Productor, músico, cantautor y, sobre todo, inquieto. Todo eso define a Guillermo Beresñak, que en su búsqueda cancionera sumó un nuevo capítulo en marzo: Morón, su nuevo álbum. Ese intento por encontrar sus diferentes versiones, este disco lo reconectó con el rock pop en formato eléctrico con el que comenzó, luego de dos más guitarreros.
Desde su estudio, Beresñal habló con Indie Hoy acerca de sus sensaciones tras tocar en el festival Lollapalooza Argentina, sus nuevas canciones y su futura gira.
En el disco se siente nostalgia. ¿Buscabas eso al ponerle ese título? ¿De dónde viene esa emotividad? ¿Se coló esa sensación con la cuarentena?
Ahora vivo en Ituzaingó, que es el partido de al lado del de Morón, hace ya casi cuatro años. Después de haber vivido toda la vida en diferentes casas en Morón, es la primera vez que voy y lo vivo con melancolía: las calles, los rincones donde aprendí a andar en bici, el club que iba cuando era pibe, mis escuelas, mi estudio de grabación… Ahora vivo en un lugar con muchos árboles, con pajaritos, más boscoso, e ir a Morón que es todo cemento tiene una cosa chocante y al mismo tiempo que me hace sentir en casa también. Tomando esos recuerdos e imágenes construí esta canción, y me dio la fuerza para sentir que es una palabra muy fuerte y que me representaba para también darle ese nombre al disco. Los músicos que grabaron además son todos del oeste y hay una sola persona, el que masterizó, que es de otro barrio, pero después todas las personas que participaron son de acá de Morón. Lo de la cuarentena que lo nombrabas, yo al tener algunos problemas del corazón -me operaron dos veces- tenía miedo de morirme porque decían que la gente con problemas de corazón tenían más chance de sufrirlo y que también el 70% de la población se lo iba a contagiar, yo estaba re cagado. Entonces me agarró esta cuestión de escribir canciones como si fuese un modo de despedida o de dejar algo luminoso, quería que se recuerde con un lindo mensaje y me parecía que el paisaje sonoro del folklore o de lo acústico, de los sonidos de raíz de mi propia tierra también, del piano, del bandoneón, el violín de la guitarra criolla y esa cuestión de sensación de fogata me ayudaban acompañar ese tipo de sentimientos. Por eso los dos discos más folklóricos, pero una vez pasado ese miedo volví a la cuestión más rockera.
Al respecto de esa melancolía, este disco tiene dos reversiones de canciones. ¿Pasa por ese lado la nostalgia también? ¿Volvés a músicos que te influenciaban desde un principio?
Es un poco contradictorio lo que voy a decir, pero antes a través del miedo buscaba la luminosidad a la fuerza, como para dejar algo lindo, y ahora que estoy más luminoso naturalmente fui a atravesar la oscuridad. En este disco siento que voy a habitar la oscuridad para sanarla, a enfrentarme conmigo mismo, con mis espejos, con cosas profundas, con heridas que traigo desde la niñez y atravesarlas a través de la poesía, de la música, de esta cosa que tenés en las venas cuando cantás, como si fuese lavar las broncas de alguna manera y limpiarme. Estas versiones vinieron por ese lado. La de New Order [“Bizarre Love Triangle”] sonó un día que estaba en el auto con Vivi, con mi esposa. Se hizo en el 86 en un momento bastante particular del rock de allá, muy efervescente y falopero, entonces después de toda una vida de rock mía, que ya tengo 42 años, sentí que muchas de las cosas que se decían en esa canción me representaban y nunca le había prestado atención. Esa vez le dije a Vivi, “¿vos alguna vez te pusiste a prestarle atención a lo que dice esto?”, y me dijo que no, entonces llegamos a casa, agarré la guitarra, puse la letra ahí en el teléfono y una carpeta y empecé como a traducirla al lado y la canté toda de una, una cierta apropiación también de la manera de cantarla, quería que desde mi punto sea medio literal aunque no rimase. Nos gustó tanto que la empecé a tocar en vivo y después la terminé grabando y quedó. Después, “Agujeros negros” de Juana La Loca es una de las canciones preferidas de Vivi y en un cumpleaños nuestro, porque los dos cumplimos el 23 de septiembre. Se la canté en un show de regalo sorpresa con el piano y le re gustó. Cuando estábamos haciendo el disco pensé en grabar esa versión con el piano y cuando Vivi la escuchó me dijo “¿por qué no la hacés un poco más parecida a la original, más en la versión Guille rock pop?”. Me gustó la idea, despertaba de nuevo esas cosas que también estaba empezando hacer para el disco nuevo. Leo Ghernetti, compañero mío que toca en Defórmica, agarró el bajo, yo la guitarra y armamos una versión. Después la invité a Vivi a que cante una partecita, fue la primera vez que grabó, así que me pareció también como un momento romántico de pareja cantar su canción preferida juntos de una manera punk y con un resultado súper indie.
