Jonathan Wilson, cantautor, productor y multi-instrumentista estadounidense, visita Argentina para realizar una doble presentación: el jueves 8 de noviembre estará presentando su proyecto solista en Bebop, el club de jazz ubicado en San Telmo. Pero también, al ser el guitarrista de Roger Waters, tocará en el Estadio Único de La Plata acompañando al ex Pink Floyd.
La última vez que hablamos con él, hace un par de meses, acababa de sacar su tercer disco como solista. Rare Birds es un álbum que, en relación a los anteriores más folks, apuesta a otra costado de su intérprete: lo nuevo es un flechazo al pasado, no solo por la estética sino también por cómo se piensa la canción. Las composiciones que lo integran son largas y llevaderas, muchas recuerdan a Pink Floyd pero con una vuelta de tuerca más contemporánea que incluye colaboraciones de Father John Misty y Lana Del Rey.
En esta oportunidad, Jonathan Wilson nos habla en profundidad sobre su nuevo disco, su contexto político y la necesidad de hacer canciones que no hablen de política. Rare Birds es una especie de trance psicodélico que logra trasladar al oyente a otro lugar.
El disco nuevo tiene una atmósfera muy particular, como un escape a otro planeta. ¿Qué te llevó a crear algo así en un mundo tan conflictivo?
Lo que me genera crear mi música es el intento de escapar y alejarme de la mierda negativa, como una especie de fantasía o surrealismo psicodélico, un lugar donde puedo alejarme de todo eso que pasa. Y en realidad, conscientemente, elegí no hablar en mis letras sobre política y cosas negativas, no era el propósito del álbum. Pero sí digo que está bueno poder escaparse de las noticias y de lo que está pasando en una especie de viaje soleado.
¿Cómo es ser un músico hoy en día en Estados Unidos bajo la era Trump?
Como todos los artistas y músicos en este país, el 99,9% de nosotros sabemos que este tipo es un mal chiste. Estamos pacientes y expectantes de que se vaya lo mas rápido posible de la gestión; pero también existe un poder en las canciones de protesta que se pueden componer. Desafortunadamente este país es una complicación gigante y no es sorprendente lo que está pasando, porque nosotros fuimos quienes creamos a este monstruo.
Las canciones de Rare Birds suenan muy complejas. ¿Cuánto tiempo trabajaste en ellas? ¿De dónde vino el nombre del disco?
Rare Birds fue un título que siempre tuve en mente, era una idea que tenía desde hace mucho, como una especie de ringtone en el teléfono, una idea que podía disparar un montón de otras cosas. Todo eso arrancó alrededor del 2013, las canciones fueron compuestas entre 2014 y 2015, y fui al estudio en 2016. Ese fue el comienzo de la grabación, la cual terminó en otoño del 2017. El proceso de estudio duró en total 15 meses. El título de la canción que le da nombre al disco era algo muy significativo, tiene una especie de sensación que solo entienden los “rare birds”, los amigos místicos. Esos son los “rare birds”, la gente que entiende las cosas mágicas que pasan.
¿La canción “Sunset Boulevard” tiene algo que ver con la película o es más bien una historia personal?
Tiene que ver conmigo viviendo en esa ciudad, es una especie de escena en la que estoy manejando por esas calles una y otra vez. El video es un reflejo de eso. Cuando tocamos en vivo suelo decir que es la canción más triste que escribí. Es solo una canción que trata de una relación que fue para mal.
Hace poco tuvimos la visita de Father John Misty en Argentina y es uno de los músicos invitados a colaborar en tu álbum. ¿Cómo se dio esto?
Es uno de mis mejores amigos, fue él quien me escribió y me dijo que su visita a Argentina estuvo fantástica. Trabajo con él desde 2010, produciendo para sus tres primeros discos. Tiene un talento extraordinario, es en mi opinión uno de los cantautores más finos, así que si lo puedo tener haciendo coros en mis canciones es una bendición.
Por un lado vas a estar tocando en un show multitudinario en el Estadio Único de La Plata con Roger Waters, y por otra parte vas a presentar tu disco solista en Bebop, un club de jazz bastante pequeño. ¿Cómo sentís esta combinación de escenarios?
Es muy divertido poder hacer las dos cosas. Poder ir a tocar a un estadio gigante y también poder hacer un show más chiquito, en un lugar más íntimo. Es algo que vengo haciendo desde que arranqué el proyecto con Roger, es fantástico poder ir y venir y experimentar los dos escenarios. Me ha tenido extremadamente ocupado porque hago su tour y a la vez estoy haciendo el mío. Es intenso, pero es extremadamente divertido y excitante.
¿Cómo fue la experiencia de tocar con Roger?
Lo divertido es que él me apoda el hippie de la banda. Trabajar con él es increíble, es brillante, un real visionario. Es una persona comprometida y se toma todo con mucha seriedad, tiene siempre los ojos en el premio y ha estado haciendo eso desde 1955, desde sus comienzos. Ser parte de su gran legado es increíble.
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Jonathan Wilson se presentará en Bebop Club (Moreno 364, CABA) el 8 de noviembre a las 21 h, entradas disponibles. Además, acompañará a Roger Waters el 6 y 10 de noviembre en el Estadio Único de la Plata, entradas disponibles a través de Ticketek. Más información.