De un país a otro, de un show a otro, en catorce ciudades, cinco países y veinte días, sin tiempo que perder y todo para ganar. Las Fin del Mundo terminaron su primera gira por Europa en la que presentaron su primer LP, Todo va hacia el mar, que reúne las canciones de su dos EP anteriores –Fin del Mundo de 2020 y La ciudad que dejamos de 2022- con las que se dieron a conocer al mundo y que les permitieron ser parte de las sesiones en vivo de KEXP en su paso por Argentina el año pasado.
A partir de la noticia de haber sido seleccionadas en la convocatoria anual de fomento internacional del INAMU para participar del Alhambra Monkey Week en la ciudad de Sevilla, la guitarrista y cantante Lucía Masnatta, la guitarrista Julieta Heredia, la baterista Julieta Limia y la bajista Yanina Silva pusieron manos a la obra para dar forma a todas las posibilidades del otro lado del Atlántico.
La velocidad que viene adoptando el avance de la banda en el último año podría marear a unos cuantos: de un puñado de canciones grabadas que no podían ser presentadas en vivo debido al aislamiento al que obligó la pandemia hace poco más de tres años, a estar girando por Europa con un disco bajo el brazo. Y, por qué no, también darse el gusto de ver en vivo en Madrid a Explosions in the Sky, banda que las cuatro habían visto en vivo en su paso por Niceto, allá por 2015, aún sin haberse conocido.
Con un peso marcado en las guitarras y la rienda suelta al vicio instrumental, el sonido de Fin del Mundo se abre paso entre un abanico de estilos que ellas mismas consideran amplio y que puede pasar por el shoegaze, el post rock y el math rock, entre otros. Con una mitad de la banda oriunda del lado este de la Patagonia, la referencia a lo inabordable e inenarrable de sus paisajes es ineludible. El viento y el frío se entrometen a cada rato, ese mismo clima que ahora las envuelve en rincones de Suiza, Italia o Francia.
Camino al pueblo francés de Arthez-de-Béarn donde tocarán en el pequeño Le Pingouin Alternatif, Julieta Heredia habló con Indie Hoy sobre lo que dejó el paso por la feria musical del Monkey Week, el lidiar con el trajín de la gira y los planes para el 2024, que comenzará con la certeza de que serán parte del Lollapalooza Argentina, que ingresarán al estudio una vez más para grabar su segundo LP y que las llevará de vuelta a España.
Vienen de Madrid, Gibraltar, Sevilla, pasaron por Oviedo, ahora en Burdeos y después Suiza e Italia y, además, ganaron la Batalla de Bandas organizada por Radio 3 en el Monkey Week. Es su primera gira de esta magnitud. ¿Cómo vienen absorbiendo todo lo que vienen viviendo en estas dos semanas?
Estamos muy felices. Cansadas, pero felices. Es una locura todo. Todo nuevo. Los lugares son nuevos, la gente que vamos conociendo en cada lugar, bandas con las que compartimos cada ciudad. Es hermosa cada parte de la experiencia. Pero también nos pasó que comenzamos el viaje en un momento muy complicado. En el primer día de la gira se conocieron los resultados de las Elecciones, así que se dio una mezcla de emociones. Ese día estábamos muy bajoneadas todas, llorando y dándonos ánimo. Pero bueno, teníamos que arrancar muy temprano el lunes y arrancar con una gira de 16 shows, sesiones en vivo y varias cosas más. Tocar en vivo nos ayuda a pensar en otra cosa y a darnos fuerzas para seguir adelante.
¿Cómo se dio la posibilidad de participar del Monkey Week?
Toda esta gira surgió a partir de que ganamos el fomento internacional de INAMU para viajar al Monkey Week, que es una de las ferias musicales más importantes en la música independiente. Es un lugar al que mucha gente de la industria va a descubrir bandas nuevas específicamente. Y algo que es muy frecuente en el Monkey Week es que arman fiestas por cada sello discográfico en venues que están distribuidos por distintas partes de la ciudad de Sevilla. Pudimos tocar, primero, en un patio hermoso al aire libre y la segunda oportunidad fue en una sala, de noche, más tipo club de música en vivo. Conscientes de que había que aprovechar el viaje y lo que cuesta para una banda independiente, también aprovechamos para buscar muchos otros shows en otras ciudades. Además, nos contactó una agencia de booking y management de Brasil que se llama Brain Productions, y a eso se suma que el sello español Spinda Records, ubicado en Andalucía, este año nos convocó para editar en físico nuestro disco. Ambas partes, en conjunto, lograron un montón.