¿De dónde es la foto de la tapa del disco? ¿Representa algún colectivo de gira?
No, estábamos de vacaciones en la Costa y empezamos a tirar fotos porque justo ya estaba masterizando el disco y me llevé el máster para escucharlo frente al mar. Sacamos fotos en la playa, en el bosque y en un momento íbamos por Ostende y vimos ese micro, que era como una casa rodante. Robamos un par de fotos porque no sabíamos si había gente adentro, me sacó dos y nos fuimos. Así que fue algo súper espontáneo y de casualidad, y me gustó mucho porque siempre mi sueño fue tener un motorhome, sigue siendo de hecho en algún momento poder tener una casa rodante e irme por el país a tocar de esa manera. Así que el micro tiene un poco esa representación del sueño rockero, del sueño adolescente, del sueño hippie y ese color me daba algo re copado. Después, medio de casualidad, hubo gente que me comentó que se parecía al de Into the Wild, una peli que está buenísima, y cuando lo googleo veo que el micro es igual, el color por lo menos, y está el chabón ahí como yo en la foto. Parece como que fuese un homenaje pero la verdad que fue de casualidad. Justo además hace mucho vi la peli, capaz que le pifio en alguna palabra, pero tengo un recuerdo que siempre me acompañó, que hacia el final el chabón escribe en un cuaderno algo así como que “la felicidad solo se concreta cuando es compartida”. Siempre recordé eso porque al ser solista muchas veces tuve esa sensación, toqué en el Luna Park y terminaba y me sentía solo, a diferencia de otros momentos que tuve banda, que terminás y vamos a festejar juntos. Acá, si bien a veces tengo compañeros, la sensación es diferente, te vienen a hacer el aguante pero no tenés esa sensación de “logramos esto juntos”. Y bueno, Vivi siempre participa de alguna u otra manera en mi vida: hizo la tapa del disco, tiró muchas ideas, de hecho el estribillo de “Morón” yo lo hice para una cosa de reggae que estoy haciendo en paralelo, en donde medio rapeaba y en un momento tiraba ese estribillo y Vivi me dice “todo esto es una flasheada, el estribillo está buenísimo, sacalo y hace una canción para el disco”. Ella lo rescató y me sentó a componer “Morón”, así que participa de muchas maneras.
Mencionás el disco de reggae, ¿en qué está trabajando ahora? Acaba de salir Morón y ya te escucho con muchísimos proyectos más.
Sí, tengo varias cosas abiertas a la vez. Tengo un disco de reggae que son 9 o 10 canciones que lo voy construyendo de a poco. Tengo también uno de electropunk y uno que es de orquesta que de ahí me robé “Control“, que está acá en el disco y que lo voy haciendo ya hace unos años con diferentes amigos. Siempre quise poner en una grabación las cosas que fui estudiando. De esos proyectos viene “Lugar“, que estaba en una carpeta que iba a ser un disco de rock y mucho tiempo estuvo sola la rescaté. Ahí empecé a componer “Sombra” y hacer todas las canciones para acompañar a “Lugar”, me robé “Control” de otro, “Morón” vino de ahí también y se logró este color.
