de Vintage futurista, tu primer EP. ¿Qué sentís al escucharlo hoy en día?
Me encanta, le tengo un cariño gigante porque siento que es la primera puesta que hice como artista. También fue el primer disco que empecé produciendo junto con Luca Bocci, me ayudó a entender el Ableton y a cómo plasmar mis ideas en el programa. Si bien no ha pasado tanto tiempo, siento que es una Eve más chica, más naif y con otras experiencias de vida. Además tiene otras datas, es un dejo de lo que era el indie mendocino y esa oleada, sumando mis ganas de hacer algo más urbano, entonces está la mezcla de esas dos cosas. En Osadía siento una maduración tanto a nivel personal como profesional.
Eve Calletti se presenta el sábado 9 de octubre a las 20 h en el Xirgu Espacio Untref (Chacabuco 875, CABA), entradas disponibles a través de Passline. Escuchá Osadía en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).