¿Y encima tuvieron la posibilidad no solo de participar sino de ganar la batalla de bandas dentro de la feria?
¡Sí! Estaba pensada para bandas o artistas emergentes y pudimos participar entre un total de 16 bandas. Al igual que para el resto de las bandas, teníamos siete minutos para conectarnos, armar la batería, pedales, chequear todo y tocar. Es decir, en esos siete minutos había que hacer todo. Fue muy loco participar de algo así, a las corridas. El premio era simbólico ya que, en realidad, es un espacio para que la gente vaya a escuchar una canción de esas bandas nuevas. Y apenas terminó de tocar la última banda, el jurado anunció que habíamos ganado y nosotras subimos como si hubiéramos ganado el Mundial. Los españoles nos decían que no era para tanto, que el premio era simbólico, mientras nosotras estábamos ahí saltando y haciendo el festejo de Messi con la copa. Estuvo buenísimo.
Con un debut en Lollapalooza asegurado y la certeza de que van a volver España, parece que el 2024 no se va a quedar atrás. ¿Qué esperan para el año que viene como banda?
Es hermoso todo lo que está pasando. Ya sabemos que vamos a volver a España en agosto del año que viene para el Canela Party que, según lo que nos repite la gente, es uno de los festivales más lindos. Y lo bueno es que va a ser en verano, en Málaga. Ahora nos está tocando el frío, ja. Y Lollapalooza 2024 fue otra sorpresa, porque contactaron directamente a la banda. Si bien tenemos booking y management para la parte internacional, en Argentina seguimos siendo autogestivas, nos dividimos los roles entre las cuatro, y es un orgullo y un sueño llegar a estos lugares por nuestro trabajo autogestivo. Sentimos que estamos aprovechando mucho las oportunidades que conseguimos. Nunca nos quedamos quietas. Lo más grande que nos pasó hasta ahora, que fue lo de KEXP, amplió nuestro público a un montón de países. Nos empezaron a escuchar y contactar en todas las plataformas, y también gracias a eso llegamos a España, porque a partir de esa participación conseguimos que nos conociera el sello Spinda Records y nos invitara a formar parte de su catálogo. También sirvió para la postulación que hicimos al fomento de INAMU, tener esa participación en el currículum ayuda muchísimo. De hecho, los que eligen a los ganadores de la convocatoria son los mismos organizadores, en este caso el Monkey Week. Y ahora siento que estamos aprovechando muy bien el tiempo en la feria y en las distintas ciudades para generar lazos.
“No quisimos grabar algo extra solo para venderlo como rareza. Ahora existimos”, dijiste tras la salida del primer LP, que recopila lo hecho en los dos EP anteriores. Da la sensación de que, a pesar de que hoy el disco como unidad de distribución puede no tener el peso que tenía antes, para muchas bandas sigue siendo un objetivo o un anhelo. ¿Cómo describirías el proceso de grabación de este primer disco que se terminó dando en distintas etapas?
Sí, de hecho, hubiéramos querido tener antes el LP. El primer EP consistió en las primeras cuatro canciones que compusimos. Entramos rápido al estudio ni bien las teníamos, porque éramos una banda nueva y necesitábamos tener material para presentar, para empezar a tocar. Con el segundo, la idea era que fuera un LP, pero pasó que en el momento en que salió el primer EP no pudimos tocar en vivo por el aislamiento de la pandemia, por lo que no teníamos ninguna forma de financiar un disco. Decidimos no demorarlo más y grabar con el presupuesto justo que teníamos, que fueron dos jornadas de estudio y cuatro canciones, mezclar y masterizar. No era lo pensado en un principio, pero por suerte los dos EP estaban conectados, por lo que no quedó mal llevarlo a un vinilo con dos lados, y siguen un hilo conductor que se cerró con un nuevo arte de tapa. Y, obvio, para nosotras es muy importante tener un disco de larga duración, no sólo por cuestiones vinculadas a algoritmos y demás cosas que pasan en las plataformas, como por ejemplo que los EP no cuentan para algunas cuestiones como que cuando subimos nuestras fechas a la plataforma Songkick para que aparezcan en Spotify y los usuarios puedan ver dónde vamos a tocar, no se linkeaba ningún EP o single. Pero, más allá de eso, en lo simbólico, es muy lindo tener algo materializado, editado en físico. No empezamos a grabar el próximo, pero ya estamos terminando de componerlo, así que debería salir el año que viene.