En cuanto a producciones para otros artistas, ¿estás trabajando algo?
Muy poco porque decidí enfocarme más a full en esto. Las operaciones que te decía antes me hicieron bajar un cambio porque antes laburaba todo el tiempo y haber crecido tanto como productor hizo que de golpe estuviera haciendo películas, series, discos para discográficas, empecé a tener ayudantes de producción, de golpe tenía empleados, entonces estaba hablando más con el contador que tocando el piano y me quemó un poco la gorra todo eso. Decidí frenar un par de años y empecé hacer algunas cosas un poco más tranqui, eligiéndolas. Ahora estoy con un disco de cumbia santafesina de un artista inclusivo que se llama Agustine porque pegué re buena onda con él y componemos los temas juntos. Y el otro día me habló un rapero que también me entusiasmó que se llama Rayo, que me lo recomendó Tweety González, así que probablemente también agarre eso. Cada tanto hago unas cosas para Naty Oreiro porque tengo bueno tenemos buena onda y cuando necesita alguna cosa la ayudo. Pero como ya te digo, estoy más abocado a aprender mis propias canciones, a tocar mejor la guitarra, a tocar mejor el piano y a presentar mi música en este momento de la vida.
Ahora que Morón ya tiene unos meses y que pasó un tiempo de tu presentación en el Lollapalooza, ¿en qué momento de la ansiedad te agarran estos días?
Estoy muy contento del momento que estoy pasando, habiendo sacado el disco recién veo las repercusiones que voy teniendo, veo que a la gente le está gustando y eso me pone contento. Lo del Lollapalooza fue también una alegría re enorme, sacamos el disco un jueves y al día siguiente estuvimos ahí, entonces fue como una semana de ebullición para mí. Estuvo buenísimo que pude tocar el disco con siete músicos, respetando bastante lo que grabamos: tres guitarristas, dos tecladistas, tres cantamos también así que estaban todos los coros puestos, batería y bajo.
¿La idea a partir de ahora es empezar a tocar con esos músicos con los que estuviste en el Lollapalooza? ¿O empezar buscarle la vuelta también para hacer otro tipo de formatos?
Me encantaría poder tocar con esa banda, sólo que entramos en pocos escenarios, entonces calculo que solo algunas veces más lo vamos a poder hacer. Por ejemplo, sé que hay una en septiembre que va a ser un escenario grande y estoy buscando ahora un lugar en Capital para armar una fecha. En otras fechas que tengo hago un formato reducido, sacamos a dos y vamos a ser cinco para que entremos un poquito más en el escenario. Para los viajes tengo una camioneta que entramos seis, que ya es bastante grande pero también es limitado ahí así que nos vamos adaptando a cada situación. Lo vamos adaptando a las posibilidades también para que el disco se pueda tocar y que me represente. Me apoyo mucho en la emotividad visceral que también le pongo cuando canto, si puedo tener todos los instrumentos con lo que grabamos buenísimo y sino bueno, lo adaptamos a la posibilidad.
¿Qué shows tenés ya programados?
Recién vuelvo a tocar en junio acá. Naty quedó nominada a los Premios Platino y la vamos a acompañar y ya que estamos ahí tocamos en Madrid, en Sevilla y veremos qué más. Después en junio vamos a ver de hacer un show en Capital. Ni bien pase el invierno, en septiembre, estamos viendo de ir a La Pampa, Neuquén, Bariloche, Traful, San Martín de Los Andes, hasta El Bolsón y después en otro viaje vamos para Puerto Madryn, en otro Rosario, Santa Fe, Paraná y también iremos para Córdoba, Tucumán y Salta también. Además, me convocaron para los premios Mercedes Sosa para ser jurado ahora, porque el año pasado gané el premio a “Folklore alternativo” y siento que son premios a los que hay que darle fuerza, sobre todo porque tiene algo súper genuino y sincero.
Escuchá Morón de Guillermo Beresñak en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).