“Correr adentro es el capricho, es el accidente musical, es el encierro, es el deseo, es lo que queremos ser”, aseguran en forma de aforismo las integrantes de Isla Mujeres. Todo lo expuesto pone de manifiesto la urgente necesidad de transformación que moviliza a la banda argentina en el desplazamiento hacia las profundidades de su más reciente trabajo discográfico. Correr adentro despliega un estilo tornasol que combina elementos de distintos géneros musicales para eclipsar cualquier tipo de encasillamiento capaz de desvirtuar el aroma a la más lúdica, preciada e insurrecta libertad.
Conformado por nueve canciones, el tercer disco del trío platense consigue ampliar los horizontes mediante confluencias sonoras y poéticas que mimetizan la diversificación de su propuesta estética. Entre el éxtasis y la placidez, se condensan los claroscuros de una búsqueda colectiva, de un constante trabajo y de aquellas sensaciones inherentes al concepto del álbum. “Creo que habla de nuestra manera de hacer música -explica Elena Radiciotti en conversación con Indie Hoy-. A veces el proceso creativo no es tan direccionado, sino más bien: sale algo, lo tomamos y vemos qué hacer con eso. Si tenemos ganas de hacer un tema con un beat más reggetonero, lo hacemos. Eso demuestra la flexibilidad del grupo”.
Los primeros adelantos del disco, “Asfalto” y “Lento”, generaron la sospecha de que Correr adentro abriría un portal a un universo inédito. Sin embargo, las especulaciones se desvanecieron instantáneamente luego de conocer la totalidad del repertorio creado junto al productor Aziz Asse. Al escucharlo por completo se esclarece una máxima sustancial: ningún disco de Isla Mujeres propone una continuidad, sino una expansión en múltiples sentidos, rumbo a lo desconocido. “Laburar con Aziz me hace sentir que podemos hacer cualquier cosa, porque hubo mucha experimentación en lo que es el diseño sonoro. Igual si me preguntás qué va a pasar en el siguiente disco… no tengo ni idea”, admite la bajista y cantante del proyecto.
A primera vista, el título Correr adentro despierta una sensación ligada al aislamiento social que vivimos durante el período más estricto de la pandemia. ¿Qué las llevó a congeniar ese nombre para su último disco?
Siento que en el momento no fuimos tan conscientes, pero en retrospectiva, y a través de la devolución de la gente, nos dimos cuenta que claramente se terminó plasmando algo de ese periodo de encierro dentro de una misma, de full neurosis. Todo el tiempo chocándote contra la pared y contra tu propia mente. Una sensación de ensimismamiento y alienación. Es loco porque ahora que salió el disco siento que se respira otra energía muy caótica que me encanta y que disfruto. Pura intensidad de vivámoslo todo y de recuperar el tiempo perdido. No sé bien qué es, pero siento que es otro momento.
¿Cuándo empezaron a hacerlo?
Creo que a mitad del 2021. Luego de la salida de Secreto, la banda cambió de formación. Por eso primero pensamos qué hacer y cómo seguir. Fue bastante ágil el proceso. Con Secreto tengo la sensación de que tardamos más, pero no sé bien, porque viste que después de la pandemia la noción que se tiene sobre el tiempo está muy distorsionada.
Este disco reafirma su interés en fusionar diferentes géneros en un mismo lenguaje heterogéneo. ¿Cómo trabajaron esta convivencia estética?
En el proceso creativo hay un montón de momentos de duda. Por momentos pensaba esto de que conviven cosas muy diferentes, pero creo que contiene algo de esa esquizofrenia cultural de la época. Todo el tiempo estamos expuestas a un montón de estímulos distintos, sobredosis de influencias. Cada una escucha cosas muy diversas.
¿Cuáles son las influencias que nutrieron este disco?
Escuchamos mucho pop, música bailable. A mí me gusta salir a bailar. Hay música urbana, pero también Babasónicos, por ejemplo. Hay un poco de todo. A la vez, seguimos siendo una banda de rock, está la superproducción y esa esencia medio garage que siempre tuvimos. Ahora estoy muy obsesionada escuchando El salmón de Calamaro. Cuando fui a mi primer recital vivía en 9 de Julio y le pedí a mis viejos que me lleven a Junín porque iba Calamaro. Recuerdo que fui y me voló la cabeza. Tengo una memoria malísima, pero recuerdo mucho ese recital. Todo ese disco me parece increíble, el nivel de crudeza de las letras, tenía mucha libertad para componer.
Y por fuera de lo musical, ¿qué las inspira?
Hay bastante literatura dando vueltas. Ampi [Torres] curte Rosario Bléfari, Fernanda Laguna y escritoras under. Faus [Sagasti] es fanática de [Mariana] Enriquez. Yo en un momento estaba muy obsesionada con [Roberto] Bolaño, y también con un escritor francés llamado Michel Houellebecq. Juan Sklar también me gusta mucho. Hay mucha influencia por ese lado en términos de bajada de línea.
Teniendo en cuenta esta pluralidad de matices a lo largo del disco, ¿tuvieron incertidumbre sobre los resultados al momento de liberar “Asfalto” como primer adelanto?