¿Se hacen una idea de cuándo entrarían a grabarlo?
Nos pasa que dos de la banda somos de Chubut y vamos a ir a ver nuestras familias, por lo que en enero no vamos a estar. En febrero tendríamos que terminar de producir las canciones que ya tenemos y el objetivo sería entrar a grabar en abril y pensar un lanzamiento antes de fin del año que viene.
¿Cómo piensan que se va a articular Todo va a hacia el mar con el segundo disco?
Hay varias canciones que van a estar en el próximo disco que ya las tocamos en sesiones. Una que incluimos en la de KEXP y otra en la que grabamos en Chile. Y ahora, en vivo, estamos estrenando otras. Las sentimos con más energía sobre el escenario. Nos pasa que se termina de definir el concepto cuando le ponemos nombre a la canción y hay varias que tienen letra pero no tienen nombre, y quizás cuando definamos los nombres y el orden que van a tener en el disco se termine más la idea, así que eso todavía está en proceso.
Frente a tanto hito que está atravesando la banda, ¿se plantean el frenar un poco la rueda de vez en cuando para intentar procesar mejor todo o al momento es ir para delante y luego se preguntarán cómo están?
Creo que eso va a ser la vuelta. Ahora nos despertamos y ya salimos de nuevo a la ruta. El ritmo es así, disfrutando las horas que podemos. Algunas nos levantamos una hora antes para poder pasear un poco por cada ciudad, ya que estamos menos de 24 horas en cada punto de la gira. La estamos pasando muy bien. Cuando termine la gira, seguramente vamos a poder evaluar y procesar todo, porque también aprendimos muchas cosas, como que las pruebas de sonido son muy complicadas estando en otro país. Igual, casi siempre es tocar con distinto sonido en cada lugar. Los equipos son similares, pero con las fuentes y los adaptadores hay problemas. Hay que comprarse una buena fuente, ese es mi primer aprendizaje, y un buen adaptador universal, porque los primeros que compramos eran muy baratos y se quemaron todos. Estamos aprendiendo un montón de cosas sobre la gira. Nunca habíamos tocado más de tres días seguidos y ahora ya van nueve y tenemos 16 shows en total.
A propósito de la campaña electoral, se puso sobre la mesa un tema que ya tiene mucho recorrido como debate, pero no por eso no deja de renovarse, como es la expresión pública de una toma de posición política por parte de artistas. Por las razones que fueren, hay quienes deciden hacerlo y quienes no. ¿Cómo se llevan ustedes con esta discusión y qué papel consideran que tienen los y las artistas en este tipo de instancias?
Para nosotras siempre es muy importante expresarnos. Creemos que toda actividad artística o cultural no está desconectada de la política. Si bien las cuatro integrantes de la banda no coincidimos en un cien por ciento, obviamente coincidíamos en contra de la extrema derecha y retroceder en lo que hace a nuestros derechos adquiridos, y sí o sí nos íbamos a expresar. Las cuatro estudiamos en escuela y universidad pública. El fomento en la actividad musical y cultural ayuda mucho a las bandas independientes. Estar arriba de un escenario, en un espacio público y tener un micrófono, por más que a algunas personas les moleste, lo vamos a seguir haciendo, siempre nos vamos a seguir expresando. También nos preguntan mucho en cada lugar al que vamos qué pensamos sobre lo que está pasando en nuestro país, y nos dimos cuenta de que siempre se van resignificando nuestras canciones. Varias cosas que escribimos antes de la pandemia después cobraron otro significado al año siguiente. Y ahora nos pasó con la canción “El próximo verano”, que termina diciendo “ya no me da miedo perder” y lo tomamos como un símbolo para darnos ánimo y seguir resistiendo.
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