En ese momento recuerdo que pensé que era un tremendo volantazo. Lo sentí así porque veníamos de Secreto, donde hay mayor unidad estética. De repente “Asfalto” es full nada que ver. Se hizo el tema con un beat medio latino, pero sigue siendo un poco canción. Por lo general, cada una cae con una idea para la letra, excepto en algunos casos como “Asfalto” donde hay una parte medio rapeada que la terminamos de armar en la sala de ensayo. Fue totalmente improvisada esa. Inevitablemente hay algo de tu criterio estético que se termina plasmado en eso, es orgánico. En algún punto tenés que confiar en tu propia intuición. Si siento que estoy haciendo algo que no, me voy a dar cuenta.
¿Cómo es su proceso creativo?
Ha ido cambiando. Antes era más composición en el ensayo, componer tocando. Aparecía un tema sin forma, pero con estrofa y estribillo, lo tocábamos todo el ensayo hasta que decidimos la cantidad de vueltas, los arreglos, probamos coros y así lo armamos grupalmente. Ahora sigue pasando y también, laburando con Aziz aparece un tema y se lo pasamos o vamos a la instancia de producción. Nos juntamos con él en la compu y vemos para dónde pueden ir las canciones. Se van combinando esos dos procesos. También sucede que pienso primero la armonía y la melodía con la guitarra. “Asfalto” fue así, tuve primero los acordes en guitarra. De hecho, en una primer versión fueron unos arpegios medio Juana Molina. Un día agarré Ableton, le puse un kick reggetonero y fuimos inclinándonos hacia ese lado. Me divierte eso de pensar en el esqueleto del tema, la letra, la melodía y los acordes. Cuando más o menos sé lo que quiero que pase, de ahí pueden salir muchas cosas, desde ese momento hasta que se termina.
¿Por qué eligieron a Anyi como artista invitada en “Acuario”?
Nos encanta la música que hace y su voz. La conocimos en El Emergente el año pasado compartiendo nuestra primer fecha con la formación nueva. El modo del tema nos hizo acordar a algunas canciones de su disco Crucero cristal. Nos gustó, lo empezamos a imaginar y terminó pasando. Estoy re contenta con esa canción.
También contaron con la participación de AntuAntu y Ruggi…
Con Antu ya hemos laburado juntas. Estábamos armando cosas de la producción del tema, justo lo escuchó y preguntó si podía meter mano, unas cositas medio atmosféricas. Obviamente aceptamos. Con Ruggi nos conocemos desde la facultad. Somos muy panas y vivimos juntos. De hecho, acá está el piano que usamos. Pensamos en microfonearlo y ver qué pasaba. Ru es de las personas más talentosas que conozco, increíble pianista y además escribe muy bien.
Isla Mujeres tiene una impronta visual muy poderosa. Ahora trabajaron junto a Chiara Girimonti para el arte de tapa, ¿cuál fue la premisa de esta colaboración?
Recuerdo que un día le dije que no quería que estemos nosotras en la tapa, y Chiara me dijo “sí, sí, bueno…”, pero no me hizo caso. Por suerte quedó tan piola la sesión. Siento que hay algo re lindo en salir de la propia neurosis o prejuicio y confiar en tus amigas. Eso está bueno y fue lo que terminó pasando. Quedaron muy locas esas fotos con todo ese universo creepy y mágico.
¿Les resulta difícil delegar tareas y confiar en el criterio de otras personas?
Isla Mujeres siempre tuvo algo muy colaborativo. La tapa del disco anterior la hizo Julia Sbriller, fue un flash de ella muy personal. Luego ella siguió con esta estética de cuerpos desnudos sobre colores. Me parece que está bueno entregarse al flash del otro. Siento que a medida que va siendo más grande el proyecto, va madurando y no nos da igual en quién dejamos la estética de algo, por eso se construyen alianzas artísticas.
Se están por cumplir cinco años de Otras. ¿Qué les pasa cuando escuchan en retrospectiva las canciones de su primer álbum?
No se cómo lo vivirán las chicas, yo no suelo escucharlo. Ayer lo hablaba con mi psicóloga, me decía que a ella también le pasaba de escribir un articulo para la academia, terminarlo y pensar que ya no tiene tanto que ver con lo que quiere decir hoy. Incluso cuando salió Correr adentro, hubo una semana que no lo quería ni escuchar. Después tuve unos días que no podía parar de escucharlo, y ahora es un momento de más equilibrio. Me da ternura la música que hacíamos en ese momento. Si lo escuchara lo sentiría lejano, pero parte del recorrido. Siento que a medida que te vas haciendo más grande te vas haciendo más cargo de tu obra. Grabar un disco es para que lo escuche la gente, después uno tiene que dialogar con eso y no te da igual. Soy muy dura conmigo misma en general, entonces no suelo escuchar las cosas que hago. Creo que Ampi sí lo escucha y le encanta, como que le da nostalgia.
Isla Mujeres se presenta el sábado 22 de octubre a las 21 h en Comunidad Ferroviaria (Calles 3 y 526, La Plata) junto a Galanjah y Versátil, entradas disponibles a través de Alpogo. Escuchá Correr adentro en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).